El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Existe “otro” movimiento feminista mesurado, reivindicativo de las legítimas aspiraciones en una sociedad democrática. Es el movimiento de Jesús para la mujer emancipada por el manual de vida del Reino de Dios.
El cielo nos ha hablado una y otra vez a lo largo de la historia, pasando por la estrella que guio a los magos hasta Belén y la voz celestial durante el bautismo de Jesús en el Jordán.
En estos días pudimos recorrer las Ramblas de principio a fin, uno de los bulevares más bonitos del mundo, sin duda alguna.
La resurrección de Jesucristo es el hecho más portentoso de toda la historia humana.
Somos muchos los que estamos deseosos de ese “nuevo día” de Dios sobre nuestro país.
En medio de tantas turbulencias humanas como las que ya estamos viviendo, comienza a emerger un creciente clamor mundial por el retorno de Cristo en todos aquellos que amamos su venida.
El cielo nos está enviando mensajes muy potentes y claros de nuestras limitaciones y vulnerabilidades.
Mucho tiempo después, pude descubrir el verdadero significado de la Nochebuena, como fue la bendita llegada de Jesús al mundo.
La irrupción del Mesías ignorado por los suyos en Israel nos demuestra la deliberada aproximación del Dios que se hizo hombre hacia la raza humana caída.
Me parece preocupante la impresionante indiferencia y pasividad del pueblo cristiano evangélico en todo lo que está sucediendo ante nosotros.
La luz brilla en medio de la oscuridad y ejerce una influencia benigna sobre todas las actividades humanas.
Jesús ha dicho y es verdad: "El que en mí cree tiene vida eterna"; y yo creí en Él y tengo vida eterna, y la empecé a disfrutar desde que le conocí.
Es la hora de mirar al cielo y reconocer nuestro orgullo y total impotencia para salir de este atolladero en el que nos encontramos.
Dios tiene la última palabra de la historia y en su perfecta justicia sentenciará a cada ser humano conforme a sus propias decisiones.
El desafío para nosotros hoy es convertirnos en los mensajeros de esperanza para esta generación final.
Es indudable que en pocos años el evangelio del reino será predicado en todo el mundo.
Hemos de estar apercibidos y despiertos porque indefectiblemente el día del Señor se acerca.
No podemos creer a cualquier personaje que nos trae supuestas revelaciones de última hora, porque ya tenemos la Palabra profética más segura.
Los ojos del Señor están rastreando la tierra con el propósito de alistar a corazones valientes para misiones especiales, ¿serás tú uno de ellos?
Necesitamos equilibrar nuestros estados de ánimo y aprender a sobreponernos a los desengaños, contratiempos y fracasos personales.
Hemos convertido ciertas prácticas de la fe en méritos personales para ganarnos el favor de Dios.
No podemos dejar huérfana a la generación del relevo.
Nuestro mensaje universal comisionado por Cristo, es el arrepentimiento y el perdón de los pecados a todas las naciones, pero al estilo de Jesús.
Hemos dilapidado la herencia cristiana, tanto cultural como espiritual, por un humanismo rabiosamente anticristiano.
Historia de un hombre común.
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