El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Cuando me convencí de pasar unos días en un monasterio sentí cierto miedo. Nada que ver con ese terror artificial y desmesurado de las películas, ni con la incertidumbre de lo extraño e inexplorado. Más cobardía que miedo.
Hemos convertido en maldición una bendición: la relación hombre-mujer. El hogar, la familia (uno de los grandes regalos que Dios ha diseñado) se puede convertir en un infierno.
En este escrito presento unas breves reflexiones sobre mi experiencia periodística con la investigación de Barcelona World, y además medito en el modelo de (no)futuro que estamos presenciando.
El meollo de la cuestión es político, no económico, y están en juego el modelo de Europa que queremos y sus valores.
La Unidad en la Acción se ha logrado como nunca antes se había logrado y oramos para que sea la antesala de lo que nos espera por ver.
El descontento se ha traducido en el auge de fuerzas políticas alternativas al bipartidismo. Cambia la forma de entender la política y de gobernar, obligando al consenso y la negociación.
El Señor nos llama a participar activamente en la construcción de una sociedad mejor, pero nuestras armas tienen que ser legítimas; hemos de renunciar al mercadeo y a la estrategia del asalto al poder.
Hablar de espiritualidad es hablar de un estilo de vida que se acomoda a las exigencias y enseñanzas del Evangelio de Jesucristo.
La mayoría de inmigrantes que llegan a las costas europeas buscan refugiarse de los terroristas, violencia, guerra y persecución. Ellos son los amenazados.
No se recuerda, en nuestro país, un evento evangelístico tan bien diseñado y tan concurrido como el Festival de la Esperanza de Barcelona, y mucho menos una respuesta tan masiva al llamado.
Puedes hundir los barcos en las costas africanas. ¿Y luego qué? Es necesaria una reflexión seria acerca de la ciudadanía en el mundo global.
En este momento no deseo repartir responsabilidades ni al Gobierno catalán, ni al español, sino a nuestros hermanos protestantes del CEC
El Premio Borrow 2015 de Difusión Bíblica es un maestro que dirige nuestra mirada siempre a la Palabra suficiente.
Lo peor es que aquellos que representan a la espiritualidad católica, su jerarquía, siguen sin abandonar su visión de que el país es suyo.
Compartimos el prólogo al libro La palabra suficiente, de Stuart Park, por el escritor reconocido con el Premio Cervantes 2002.
Michael Gowen viaja a las zonas en Colombia donde muchos cristianos son asesinados cada año sólo por oponerse a la cultura de violencia que propagan los grupos armados.
Verso suelto, disonante, pero inmerso y firme en la defensa de la justicia, la verdad, la libertad de conciencia y la fe evangélica, en el sentido más literal de la palabra.
Muchos evangélicos participaron de forma activa en dicha marcha, desde diferentes plataformas, iglesias y entidades protestantes con gran alegría.
La suya era una vida para celebrar de las de verdad, de las que realmente han vivido mucho y tienen mucho que contar.
Trenchard dejó una profunda huella en la vida de las personas a su alrededor.
Los juegos han encontrado una nueva forma de entrar en nuestra vida a través del móvil o la tablet y hacerse mucho más presentes de lo que podían estarlo antes.
Él no es Stephen Hawking. Ella no se llama Jane Wilde. Y esto no es una película basada en una historia real, es una historia real de película.
14 de febrero, San Valentín, día de los enamorados. Lo celebramos con un poema inédito.
Nuestros políticos poco a poco se dan cuenta de que la cuestión realmente es qué creemos acerca de la diversidad y del papel del Estado en asuntos religiosos.
La artista, que actuará durante el descanso de la Super Bowl, se crió en un hogar evangélico.
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