El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
No era fácil cambiar el paradigma social y teológico sobre la idea de no castigar a los “herejes” o disidentes, ni siquiera entre los líderes religiosos protestantes.
Servet ha sido el primer intelectual que defendió con argumentos positivos que es totalmente ilícito matar y perseguir por cuestiones de doctrina, herejía o conciencia.
Corro criticaba abiertamente la “arrogancia casi farisaica” de los “nuevos inquisidores de la Iglesia reformada” y de los “censores de la fe de otros”, que llamaba herejes a todos aquellos que no seguían exactamente lo que ellos defendían.
Antonio del Corro refleja el talante de la Reforma española donde la mayoría de sus seguidores defienden hasta con su vida la libertad de pensamiento.
Orellana, el minorita luterano, no fue solo un expositor bíblico, ni un filósofo, ni un novelista, que de todo lo fue con dignidad y ciencia. Sobre todo, fue un gran poeta.
Los revisionistas y restauradores de la historia de la Inquisición no podrán cambiar el color de una institución tan funesta ni dejar de oír las reclamaciones de los mártires.
Mientras la iglesia católica no tradujo hasta 1944 toda la Biblia de los originales, hebreo y griego principalmente, sino de la Vulgata, los protestantes españoles tradujeron varias biblias, 400 años antes.
Los protestantes españoles que tradujeron al castellano las Sagradas Escrituras influyeron poderosamente en la lengua.
Valdés representa en el campo de las letras una de las figuras máximas del siglo XVI.
La renovación de las lenguas, las letras, la teología y la Biblia en Alcalá.
Una de las aportaciones de Enzinas, quien se había implicado en la defensa de la iglesia evangélica, fue la no beligerancia en temas de religión.
La calidad de sus escritos y su saber filológico le hacen merecer un puesto principal entre los sabios del siglo XVI.
Concuerdan la mayoría de los investigadores en describir a Servet como un protestante de la reforma radical con un pensamiento coherente a favor de la restauración del primitivo cristianismo y de la vuelta al Evangelio.
Su dedicación vocacional fue la teología, es decir la reflexión sobre Dios, a la que dedicó, abiertamente primero y en la clandestinidad después, los años de su breve vida.
María de Hungría al lado de Juana de Albret fueron dos reinas que sobresalieron por su inteligencia y han dejado muy alto al protestantismo español.
La importancia de la Reforma española es inversamente proporcional al empeño de sus detractores en minimizarla.
Citaremos algunas congregaciones que fueron dirigidas por protestantes extranjeros, en las cuales también había españoles, durante el siglo de la Reforma.
Los flamencos fueron una minoría, que, junto a franceses, alemanes e ingleses, desempeñaron un importante papel en la introducción y divulgación del protestantismo en España.
La importancia numérica de los conversos, con sus descendientes que se multiplicaban rápidamente y sus vastas relaciones de familia, era muy grande. Algunos autores sostienen que en el sur de España un tercio de la población de las principales ciudades estaba formada por conversos.
El luteranismo pasó de Alemania a Francia, Italia y España traído por los soldados luteranos de Carlos V.
El erasmismo en España (2): Creo que el erasmismo en España fue la puerta por donde pudo entrar la Reforma y un vehículo útil para difundirla en la Universidad, los salones de los nobles y las cocinas de los labriegos.
El descubrimiento de la justificación por la fe es para Lutero algo indiscutible e innegociable, lo que le llevó al alejamiento de Erasmo.
Antonio de Alvarado, Pérez de Pineda, Antonio del Corro o Cipriano de Valera fueron acogidos en una Europa más tolerante que la España impulsora de la Contrarreforma.
Aunque, según Nieto, se pudiese entender la Reforma española en lo formal y confesionalmente no luterana, ciertamente el movimiento religioso del siglo XVI no es católico Romano y si católico evangélico.
Es importante darnos cuenta que nunca la Reforma española ha sido “episodio” ni “salpicadura en la blanca veste de la ortodoxia española” pues duró al menos un siglo.
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