El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Eso es un crucero: un escaparate con caramelos apetitosos que, cuando se prueban, son empalagosos como los que crujen por el suelo en la noche de Reyes: mucho color, pero casi todo azúcar.
El extraordinario músico irlandés se caracteriza por una exacerbada sed espiritual que ha exteriorizado a lo largo de su vida con versos, oraciones y mantras.
Es evidente que el cristianismo de Van Morrison en esos momentos era algo cuando menos heterodoxo, empapado en tradiciones místicas orientales.
Una profunda sensación de desarraigo atraviesa las canciones de Astral Weeks. La que da título al disco y lo empieza ofrece esta confesión hacia el final del tema: “No soy nada más que un extraño en este mundo”.
Bowie se inclinó hacia un modo muy terrenal y teatral, grotowskiano y despojado del recurso de la máscara, casi diríamos primitivo, de entender y mostrarnos su periplo emocional y metafísico.
Si tuviéramos que quedarnos con una palabra capaz de resumir el genio creativo de Bowie, y su relación con lo eterno, una de las principales sería sin duda “búsqueda”.
De Bowie pocas cosas pueden señalarse como absolutas. El presente artículo consiste en un acercamiento al periplo espiritual del artista, a través de algunas de sus canciones.
Esto es en realidad es una simple reivindicación, y más hoy día, del sentido del humor en la música.
Casi 500 personas se juntaron para oir a un poeta en la calle: parece un sueño. “Si los versos no llegan al gran público, carecen de sentido; tienen que demostrar que hay más que lo real, hay pensamiento y trascendencia”.
Pese a contar con un buen puñado de genios, nos cuesta reivindicar el papel decisivo de la viñeta para entender lo que pasa en el mundo partiendo del humor, algo que de verdad nos une.
Victor Démé, un paso fugaz por el panorama musical, pero una huella indeleble en la cultura de un país que bebe de muchas fuentes.
“Mírense, están tristes...”. Qué cosa más hermosa y beligerante a la vez. Las pintadas ácratas suelen ser incisivas e ingeniosas. Todas tratan del contenido de un corazón.
No hay una justificación mayor para este artículo que compartir unas obras que han sido importantes para mí, que han supuesto descubrimientos genuinos y un placer literario que en ningún caso se nos ha prohibido.
Las redes nos escupen información a velocidad sónica casi sin tiempo para saborearla.
Venía a hablar de la definición, los límites y hasta la etiología del llamado “arte cristiano”. ¿Por qué? bueno, es un asunto que hemos estado discutiendo hasta altas horas de la madrugada los cuatro redactores de la sección.
Otro periodista ilustre, la rana Gustavo, admitió en una ocasión que "es curioso esto de ser verde. Nadie me daba trabajo, ya que me trataban como a un pepino". Eso ha cambiado. Ahora, los medios ya confían hasta en un pepino para hacer parte del trabajo.
“Cuando usas la palabra 'cristiano/a' para describir algo que no sea una persona, se trata solo de un término comercial”, decía Derek Webb.
El acontecimiento es menos friki de lo que parece. El concepto de juego está presente en nuestra cultura desde el inicio de los tiempos, y merece la pena investigar este tipo de anécdotas.
Todos hemos leído, y sufrido, artículos sin forma, con muy buena fe y toda esa mandanga del buenismo mal entendido, pero coincido con Velert: hay demasiados aficionados a escribir y pocos buenos escritores, y aún menos evangélicos dispuestos a pagar el precio de escribir bien, trabajar.
Kim aborda temas como su condición de mujer en un mundo tan machista como el musical, las dificultades de criar a su hija Coco en un entorno tan particular, el mar lleno de sal, burbujas y escualos en el que flotan las celebridades del arte y el rock...
Tallón no discrimina formatos, ni estilos, ni épocas. Desde Parménides hasta Eloy Izón o Belén Gopegui. Tallón convoca a Kant o Wittgenstein, a Gay Talese y a Josep Pla, a Marcel Proust y a Anne Sexton, a Georges Perec y a Fabio Morábito.
“Debemos volver al estilo de comunicación de Jesús: la narrativa a través de historias”. ¿Qué eran, si no, las parábolas? ¿Qué son, si no, los Evangelios? Puro periodismo.
El gran milagro de TWOD es revisitar los ochenta y hacer que suenen pertinentes y sobre todo que la visita no te nuble la vista.
Alguien ha hablado de Nataša Dragnic como una especie de nueva Moccia, este fenómeno (en el sentido popular, no cualitativo) que ha llenado de candados los puentes de media Europa y ha provocado una diabetes colectiva. Sería un error.
Al tiempo que la frivolidad y la superficialidad se adueñan del tiempo libre, se pierde la capacidad de asombro y de deleite con las cosas pequeñas, especialmente en el entorno urbano.
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