El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El ser humano lleva la imagen de su Creador ya que somos seres no sólo materiales y anímicos sino también espirituales.
Tan misteriosa fue la desaparición de los dinosaurios, que los hombres de la antigüedad no sabían nada de ellos..
Los nietos de quienes habían sobrevivido a los horrores de los campos de concentración nazi, venían al mundo con menor peso que el resto de los bebés, cuyos abuelos no habían sufrido tales crueldades e injusticias.
La contradicción desaparece cuando se realiza una atenta lectura del texto bíblico en el hebreo original.
Desde la perspectiva divina, el ser humano tiene una gran responsabilidad sobre el cuidado y la protección de todos los animales.
La Biblia no es un tratado de zoología y no especifica qué clase de animales eran los seres vivientes, pero permite entender que se trataba de seres de vida avanzada.
Lo que ocurrió el cuarto día o etapa creacional fue que dicha luz llegó por primera vez a la superficie de nuestro planeta y empezó lentamente a transformarlo.
La manía de creer que todo lo que dice el relato de Génesis es mítico o inventado por los humanos no viene refrendada por el análisis meticuloso del texto inspirado.
El texto de Génesis pone de manifiesto que Dios intervino directamente al hacer la expansión y separar las aguas en la segunda etapa creadora.
Aquellos misteriosos personajes orientales, superando todas las diferencias culturales y demás dificultades, se pusieron de acuerdo para localizar a Jesús.
¿Es posible que estas fuerzas ciegas hayan sabido unir determinados átomos, en las proporciones y sucesiones adecuadas, para producir órganos como el cerebro humano?
La Encarnación de Jesús en una mujer hebrea como la virgen María constituye la demostración más misteriosa de que Dios ha tomado la iniciativa y se ha acercado a la Humanidad.
Las Sagradas Escrituras reflejan una sabiduría que supera con creces los conocimientos humanos de la época en que fueron escritas.
¿Qué altura podían alcanzar tales hombres? Según la Escritura, el gigante Goliat que luchó contra David medía seis codos y un palmo, es decir, según la media del codo hebreo, unos tres metros y medio de estatura.
En ocasiones, se ha imaginado el Edén como si tuviera una extensión global, como si hubiera ocupado toda la superficie de la Tierra. Sin embargo, la propia Escritura indica que tenía unas dimensiones limitadas.
Todavía no sabemos cómo hizo Dios las primeras células que aparecieron en el planeta azul, pero estamos seguros de que fue Él quien las diseñó con su infinita sabiduría.
Esa ley moral objetiva que toda criatura humana lleva en el alma implica la existencia de un Legislador original que nos la haya puesto ahí.
La idea es que todo diseño complejo requiere un diseñador y, como en el mundo hay muchas cosas y organismos altamente sofisticados, lo más lógico es que exista también un diseñador del universo.
La opción por Dios o por la nada se toma siempre, en lo más profundo del alma humana, mediante la fe en lo uno o lo otro, no por medio de ninguna demostración racional.
Es evidente que en el cuerpo humano y en el de los animales existen estructuras y órganos que son vestigios de nuestro propio desarrollo embrionario y no de la evolución.
Darwin pensaba que la degeneración que evidenciaban tales órganos apoyaba su teoría evolucionista, mientras que refutaba la creación de las especies por parte de un Dios creador.
Sus pretendidas deficiencias, en realidad no lo son, sino que manifiestan una planificación muy sofisticada y superior a los proyectos realizados por los ingenieros humanos.
Adán no habría podido labrar, ni cuidar el huerto de Edén, si la entropía no hubiera estado ya actuando.
Una de las principales pruebas de que el universo y la Tierra tienen miles de millones de años -y no sólo unos pocos miles- es aquella que proporciona el análisis de la luz estelar procedente del firmamento.
La interpretación de las eras o etapas es la que mejor refleja la realidad ya que armoniza bien con lo que la ciencia ha descubierto hasta el presente y con lo que refleja una exégesis profunda del texto inspirado.
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