Este domingo se celebró el funeral de cuatro cristianos coptos en la Catedral de El Cairo, fallecidos el pasado sábado en un choque violento con los musulmanes en el norte del país. La celebración del funeral degeneró en nuevos enfrentamientos, con un resultado de un muerto y 66 heridos.
Al finalizar el sepelio los coptos, que lanzaban gritos contra el gobierno, fueron atacados con piedras por otra multitud musulmana, produciéndose un nuevo enfrentamiento en la que volvió a intervenir la policía, de la que también se tiene sospechas por su actuación.
En un escueto comunicado, el Ministerio del Interior ha asegurado que a la salida los asistentes al funeral han destrozado algunos vehículos estacionados en el barrio de Abbasiya, donde se ubica la Catedral de San Marcos, lo que ha originado enfrentamientos con los vecinos de la zona y ha obligado a la policía a intervenir
Según la agencia local oficialista Al Ahram, la multitud que salía del templo se ha dirigido hacia el edificio del que procedían los disparos.
MURSI CONDENA EL ATAQUE
El presidente egipcio, el islamista Mohamed Mursi, ha condenado este domingo la violencia contra los coptos y ha ordenado una investigación inmediata. “Considero que cualquier ataque contra la catedral es un ataque contra mi persona”, ha puntualizado en un comunicado publicado por la presidencia.
En los disturbios hay un muerto y al menos 66 personas han resultado heridas, en su mayoría por la asfixia causada por los gases. Miles de personas se habían reunido para el funeral de las cuatro víctimas en los enfrentamientos registrados el sábado en el pueblo de Al Huzuz, en la provincia norteña de Al Qaliubiya. El origen del mortal rifirrafe, que segó también la vida de un musulmán y tuvo lugar en las inmediaciones de la iglesia local de Mar Girgis (San Jorge), es aún confuso.
Para algunos, se trata de una disputa entre dos familias cristiana y musulmana de la localidad pero otros testigos señalan a que las pintadas realizadas por jóvenes cristianos en un instituto propiedad de Al Azhar fueron el detonante de la ira.
Otras ocho personas resultaron heridas aunque algunos sacerdotes insisten en que la cifra definitiva de fallecidos es mayor a la difundida por el ministerio de Sanidad. Hasta 15 personas han sido detenidas por instigar la violencia sectaria y las fuerzas de seguridad se han desplegado por la localidad para tratar de restaurar la paz. Comercios propiedad de musulmanes y cristianos han sido incendiados.
EL TRIUNFO DEL ODIO
“¿Hasta cuándo se derramará la sangre de los egipcios sin razón?”, se ha preguntado monseñor Rafael, secretario general del Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Copta, que ha oficiado una misa marcada por los sollozos de los presentes. Un 10% de los egipcios profesa el credo copto.
Los cánticos políticos -dirigidos al presidente egipcio, el islamista Mohamed Mursi- no han estado ausentes de las exequias. “Vete, vete” o “Abajo el régimen del guía supremo” (en alusión al líder de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Badía) se han escuchado en el interior del templo y han compartido protagonismo con eslóganes como “Egipto es nuestra tierra y no la abandonaremos” y “Haremos valer los derechos de los mártires o moriremos como ellos” o pancartas como “Atribuimos a Mursi la responsabilidad de su muerte” y “No a la discriminación y el asesinato de coptos”.
Las riñas entre vecinos musulmanes y cristianos de áreas rurales o arrabales de las grandes ciudades son a menudo producto de rumores. El escandaloso amor entre un cristiano y una musulmana, la desaparición de una joven o el supuesto cautiverio en una iglesia de una cristiana convertida al islam -sumada a rencillas familiares- incendian la convivencia y animan unos enfrentamientos que arrasan comercios y llegan a segar vidas.
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