El asesinato de un soldado de las Fuerzas Armadas británicas a manos de dos radicales islámicos ha impactado en Gran Bretaña. El suceso en Londres, una ciudad donde conviven decenas de culturas y nacionalidades, alienta hoy el intenso debate político y social acerca de la inmigración y la seguridad.
Sin embargo poco se sabe aún de los dos atacantes, que permanecen en cuidados intensivos tras ser abatidos por la Policía, que llegó al lugar de los hechos cuando los agresores ya habían acabado con la vida del soldado.
Los hombres se abalanzaron sobre un soldado en el barrio de Woolwich, al sureste de Londres, y
lo mataron a machetazos invocando a Alá. Como respuesta, la policía disparó e hirió a los agresores.
Justo después de atacar, uno de los agresores se dirigió hacia un videoaficionado que grababab con su móvil, para gritar
“juramos por el Todopoderoso Alá que nunca dejaremos de combatiros. Las únicas razones por las que hemos hecho esto es porque los musulmanes están muriendo cada día. Este soldado británico no es más que ojo por ojo, diente por diente. Pedimos perdón porque las mujeres hayan tenido que ver esto hoy pero en nuestra tierra nuestras mujeres tienen que ver lo mismo. Vuestra gente nunca estará segura. Echad a vuestro Gobierno. No les preocupamos nada”.
Las autoridades británicas consideraron el ataque como un “golpe terrorista”, según explicó el primer ministro David Cameron, que aseguró que su país “devolverá el golpe” a los agresores. Ahora las autoridades trabajan por aclarar si se trata de un ataque aislado – 'lobo solitario' -, del estilo del sucedido en Boston hace un mes, o si forma parte de un plan de una red con un plan que vaya más allá.
REACCIONES
Un representante del Consejo Musulmán de Gran Bretaña condenó el ataque.
Ibrahim Mogra dijo que la gran mayoría de los musulmanes diría que los ataques no tenían “nada que ver con el Islam” y que fue obra de una minoría.
Intentando evitar una posible implicación religiosa del asunto, el alcalde de la capital inglesa,
Boris Johnson, ha declarado esta mañana a Sky News sobre el atentado que “es un error total culpar a la religión del Islam o a la política exterior británica de este asesinato”.
Entre las múltiples reacciones de condena por el crimen, incluida la de la asociación británica de musulmanes, llegó la de los más radicales. En medio del debate antiinmigración que se ha extendido por Reino Unido en las últimas semanas, alentado por el auge del partido aniteuropeo UKIP,
militantes de extrema derecha se enfrentaron anoche con la policía antidisturbios en Woolwich. Además, dos hombres fueron detenidos en sendos ataques contra mezquitas.
CASOS SIMILARES
No parece muy diferente la
motivación del crimen a la que esgrimieron los hermanos Tsarnaev en Boston. Sin todavía conocer en detalle las circunstancias del ataque en Londres
se pueden ver paralelismos en su discurso, lleno de deseos de venganza “por los crímenes” de las Fuerzas Armadas en países de mayoría islámica.
En el mismo Londres se produjo otro ataque terrorista con coches bomba - que finalmente no estallaron - en junio de 2007.
En Europa no hace falta irse muy lejos para encontrar otros casos. En marzo del año pasado Mohamed Merah asesinó a ocho personas, primero en un colegio judío en Toulouse (Francia) y luego en los enfrentamientos con la policía. Al parecer Merah también actuó solo, sin el apoyo de ninguna red terrorista.
La evidencia de estos casos hace pensar en que
el discurso más radical del islamismo está presente y sigue captando adeptos, tanto en los países de mayoría islámica como en Europa y Estados Unidos, que se cuestiona cómo detectar y neutralizar estos ataques difíciles de prever.
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