El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Comenzamos nuevo libro para traer luz al camino de la vida: el evangelio según Lucas, que comienza con una introducción sobre la verdad.
Fue el intento evangélico de apropiarse de este movimiento en un festival que reunió a 85.000 jóvenes en Dallas en junio de 1972. Godstock lo empezaron a llamar en un juego de palabras entre Dios y Woodstock.
La resurrección de Jesús es el anuncio de algo más que la vida después de la muerte: es una vida mejor, sin lágrimas, dolor ni tragedia. Es la buena noticia del cristianismo.
El 17 de abril del 72 llega David Berg con María al aeropuerto de Heathrow, donde se presenta como un hombre de negocios que viene a vivir en Londres con su hija. Había empezado la Batalla de Inglaterra.
Nos preguntamos por el final de la historia de Jesús en este evangelio, meditando también en el final de nuestra historia.
Esta idea de Larry, de la “Iglesia en el corazón”, se convierte en uno de los principales problemas de la Revolución por Jesús.
Retomamos la serie sobre la Revolución por Jesús allá donde la dejamos, a principios de los años 70 en Estados Unidos.
La muerte de Jesús nos presenta un relato singular. En el Getsemaní, el evangelio revela las emociones intensas que pasó Jesús en las horas que quedaban hacia la cruz.
El hombre puede conquistar la luna, pero no su corazón. La más grande aventura de la vida no es viajar al espacio, sino confiar en el Dios vivo, que se revela en unas montañas aún más trascendentes que las de la luna.
Una de las grandes tragedias de la religión a lo largo de la historia es ver que se ha buscado en la fuerza y violencia una solución. Meditaremos sobre lo que significa la espada, en el relato de Marcos cuando Jesús es capturado.
Lo singular de él creo que es la insistencia en mantener “la diferencia entre gracia y religión”, la convicción evangélica de que “sólo la gracia produce una transformación por el Espíritu de Dios”.
En toda celebración hay sentimientos encontrados. Así ocurría en los últimos días de aquella Pascua, a la que Jesús se dirigía con un propósito.
Ha hecho falta que venga alguien como Delibes a recordar a los españoles en estos tiempos, que aquello que llaman ortodoxia no es a veces más que herejía.
Tememos que todo lo que nos rodea pueda desaparecer cualquier día y sucumbir, desintegrándose. Pero Jesús nos dice que no ocurrirá sin que haya unas señales antes.
Una de las paradojas de nuestro tiempo es que huimos de leyes y autoridad, y al mismo tiempo se busca establecer reglas y normas hasta en los aspectos más privados. Hoy consideramos cuál es la importancia de la ley, y la norma que ha de regir nuestra vida.
La compleja figura de este gigante del soul nos sigue dejando perplejos. La religión de Gaye nos llena de preguntas.
Muchos dicen hacer lo que quieren con su vida, pero es una falacia: todos servimos a algo o a alguien, como cantaba Dylan, conectando con la enseñanza de Jesús.
Lo importante de su obra no es además su teología, sino una apologética razonable e imaginativa.
Los antiguos romanos creían que los primeros cristianos eran ateos, porque no tenían templo, ni santuario alguno. Para muchos, el cristianismo sigue sin ser una religión.
Lo que Keller intentó hacer en la iglesia del Redentor de Nueva York es lo que Conn buscaba: una iglesia que predique sistemáticamente el Evangelio en la gran ciudad, por medio de la exposición bíblica y el anuncio de justicia para el pobre, unido a obras de misericordia.
¿Quién no se ha sentido perdido en su vida? Pero hay una perdición mayor, trascendental y profunda. De esa perdición viene a rescatarnos el mismo autor de la vida.
El mundo de Alicia tiene una fuerza hipnotizante, porque acude a resortes secretos del lector, que reconoce inmediatamente una situación, más por su instinto que por su inteligencia.
Presumimos de ser libres y hacer lo que queremos, pero nunca hemos sido tan esclavos como ahora. Jesús señaló los ídolos cuyas promesas nos atan a una realidad que no pueden cumplir.
Cuando Keller es hecho profesor de Westminster en 1984, el seminario acababa de tener otra grande crisis en torno al entendimiento de la justificación.
Nuestro carácter mezquino nos lleva a pensar siempre primero en nosotros mismos. Por eso era díficil para los discípulos entender el propósito de un mesías sufriente y siervo.
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