El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Nota del editor: publicamos nuevamente el último artículo enviado por Jacqueline Alencar a este medio. Jacqueline Alencar falleció este 25 de junio tras luchar contra el cáncer.
¿Cómo no, si como extranjero y como refugiado se encarnó el propio Dios en este mundo en forma de hombre?
Dios lo revoluciona todo. Nos desconcierta a los humanos. Pero al final todo confluye para bien.
Me admira ese convencimiento de que un misionero extranjero, que llegaba con todo un bagaje de raza y cultura, se despojara de todo para encarnarse en esa nueva cultura que le acogía.
Pienso en ese primer abrazo que recibí de Jesús, cuando venía de la nada, cuando estaba herida. Y Él lavó y curó mis heridas.
Constatamos que en el caso de las mujeres se van dando avances, lentos, pero se dan.
Dios es un Dios creador, creativo que ha hecho grandes maravillas, ¿acaso lo hemos olvidado?
Fuerte debe ser la convicción y el compromiso. Los gobernantes y los soldados se burlaban, ése era el ejemplo que daban; y el ejemplo arrasa para bien o para mal.
Debemos preguntarnos si estamos siendo de bien en los lugares donde estamos insertos.
Sólo Dios puede hacernos ver con otros ojos lo que se cuece a nuestro alrededor, sólo Él puede hacernos emitir algo de ese amor que nos lanza a raudales.
Hoy en este siglo XXI, la palabra de Dios no se ha marchitado y sigue firme en aquello de que no volverá vacía, siempre alcanza la diana.
Jesús se dio cuenta de que la gente no quería solo escuchar, sino también ver, algo que corroborara lo que habían escuchado.
Necesitamos reforzarnos de la valentía que nos da tener puesta la mirada en la esperanza que no defrauda, sustentada por la obra de Cristo.
Podemos deducir que, lejos de disminuir, la cifra de cristianos perseguidos en el mundo, más bien, se ha incrementado de forma imparable.
Si por fe soy salvo, por pura gracia, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí, ¿acaso deberían exhalar por los poros de mi piel el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la benignidad, la bondad, la fe, la mansedumbre, la templanza?
Dios es Dios de las oportunidades, no sólo en Navidad, sino cada día de nuestra vida, una vez y para siempre.
Hoy, muchas de las personas que decimos seguir a Cristo todavía no somos verdaderos agentes de transformación en los distintos estamentos donde nos movemos.
No era del mundo, mas se sometió a nuestras vicisitudes menos favorables, como los que hoy tienen que hacer cola para conseguir unos papeles que los saquen de la ilegalidad.
¿Cómo muestro el modelo que digo seguir en todas las instancias donde me muevo, ese al cual quiero llegar a parecerme en toda su plenitud?
Recuerdo de una conversación donde se abordó el tema de los refugiados en aquel año 2015, cuando llegaban los refugiados sirios, libaneses, ucranianos y otros.
Nos preguntamos si los países que han ratificado esta Convención sobre los Derechos del Niño están dispuestos a pagar el coste económico y social que significa seguir las directrices establecidas en la misma.
Los cristianos, arropados por los valores del Reino, deberíamos estar en la vanguardia aproximando el reino de Dios allí donde hay víctimas de los corruptos, de las estructuras económicas y políticas injustas.
Estos males existen desde el principio de los tiempos.
La iglesia es llamada y enviada para cumplir el propósito redentor de Dios; llamada para restaurar.
“La tarea de la teología, más que la de armar un ‘sistema’ teórico de ideas abstractas, es la de aclarar el significado del evangelio para los siempre nuevos contextos de la historia”.
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