El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
No siempre se recuerda a aquellos que, mucho tiempo antes del comienzo de la Reforma, descubrieron el evangelio en medio de las tinieblas.
Llull fue el primer misionero que intentó alcanzar a los musulmanes del que se tiene conocimiento. Pero su “cruzada” no fue con armas y caballos.
Cirilo inventa algo que cambiaría profundamente la vida cultural de los eslavos: desarrolla un alfabeto.
Siendo niño aún, llegaron unos monjes itinerantes a casa de los padres de Bonifacio. Impresionado por sus palabras tomó una decisión: de mayor quería ser como ellos.
La vida y la obra de Columbano son un testimonio del poder de una vida completamente consagrada a Jesús con una clara misión centrada en Cristo.
Lo que convirtió el ministerio de Patricio en algo especial fue su inquebrantable determinación y su valentía de enfrentarse a cualquier peligro.
Mónica solía orar regularmente por su esposo y sus hijos, y tuvo el privilegio de ver que sus oraciones se vieran cumplidas.
Atanasio no fue un personaje de trato fácil. Pero su contribución para establecer doctrinas que hoy nos parecen de las más esenciales es fundamental.
La historia no es solamente lo que ha pasado sino también algo que sigue vivo porque nos afecta hasta el día de hoy.
Este mundo necesita personas motivadas, con una visión y una misión. Gente que no tema a nada ni a nadie y que no esté paralizada por la indiferencia y el cinismo.
La fe cristiana y el mensaje eterno del evangelio tienen relevancia para todos los tiempos y en todos los sitios.
En nuestra sociedad actual, decir la verdad requiere valor y no sale gratis. Pero hay cosas por las cuales vale la pena luchar.
Estamos en la recta final de una Europa que se ha condenado a sí misma a la muerte.
Al inicio del siglo XXI se abre una nueva posibilidad de emigración: las ciudades privadas libres.
Lo que han inventado debería alegrar a cualquiera que cree en la justicia, la honestidad y la igualdad de oportunidades para todo el mundo.
La clave es coger las cosas buenas y no rechazarlas, con el valor, el coraje suficiente y la visión para usarlas para la gloria de Dios.
¿Qué necesitará la gente en una crisis como la que va a venir? Tu respuesta te guiará en el camino que debes emprender.
Nuestra apreciación de lo que viene decide nuestras acciones en el presente.
¿Qué visión tenemos del resto de nuestra vida? Y ¿qué herencia vamos a dejar para nuestros hijos y generaciones futuras?
Los cristianos deberíamos ser los primeros en interesarnos por la investigación científica, por el aprendizaje continuo y por superarnos día a día, para la gloria de Dios y nuestro propio bien.
Estamos ya en medio de uno de estos cambios de época que cambiarán este mundo profundamente. Pero cada crisis es una oportunidad.
Este Reino le pertenece a Él y llegará el momento cuando su construcción habrá terminado.
Detrás de las pruebas y tentaciones hay un propósito pedagógico divino.
El perdón tiene dos aspectos: necesitamos perdón de Dios, y nos hace falta perdonar a los demás.
El auténtico propósito de nuestras vidas y oraciones es la gloria de Dios. Y es igual si oramos por cosas grandes o pequeñas.
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