El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Hay que admitir la creación como un principio necesario e irrefutable. Por mucho que esta conclusión pueda desagradar a algunos, lo cierto es que la ciencia actual asume que el universo no ha existido siempre.
Algunas mujeres de la Biblia recibían el nombre de palmera (thamar), que significaba esbeltez, prodigalidad o abundancia de frutos.
La compleja arquitectura de las plumas aviares, así como las alas, pulmones, cerebro o el aparato circulatorio de estos vertebrados voladores evidencian un elevado diseño aerodinámico.
En la Biblia únicamente se clasifica a las aves es dos grandes grupos: puras e impuras.
La validez actual del principio de conservación de la masa-energía no tiene que ver tanto con la eternidad de la energía sino con las transformaciones que ésta experimenta en el mundo.
En la Biblia se menciona la paja como símbolo de la inconsistencia humana, ejemplo de destrucción de los malvados y para condenar los juicios sobre los hermanos.
El universo rebosa intención desde la partícula más elemental a la más remota galaxia. Y en las fronteras invisibles de la materia, allí donde se hace borrosa la realidad, se intuyen los caminos del espíritu.
La oveja aparece en la Biblia con frecuencia, sobre todo en relación al ritual de los sacrificios y a la clasificación entre animales puros e impuros.
La realidad de la existencia de Dios no puede ser detectada por el método científico habitual porque trasciende dicha materialidad.
La Escritura indica que el oso era relativamente frecuente en Israel durante la época del Antiguo Testamento.
Algunos medios de divulgación continúan hablando del “lizard brain” para referirse a esa supuesta parte primitiva cerebral donde residirían los instintos que nos alertan del peligro inminente.
En la Biblia, las orugas de las mariposas son los “gusanos” que atacan a las plantas verdes y destruyen las cosechas.
La NASA está alimentando falsas esperanzas en la opinión pública acerca de encontrar vida microscópica en Marte.
En la Biblia se habla de las ortigas en relación a las haciendas en ruinas y a los campos abandonados.
La creencia en un Dios que ha diseñado inteligentemente el cosmos y a todos los seres que lo habitan estimula el progreso científico, mientras que el materialismo naturalista lo dificulta.
La única vez que aparece la palabra “olmos” en toda la Biblia es en Oseas, ya que, en otras ocasiones el mismo término se tradujo por “encinas”.
Creer que la tradición judeocristiana tiene la culpa es fácil para el ser humano de hoy que tiende a alejarse de las cuestiones religiosas. Ahora bien, ¿es acertada semejante acusación?
La Biblia se refiere al olivo, así como a los productos que de él se obtienen, en numerosas ocasiones ya que no solo se usaba como alimento sino también como medicina.
La moralidad requiere también algún punto de referencia objetivo y estable. Y ese punto de referencia es Dios.
En la Biblia solo se menciona de manera poética en el Cantar de los Cantares (6:11), con el propósito de destacar la hermosura femenina.
Lo que resulta evidente a través de los escritos de Marx es que nunca se enfrentó seriamente con la concepción bíblica de Dios, de Jesucristo y del propio ser humano.
Los evangelios relatan cómo Jesús fue ungido con perfume de nardo puro, estando en Betania, en casa de Simón el leproso (Mc. 14:3; Mt. 26:6-13; Jn. 12:1-8).
La religión puede convertirse en una ilusión, en una especie de neurosis o de inmadurez mental, como señaló Freud, pero no tiene que ser necesariamente así.
Los murciélagos se mencionan en el Antiguo Testamento, en relación con la ley levítica que los declaraba impuros y prohibía taxativamente su consumo.
La grosera cosmovisión politeísta nada tiene que ver con el fino tejido monoteísta, sobrio y elegante, que envuelve toda la Escritura.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.