La fe cristiana en Malasia está sufriendo amenazas crecientes en los últimos años. El país, que garantiza en su constitución la libertad religiosa,
ocupa sin embargo el lugar 42 en la lista de países que persiguen a los cristianos, según la organización Puertas Abiertas.
Este pasado martes, un sacerdote cristiano de la ciudad de Butterworth recibió la amenaza de que para este fin de semana se realizaría una quema de Biblias pública en el parque de la ciudad.
Quienes amenazan quieren “borrar” todo rastro de la palabra Alá en las Biblias malayas, al considerarlo un término de único uso para los musulmanes.
Sea que la amenaza se materialice o no, ha tenido el efecto deseado de aumentar la desesperación de los cristianos de Malasia.
Hace quince días el sultán del estado de Selangor prohibió a los cristianos usar la palabra 'Alá', práctica que desafía convenciones en el país. El término árabe para Dios, en su uso en contextos religiosos y culturales - aún antes de la llegada del Islam -
ha sido utilizado en las Biblias en lengua malaya desde hace más de 400 años.
La Federación Cristiana de Malasia, un organismo ecuménico que agrupa a los cristianos, denunció en un comunicado de prensa las amenazas de quema de Biblias como “aberrante”. El obispo Ng Moon Hing, presidente de la organización, que forma partr del Consejo de Iglesias de Malasia, la Comunidad Nacional Evangélica Cristiana y la Conferencia de Obispos Católicos de Malasia, dijo: “Hacemos un llamado a aquellos que desean fomentar el odio por motivos políticos a detenerse, y que desistan de realizar un acto tan vil. Espero que el sentido común prevalezca”.
La amenaza de quemar las Biblias se hizo por primera vez la semana pasada por un extremista de un grupo malayo musulmán llamado Perkasa, que tiene vínculos con el gobernante partido Organización Nacional de Malayos Unidos (UMNO).
LA PALABRA PROHIBIDA
En el origen el conflicto está
la opinión desde ciertos grupos extremistas islámicos de que el uso de la palabra 'Alá' debería ser “exclusivo” para los de su fe, porque si los cristianos también lo usan puede provocar confusión. La polémica surgió por primera vez en 2009, cuando el Herald, un periódico católico semanal de Malasia con una tirada de 14.000 ejemplares, puso una demanda legal contra el Gobierno, denunciando que había recibido la orden de dejar de usar la palabra 'Alá' o se arriesgaba a perder su licencia de publicación.
En diciembre de 2009 el Tribunal Supremo dictaminó que el nombre de Dios no se podía limitar en su uso para los musulmanes, y que la iglesia católica tenía el derecho de publicar esta palabra en la sección en malayo de su semanario. El grupo extremista Perkasa se formó a raíz de este dictamen, organizando diversas protestas en todo el país.
El veredicto
provocó un estallido de violencia contra los cristianos, que durante 2010 sufrieron ataques en sus templos y escuelas. El primer ministro Najib Abdul Razak visitó los sitios afectados y ofreció financiamiento del gobierno para reparar los daño. El Gobierno, sin embargo, apeló contra la sentencia del Tribunal Superior de apaciguar a los malayos. El caso está pendiente en la Corte de Apelaciones.
La persecución se ha intensificado en los años siguientes, cuando
el Gobierno confiscó Biblias en el idioma malayo en los Estados del este de Malasia de Sabah y Sarawak. El Gobierno finalmente cedió a la presión y las devolvió en 2011, pero sólo para su uso en esos dos Estados donde la población indígena es mayoritariamente cristiana.
La restricción a la construcción de iglesias, la presión que ejercen los musulmanes para boicotear las festividades religiosas de los cristianos, y los cargos de apostasía dirigidos contra los musulmanes se convierten al cristianismo, son otras formas comunes de intimidación política y religiosa en el país.
EL SULTÁN, CONTRA LA CONSTITUCIÓN
El edicto del sultán fue el primer revés para la comunidad cristiana en 2013. El Dr. K. J. John, Director de un Instituto de Investigación en Kuala Lumpur, un centro cristiano no gubernamental, dijo que el sultán de Selangor, Sharafuddin, no tenía autoridad legal para prohibir a los no musulmanes el uso de palabras o frases. “No es más que la cabeza del Islam en su Estado. Por lo tanto, los derechos de los demás a utilizar Alá permanecen.
Incluso el Ministerio del Interior tiene el poder de controlar la distribución de libros y Biblias, pero no restringir el uso de las palabras”.
Annou Xavier, abogado, ha presentado una demanda contra el edicto en el Tribunal Superior. En ella insta al consejo religioso del estado de Selangor que impugne el decreto del Sultán, recordando que el Primer Ministro había acordado que los no musulmanes pueden importar, comprar, imprimir, publicar, distribuir, leer y usar la Biblia en cualquier idioma, incluyendo el idioma malayo.
Los
observadores políticos creen que este tema se ha vuelto candente de nuevo ante la inminencia de las elecciones generales. El partido gobernante UMNO, que ha estado en el poder desde la independencia en 1957, se encuentra bajo la presión de una coalición política que comprende chinos socialdemócratas, islamistas y también grupos a favor de los derechos de los ciudadanos. Estos están desilusionados con el Gobierno a causa de la corrupción a gran escala y las violaciones flagrantes de la justicia.
Temeroso de perder su dominio sobre el poder en las próximas elecciones generales, algunos agitadores están tomando el tema 'Alá' para ganarse nuevamente a los malayos desencantados con el fallo UMNO.
Los cristianos malayos constituyen el 9,2 por ciento de una población de 28 millones. La amenaza de celebrar una 'quema de Biblias' va en contra del espíritu de un país multirracial y multirreligioso en que la Constitución Federal garantiza la libertad de religión.
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