El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La teología de la prosperidad se nos revela como una idolatría religiosa que rebaja a Dios y a Jesucristo para ensalzar al hombre y lo diabólico.
La pobreza sigue siendo un mal contra el que hay que enfrentarse y procurar erradicar.
Una persona es pobre en espíritu cuando no se considera autosuficiente sino que sabe reconocer su necesidad de los demás para vivir.
Las bienaventuranzas se oponen a casi todos los valores convencionales del mundo antiguo, tanto del judío como del griego o el romano, pero también de la sociedad occidental contemporánea.
Si, como decimos, bienaventurado equivale a feliz podemos preguntarnos: ¿somos los cristianos conscientes de nuestra felicidad?
No existe otro pasaje de la Escritura que haya sido tan escudriñado como éste y haya marcado tanto las diversas corrientes teológicas dentro del cristianismo a lo largo de la historia.
Los experimentos clásicos, realizados por el médico y naturalista británico, Bernard Kettlewell, en la década de 1950, quedaron en entredicho.
La ‘polilla de Londres’ presenta un panorama mucho más complejo que la simple historia relatada, durante tantos años, en los textos escolares.
Los mecanismos darwinistas son capaces de generar ciertas estructuras orgánicas menores mediante mutaciones fortuita, pero dichos cambios tienen sus límites.
Algunas mutaciones puntuales son capaces de mejorar, en determinadas condiciones, la existencia de quien las padece.
Cualquier especie de pinzón se podría transformar en otra distinta, en unos pocos cientos de años. Esto parecía una demostración de la evolución en acción. Sin embargo, los picos de los pinzones tenían otra sorpresa que ofrecer.
Se afirma en múltiples publicaciones actuales que la observación de numerosas especies de pinzones en las islas Galápagos estimuló el interés de Darwin por cómo se originaron las especies. Esto es inexacto.
Las evidencias en favor del darwinismo no son tan fáciles de encontrar como habitualmente se cree.
Durante demasiado tiempo, el hombre de neandertal ha sido víctima de un torpe racismo paleontológico en nombre de la ciencia.
Hasta ahora Michael Behe ha sabido responder adecuadamente todas las críticas que se le han formulado y sigue manteniendo su postura.
Thaxton empleó por primera vez, en 1988, la expresión “diseño inteligente” para referirse a la idea de que el origen de la vida sólo podía entenderse adecuadamente apelando a una inteligencia previa.
Los cielos de hoy, como los de los días del rey David, continúan hablándonos de la gloria de Dios.
El problema del origen químico de la vida sigue siendo irresoluble. Muchas preguntas y planteamientos hipotéticos, pero ninguna solución plenamente satisfactoria.
Cada vez que se profundiza en el estudio científico de un determinado organismo, fluyen por doquier las evidencias a favor del diseño.
Las fuerzas de la naturaleza no pueden explicar el origen del fototropismo ni de las propias plantas.
El principal desafío para el materialismo científico es explicar cómo pudo surgir la información que presentan todos los seres vivos sin una causa inteligente.
Según algunos escritores bíblicos, la naturaleza muestra evidencias de sabiduría que pueden conducir hacia el conocimiento de su autor.
Los argumentos de antaño contra el diseño de los seres vivos no pueden ser empleados hoy con propiedad contra la teoría científica del diseño inteligente.
Que el universo sea tan antiguo como propone la ciencia contemporánea no tiene por qué ser incompatible con la acción creadora de Dios.
La probabilidad de obtener por casualidad una sencilla proteína de tan sólo cien aminoácidos es exactamente una entre veinte elevado a cien.
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