El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Muchos seguimos creyendo, como él, que “toda vida y realidad está relacionada con Dios, así que todo pensamiento, obra, acción y sentimiento es en un sentido religión”.
La última parte del libro adelanta la buena noticia señalando la esperanza que hallamos al volver a Dios. Vemos de qué forma este concepto ha inspirado a la cultura contemporánea, de ‘Carros de Fuego’ a la música de Bob Marley.
La muerte no solo nos enfrenta a la vanidad de la vida, sino también a su carácter efímero y breve.
Seguimos recorriendo los pasajes de Isaías que han inspirado a artistas contemporáneos, incluidas las referencias del profeta a Lucifer, el diablo, y como estas han impregnado la cultura popular.
Si esta obra es ya un clásico contemporáneo, es porque nos interroga cada vez que nos acercamos a ella.
Si hay algo particularmente cristiano, eso es la Encarnación, una doctrina incomprensible, tanto para el judío, como para el pagano. No está mal pensar en ello, por lo menos una vez al año.
Nos adentramos en este fascinante libro profético y las referencias textuales que ha provisto a la cultura popular.
Su fascinación, sin embargo, por la persona de Jesús nos llena de esperanza. Kafka decía que Jesús es “un abismo de luz, que si no cierras los ojos, te puedes caer dentro”.
Última parada en este canto de amor, donde no hay que buscar simbolismos escondidos, sino entender cómo el libro desgrana el sentimiento humano del deseo.
Al llegar al final de esta serie –la más larga que recuerdo haber hecho nunca–, me doy cuenta de que se ha vuelto algo tan personal, que Stott es parte de mi vida.
Seguimos explorando el cántico sobre el amor en la Biblia, viendo de qué forma también aparecen decepciones y desencuentros.
Al hablar con otras personas, Stott buscaba lo que les unía a ellas, pero también aclarar las diferencias.
El Cantar de los Cantares, libro de amor por excelencia, ha sido la gran inspiración de muchas canciones de la música popular.
Su nombre aparece siempre el primero en los listados de teólogos evangélicos que hubieran cuestionado la doctrina tradicional del infierno. ¿Cómo es esto posible?
La Biblia nos recuerda que no podemos vivir de espaldas a la realidad de nuestra mortalidad. Al buscar el sentido de la vida, hay que considerar la perspectiva que nos da la muerte, como ocurre en el Eclesiastés, donde hacemos una última parada para considerar de qué forma se plasma en la cultura contemporánea.
Hace ya cien años que nació el hijo del escritor A. A. Milne. Su emocionante historia nos habla de la inevitable distancia entre padres e hijos.
Dios, la vida, la muerte y su sentido son aspectos que se presentan en este libro y que se reflejan en la cultura contemporánea.
El hombre desesperado puede encontrar, frente a la muerte, la vida que está en Jesucristo. Esa fue la propia experiencia del escritor ruso, cuando estaba condenado a muerte junto a otros compañeros revolucionarios.
Todo tiene su tiempo. Así se lo dice el Predicador, palabras que han inspirado a artistas de gran calado y que repasamos en esta primera parada en este singular libro.
Como dice Samuel Escobar, Stott nos ha dejado el ejemplo de su vida, pero también el legado de una teología “evangélica”.
La humildad frente al orgullo y la soberbia son el camino señalado en Proverbios para evitar la ruina. Nos acercamos a este y otros temas del libro recorriendo la cultura contemporánea.
Para Stott, “no hay explicaciones alternativas a la Cruz, como si tuviéramos una amplia gama en la que elegir, sino imágenes complementarias, una de la otra”.
Los rasgos principales de la predicación de Stott, decían, son: su base bíblica, el equilibrio con el que trata los temas, la forma intelectual en que lo hace y la manera cómo evita toda teatralidad.
Trabajo y pereza son conceptos que este libro, lleno de sabiduría práctica, aborda de forma clara. Ahondamos en cómo el cine y la música se acercan a estos temas.
Cuando pensamos en el silencio de hombres como Stott o Lloyd-Jones cuando se legalizó el aborto en Gran Bretaña en 1967, al considerarlo un “mal menor”, nos damos cuenta de cómo ha cambiado el movimiento evangélico desde los años 80.
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