Boko Haram secuestra 100 mujeres y niños

Boko Haram sigue sembrando el terror en Nigeria, principalmente en el norte del país donde continúa sus operaciones a pequeñas localidades y aldeas. Este domingo atacó en Gimsuri, una pequeña localidad del noreste del país, donde secuestraron a 100 mujeres y niños y mataron a 35 personas, según informó el gobierno.

Según un testigo del ataque, los milicianos reunieron a la gente, mataron a la mayoría de los hombres y se llevaron a 100 mujeres y niños en camiones. Un modus operandi que recuerda al utilizado en Chibok, donde el pasado mes de abril fueron secuestradas más de 200 niñas y adolescentes en un colegio.

ATENTADOS EN JOS

No ha pasado una semana del último ataque del grupo radical. El pasado 11 de diciembre dos bombas explotaron cerca de la estación de autobuses de Jos, ciudad principal del estado de Plateau, en el centro de Nigeria.

Al menos 40 personas fallecieron a causa de las explosiones.

MIGRACIÓN MASIVA

Los ataques continuos de Boko Haram están provocando el exilio forzado de miles de personas, que huyen de sus tierras ante el peligro de ser el próximo objetivo de los radicales.

Muchos de los que vivían en los estados del Norte de Adamawa y Borno se han desplazado hacia el centro y el sur del país. Otros han huído a países fronterizos, como Camerún o Níger.

En este último, el presidente Brigi Rafini ha informado que los “miles de refugiados” llegados desde Nigeria están dificultando el abastecimiento alimentario del país.

Según las cifras estatales, desde el mes de mayo 87.000 nigerianos han entrado en la región fronteriza de Diffa huyendo de Boko Haram. “La situación es extremadamente vulnerable”, ha dicho el presidente.

BOKO HARAM

Se trata de un grupo fuertemente militarizado y con una ideología islamista radical. Su nombre significa "la educación occidental es pecado". Ha proclamado un "estado islámico" en algunas de las zonas que controla en el norte del país, donde opera con comodidad, sobre todo en la zona fronteriza entre Nigeria y Camerún.

En los últimos cinco años sus víctimas mortales se contabilizan por miles; además ha secuestrado a cientos de mujeres y niños, con los cuales comercian posteriormente a través de redes de esclavitud laboral y prostitución.

Desde la proclamación del segundo mandato del presidente nigeriano Goodluck Jonathan, han mantenido enfrentamientos con el ejército nigeriano, el cual ha sido criticado internamente por su escasa contundencia para derrotar al grupo, que opera en condiciones de superioridad militar en los estados del noreste del país más poblado de África.