El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Nos encontramos en una frontera misionera en la periferia del cristianismo mundial. Esto debe hacer que los cristianos europeos sean humildes, pero también esperanzados.
Si el perdón no es nuestro compañero habitual en la vida, mal andamos.
Las primeras generaciones evangélicas en América Latina desarrollaron principios teológicos con muchos paralelismos a los enarbolados por el anabautismo.
Vivimos en un mundo ficticio en el que el héroe o la heroína son capaces de establecer la justicia por medio de la violencia.
El espacio, que mejora en calidad de imagen con un formato más dinámico, seguirá cubriendo información de relevancia desde una perspectiva cristiana.
La verdad, además, no solo debe gobernar nuestra mente sino también nuestro corazón, porque tiene que ser no sólo conocida, pero también amada.
La misión, para Bartolomé de las Casas, tenía que ceñirse al ejemplo de Cristo. Ante éste no cabía recurrir a las armas para imponer la fe.
A veces esperaba haberme convertido o, al menos, deseaba estar en el buen camino para alcanzar el cielo y la felicidad, sin saber qué era la conversión.
Muchos no quieren creer en Dios y olvidan que, cuando no le amamos, nuestra vida termina desmoronándose porque perdemos nuestra guía.
Tras renunciar a sus propiedades y privilegios como colonizador, Las Casas viaja a España con el fin de informar a la Corona de las atrocidades cometidas contra los indígenas.
Necesitamos recordar ahora que, en todos los procesos en el que una persona ha sido herida, siempre se establece una lucha entre el honor y el odio.
En medio de la empresa colonial española y su evangelización espuria, resonaron las voces y vidas de Antón de Montesinos y Bartolomé de Las Casas.
Aunque pasemos por momentos de dolor sabemos que Dios no sólo está a nuestro lado, sino que nos fortalece siempre.
No es justo responder con fórmulas gastadas a los desafíos que nos propone un Dios creativo.
Ayuda humanitaria en Haití, la situación de La Palma tras la erupción y la música de Kirk Franklin en nuestro espacio informativo semanal.
Hay uno que sí es el Salvador del mundo: cuando le miramos a Él comprendemos cual es nuestro destino.
Arrepentimiento, conversión, discipulado, evangelización y transformación de la sociedad conformaban para Menno un ciclo ineludible para los creyentes.
Si rechazamos a Dios, podemos ser lo que queramos, pero siempre viviremos sabiendo que un día vamos a morir y ahí se acaba todo.
La lectura del Nuevo Testamento le llevó a cuestionar tanto dogmas católicos como los delirios milenaristas de quienes pretendieron erigir el Reino de Dios en la tierra en Münster.
Dios nos enseña que debemos ser agradecidos. Es más, nos dice que nuestra vida debe “rebosar gratitud”.
Simons perteneció en el siglo XVI a la corriente anabautistas pacifista, la que enfatizó fuertemente que los convertidos en discípulos de Cristo deberían conformar comunidades alternativas a los valores éticos y prácticas dominantes en las sociedades de entonces.
No es del todo extraño que muchas personas tomen decisiones en su vida sin demasiado sentido. Lo que jamás haríamos en ninguna situación de la vida lo hacemos en lo más trascendental: la base espiritual de nuestra existencia.
Jesús Medina era discípulo y amigo de Manuel Aguas. Conoció y leyó la carta de Aguas en la que externa a su ex-superior en los dominicos, su renuncia a la fe católica.
Los cristianos evangélicos deben ser los primeros en comprometerse a buscar la verdad, defender la verdad y difundir la verdad.
Delante de Dios, toda nuestra arrogancia se desvanece en décimas de segundo.
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