El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Lo que podemos ver es la luz del gas caliente que gira alrededor del agujero negro, antes de que desaparezca dentro.
Las leyes de la naturaleza que conocemos deben de ser correctas. De lo contrario, no tiene sentido afirmar que nuestro mundo no podría sostener la vida si se cambiaran estas leyes.
Gran parte del debate entre ciencia y fe no tiene razón de ser, aunque no le faltan combatientes.
La teoría de Big Bang está respaldada por muchas observaciones.
Hoy en día, la radiación de fondo de microondas ha sido estudiada con una precisión sin precedentes, confirmando entre otras cosas lo que habíamos aprendido en 1964.
El telediario, la web o la prensa, no consiguen siempre transmitir respuestas a algunas preguntas tan frecuentes como concretas.
La comunidad científica se pregunta muchas cosas, pero no si el universo tiene más de 6.000 años.
Dentro de todos los métodos de datación, uno de los más famosos es quizás la datación por carbono-14.
Tenemos aquí un buen ejemplo de la confusión que puede generarse al mezclar asuntos científicos muy punteros con Dios.
Los que invocan una conspiración para justificar sus opiniones en un asunto, tienden a descartar las conspiraciones que se inventan otros, acerca de distintos asuntos.
En su estado actual, la cosmología no tiene ni idea de si el Big Bang marca el comienzo del universo, o no.
Pronto, detectar ondas G se convertirá en rutina y dejará de salir en portada. Somos, literalmente, comparables a un ciego a quien se acaban de ofrecer ojos.
Me gustaría desacralizar la ciencia, quitarle esta aura artificial y explicar que, en última instancia, sus métodos y sus principios no son nada extraños a cada uno de nosotros.
Dos masas girando, la una alrededor de la otra, hacen vibrar el espacio, y estas vibraciones se propagan a la velocidad de la luz. Esas son las ondas gravitacionales.
En presencia de un debate entre personas que parecen expertos, ¿cómo elegir entonces mi postura? ¿Cómo saber a quién escuchar?
Los cristianos nos deberían padecer por malas razones. La Iglesia no debería sufrir porque algunos de sus miembros exhiben su ignorancia en Internet o en las bibliotecas.
Resulta trágico que muchos pierdan la fe al enfrentarse a los descubrimientos científicos.
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