El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Para conseguir un sueño necesitamos creer en que podemos hacerlo, pero necesitamos también rodearnos de personas que lo crean como nosotros.
Hay una lucha en la vida cristiana entre Cristo y el mal, y en cierta manera, cada uno de nosotros somos el “trofeo”.
La presencia de Dios no es cualquier cosa. Nadie puede controlarla. El extranjero Obed-Edom recibió en casa el arca del Señor, símbolo de su presencia, con todo el cariño y temor.
Hoy se defiende que las pequeñas mentiras no le hacen daño a nadie. Pero eso no es cierto porque al final todos engañan a todos.
Uno de los mayores ejemplos de amistad en el Nuevo Testamento lo encontramos en la relación entre Pablo y Tito. Éste último era un pacificador.
Que nuestra vida sea un baluarte de la verdad para competir de acuerdo a las reglas y el honor, buscando siempre lo mejor para todos.
El nombre de Onesíforo significa "Aquel que trae bendición", y Pablo sabía que éste, uno de los discípulos comprometidos que se mencionan en el Nuevo Testamento, hacía honor a su nombre.
Siempre hay un momento en el que la responsabilidad de la otra persona no puede ser cargada sobre nuestro corazón. Hubo uno que si llevó la carga del mundo sobre sus hombros.
Es uno de los mensajes más repetidos a lo largo de la Biblia: si amamos a Dios, lo demostramos amando a nuestro prójimo.
Lo más importante que podemos tener en la vida es la presencia y la gloria de Dios.
Las redes sociales viven de lo inmediato: Te sientes bien en un momento, pero nada de todo eso permanece.
La historia de Esteban fue clave en la vida de los primeros cristianos y lo es también para nosotros hoy. Casi cada detalle de Hechos 7 nos enseña que era una persona que amaba a Dios de una manera extraordinaria.
Para eso somos jóvenes, para disfrutar de todo lo que Dios nos regala.
Una reflexión sobre el ejemplo de justicia protagonizado por Sifra y Fúa, las parteras que salvaron la vida de Moisés y de otros niños hebreos de la muerte dictada por faraón.
Cuando nuestro corazón se siente amado y comprendido en medio de la rutina de la vida, todo parece ir bien.
Priscila y Aquila comprendieron que extender el evangelio tiene que ver con nuestro trabajo.
Nadie puede hacer nada para ganar su propia vida o la vida de alguien a quien ama.
Nabot defendió lo que era importante a pesar de sufrir una gran injusticia.
Lo primero que hace el Espíritu de Dios al llenar nuestra vida es irradiar amor. Hacia dentro de nosotros y de nosotros a los demás.
Jesús llora al ver la tristeza de sus amigos. Nuestras lágrimas conmueven el corazón de Dios.
Nadie contrata obreros enfermos. A nadie se le ocurre incorporar a su equipo a personas aparentemente inútiles. ¿A nadie?
El poder no tiene ningún sentido cuando estás destruyéndote a ti mismo.
La gracia y el amor trastocaron el mundo de todo un imperio.
En nuestro mundo la razón se establece por el número de personas que se adhieren a una idea, sea justa o no.
El Salvador crucificado parecía representar para muchos la derrota más humillante, pero significó para la humanidad una victoria eterna.
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