El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El universo rebosa intención desde la partícula más elemental a la más remota galaxia. Y en las fronteras invisibles de la materia, allí donde se hace borrosa la realidad, se intuyen los caminos del espíritu.
La realidad de la existencia de Dios no puede ser detectada por el método científico habitual porque trasciende dicha materialidad.
Algunos medios de divulgación continúan hablando del “lizard brain” para referirse a esa supuesta parte primitiva cerebral donde residirían los instintos que nos alertan del peligro inminente.
La NASA está alimentando falsas esperanzas en la opinión pública acerca de encontrar vida microscópica en Marte.
La creencia en un Dios que ha diseñado inteligentemente el cosmos y a todos los seres que lo habitan estimula el progreso científico, mientras que el materialismo naturalista lo dificulta.
Creer que la tradición judeocristiana tiene la culpa es fácil para el ser humano de hoy que tiende a alejarse de las cuestiones religiosas. Ahora bien, ¿es acertada semejante acusación?
La moralidad requiere también algún punto de referencia objetivo y estable. Y ese punto de referencia es Dios.
Lo que resulta evidente a través de los escritos de Marx es que nunca se enfrentó seriamente con la concepción bíblica de Dios, de Jesucristo y del propio ser humano.
La religión puede convertirse en una ilusión, en una especie de neurosis o de inmadurez mental, como señaló Freud, pero no tiene que ser necesariamente así.
La grosera cosmovisión politeísta nada tiene que ver con el fino tejido monoteísta, sobrio y elegante, que envuelve toda la Escritura.
Este misterio era realmente un serio inconveniente para su teoría que le quitó el sueño durante los últimos años de su vida. ¿Lo sigue siendo todavía?
La idea de que el creador, después de haber realizado su obra, continúa preservando a sus criaturas y actuando en todo aquello que sucede en el mundo para dirigirlo hacia un determinado fin, está profundamente arraigada en la Biblia.
Esta gran confianza en las posibilidades de la ciencia no es exclusiva de los últimos tiempos sino que nació ya en los siglos XVI y XVII con la Revolución científica.
Dios no quiso crear máquinas parlantes sin sentimientos ni libre albedrío, sino que asumió el riesgo de formar personas libres para amar, odiar o pecar.
Los errores que aparecen en las distintas copias y versiones de la Biblia se deben fundamentalmente a equivocaciones de los copistas.
El ser humano puede, mediante el uso de su razón y por medio de una analogía, llegar al conocimiento y la certeza de la existencia del Dios creador.
La definición bíblica de omnipotencia divina es la de un poder ilimitado e infinito empleado para realizar su eterna voluntad.
Dios no puede cambiar. Lo que ocurre es que sólo se puede comunicar con el hombre hablándonos en términos humanos.
La Biblia relata la destrucción de la cultura cananea como consecuencia del juicio divino a causa de su abominable maldad.
Siempre que la Biblia se refiere a los celos de Dios lo hace en relación a la idolatría en que a veces cayó el pueblo elegido.
Jesús manifestó públicamente que él no necesitaba el testimonio de testigos, como los antiguos profetas de Israel, porque tenía autoridad divina.
El concepto de eternidad es ajeno a nuestra propia naturaleza material finita, de ahí la dificultad de entenderlo completamente.
Hay sobre todo cuatro objetivos o funciones principales que tradicionalmente han sido importantes en apologética.
El apóstol Pedro nos da una serie de pautas a seguir en cuanto a la actitud del apologista en su defensa del Evangelio de Jesucristo.
Jesús es único entre todos los fundadores de religiones. Dijo que el destino eterno de las personas dependía de lo que cada cual hiciera con él.
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