El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
No deja de ser llamativo que aquellos esclavos utilizaran canciones que hablaban de Jesús y de la esperanza, consuelo y alegría que representaba.
Fue Jesús y nadie más quien vino a buscarme cuando estaba perdido y para salvarme del peligro interpuso su sangre preciosa.
La Biblia es muy clara al señalar que la única roca sobre la que se pueden asentar los creyentes es Dios.
Fijar los ojos en Jesús es una guía de conducta y también un camino a la esperanza porque él es “el Camino, la Verdad y la Vida” (Juan 14: 6)
¿Adónde podría yo acudir sino al Señor?
El panorama puede resultar deprimente. Pero aquel que conoce a Jesús no debe dejarse anegar por esa situación.
El Hombre de pecado se coloca en lugar de Dios y que será la Palabra de Dios la que irá recortando su reino hasta que tenga lugar la segunda venida de Cristo.
Lo que resulta atractivamente hermoso en Jesús es su persona, su conducta y sus enseñanzas.
Esa luz no es mía, sino que sólo refleja pobremente la de Jesús, que es la Luz del mundo.
Los que creen que la salvación deriva de los propios méritos o de las propias obras, no pueden entender el amor de Dios. Ésta es posible sólo por pura gracia.
¿Acaso puede ser? está dedicada al amor que Dios mostró mediante la muerte del mesías Jesús.
La sumisión estuvo en aquellos que comprendieron que el perdón del pecado exigía el sacrificio de aquel que no tenía culpa alguna.
La Reforma, no sólo devolvió la música al pueblo sino que además le dio un impulso extraordinario de belleza, espiritualidad y elevación que perdura hasta el día de hoy.
La Reforma devolvió la Biblia al pueblo al que, de paso, alfabetizó para que pudiera leerla; estableció cultos en lengua vernácula para que se entendiera la predicación del Evangelio y, de manera extraordinariamente importante, depositó en manos de todo el pueblo la música.
Todavía cuando pienso si me encontraré en ese río con alguien deseo de todo corazón que la respuesta sea afirmativa.
Jesús no llamó a la gente a quedarse tranquila donde estaban, sino a seguirlo aunque eso significara dejarlo todo.
Dios es real y no sólo lo es, sino que se puede sentir Su presencia en lo más profundo de nuestra alma.
En medio de un desierto, aparecerá agua; en medio de la lejanía, El aparecerá a nuestro lado; en medio del lugar a ninguna parte, aparecerá un camino hecho por El.
Lo más importante no es la belleza de la composición musical, sino que el mesías ha llegado.
Un himno de humildad, de entrega, de confianza en el que se afirma, como enseñó Jesús, un claro hágase Tu voluntad así en la tierra como en el cielo.
Habla este himno de Geroge Matheson sobre un amor que nunca nos dejará, el amor de Dios.
Nuestra existencia – nos demos o no cuenta de ello – es un terreno seco y árido que necesita del agua de vida que sólo puede dar Dios para sobrevivir.
El mensaje de Jesús insiste en que todos somos pecadores y en que Dios nos llama a ir a Su lado no porque somos buenos sino porque no lo somos.
Es imposible comprender los tiempos en que vivimos sin disponer de una visión que sólo puede dar Dios.
Imagino que entre las personas que leen estas páginas habrá algunos que deseen conocer al Jesús real y encontrarse con Dios como Padre. Incluso es posible que ansíen hacerlo ya. Pues bien, está al alcance de su mano.
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