El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Nos cuesta pensar en grande y aceptar el desafío de la fe que nos propone la misma Palabra de Dios respecto a todas las cuestiones de nuestra existencia.
Este es el manifiesto de Nazaret proclamado por Jesús en el año 1 de nuestra era.
La vida aquí en la tierra apenas es un simple ensayo general para la gran cita eterna.
La lectura serena y reposada de la Biblia de forma continua nos produce una transformación espiritual e intelectual realmente impresionante.
Las verdaderas amistades son recíprocas y respetuosas, además de leales, estas son las amistades duraderas.
Dios está buscando hombres y mujeres de fe que abracen los sueños del Padre y se pongan manos a la obra en esta dirección.
Diez consejos sencillos, pero prácticos, para entrar en un avivamiento personal:
Creo que el mundo de hoy también necesita ver en acción los verdaderos milagros del Señor y no los mantras de los falsos milagreros.
Vivir un cristianismo de baja intensidad y asumirlo como una moralina religiosa se convierte en una pérdida de tiempo realmente lamentable.
El quid de la cuestión es orar continuamente y aplicarnos en esta santa práctica porque, en definitiva, a orar se aprende orando en todo tiempo
Nos referimos a la creación de Dios, su amor por la humanidad y la gratuidad de la salvación.
Creo en comunidades redentoras, en el sentido más amplio de la palabra.
Más allá de los detalles proféticos, nos interesa recordar que finalmente entraremos en el mundo perfecto y en los propósitos eternos de Dios de esa tan anhelada nueva humanidad.
Los cristianos no debemos recatarnos en proclamar atrevidamente la salvación en Cristo Jesús siempre de manera amable y sencilla, a la vez que clara y persuasiva.
Vivir por fe es una actitud contraria a todo lo que vemos y oímos hoy en día, que nos invita a cuantificarlo todo y a controlar nuestro propio destino.
Entre tanto ruido y tanta incertidumbre en todo el planeta necesitamos un referente creíble que nos imparta seguridad y estabilidad.
El noble deseo de ser felices y la incesante búsqueda de la felicidad está insertada en nuestra alma.
He descubierto, a través de los años, que el sentido del éxito para Dios es muy diferente al nuestro.
La deshumanización a la que estamos asistiendo en el mundo entero, tiene que ver con la falta de compasión y misericordia hacia nuestros semejantes.
Nadie tiene poder para maldecir a la verdadera Iglesia de Jesús porque el Señor la cubre, la exculpa y la vindica como el gran trofeo de su amor.
Siempre me ha dejado un tanto perplejo ver y oír las incertidumbres en algunos sectores respecto a la deseable necesidad de un avivamiento hoy.
Nuestros hijos, nietos y nuevas generaciones se van a encontrar un mundo cada vez más deshumanizado.
La gran paradoja es que Dios nos persigue insistentemente con el incondicional amor de un Padre pródigo que nos espera con los brazos abiertos.
La corrupción y la mentira están íntimamente ligadas a la condición humana en su peor versión.
Hombres y mujeres, llenos del viento del Espíritu, no se dan por vencidos aunque soplen los vientos más huracanados de la adversidad.
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