Los cristianos son una minoría en Alepo, en Siria, pero como los demás están sufriendo las consecuencias de la guerra. Entre ellas,
la falta de abastecimiento que está dificultando la alimentación más básica de muchas familias.
“
El pan no se encuentra desde la semana pasada, no hay trigo en la ciudad y, por supuesto, el combustible no está disponible así que las panaderías no están funcionando”, dijo Majd Ajji, cuyo padre dirige una iglesia bautistaen Alepo, donde los ataques aéreos y tiroteos han convertido decenas de edificios en escombros.
Unos testigos vieron como unos niños se peleaban por comida. La mayor parte de la ciudad, situada 310 kilómetros al noroeste de la capital – Damasco -, ya está supuestamente bajo control de los rebeldes, pero
la situación sigue siendo tensa, según explicó Ajji a través de un correo electrónico del que se ha hecho eco BosNewsLife.
“La lucha no se ha detenido en la ciudad”, escribe Ajji en una carta a la organización misionera Puertas Abiertas. Ajji denuncia que un centenar de rebeldes invadieron una zona de mayoría cristiana, infiltrándose por una calle principal. “El ejército sirio rápidamente retomó la zona y no se perdieron vidas”, cuenta.
EN TENSIÓN
La situación sin embargo sigue siendo dramática.
En Alepo apenas consiguen calentar los hogares ante la falta de energía para calefacción. Este caos energético está dificultando también las comunicaciones con el exterior.
La noticia de que personas están sufriendo hambre y frío se produjo poco después de conocer que decenas de cristianos habian muerto en ataques la pasada semana.
El 28 de noviembre, dos coches bomba explotaron en Jaramana, un suburbio mayoritariamente habitado por cristianos de Damasco, matando al menos a 38 personas e hiriendo a más de 80.
Anteriormente, el 29 de octubre, una bomba acabó con la vida de 11 personas e hirió a otros 69.“A excepción de una de las víctimas, todos pertenecían a la parte cristiana de la población”, explicó un grupo de apoyo de Puertas Abiertas.
ATENTADOS
Los cristianos sirios han expresado su preocupación de que los grupos armados de la oposición, que también incluyen a los militantes islámicos extranjeros y locales, están detrás de los asesinatos, una vez que las dos comunidades religiosas no se han unido a la rebelión contra el gobierno del presidente sirio Bashar al-Assad.
El suburbio de Damasco de Jaramana, donde se llevó a cabo los atentados es conocido por su lealtad al presidente Assad, lo que lo convierte en un blanco potencial para los rebeldes, aunque ningún grupo se atribuyó la responsabilidad de los ataques.
Los obreros cristianos de ayuda también han expresado su preocupación por las denuncias de tortura de los militantes islámicos que se unieron a la oposición.El 25 de octubre un sacerdote ortodoxo griego que trató de negociar la liberación de un médico cristiano en Damasco, pero poco después fue encontrado muerto, según el Observatorio para los Derechos Humanos en Siria.
“El cadáver de Fady Haddad, secuestrado el viernes (19 de octubre) fue encontrado esta mañana en la provincia de Damasco”, dijo el Observatorio Sirio. Su cuerpo había sido mutilado violentamente.“Los extremistas pasaron por las calles gritando consginas contra los cristianos. “Quieren echarnos”, dice la organización católica “Ayuda a la Iglesia Necesitada”. Ante la situación, muchos prefieren huir del país, lo que está provocando una ola de refugiados.
HOMS, CIUDAD FANTASMA
Así es como gran parte de la ciudad de Homs se ha convertido en una ciudad fantasma
. Uno de los que aún quedaban allí era Elias Mansour, cristiano, de 84 años de edad. No quiso irse de su tierra y el 30 de octubre murió en medio de una batalla.
Era el último cristiano en Homs, según informaron los medios locales.
Las iglesias han sido destruidas o profanadas. “En Homs y Alepo, y muchas otras ciudades y pueblos, los edificios históricos de la iglesia han sufrido daños como consecuencia de la guerra”, dijo Puertas Abiertas.
Los
cristianos locales dicen que están en medio del fuego cruzado, con los militantes islámicos que los señala como traidores, mientras el ejército de Siria les insta a tomar una posición clara en el conflicto y no les ofrecen protección.
INDEFENSOS
Ante una mayoría de cristianos que se ha negado a tomar las armas y el relativo abandono de las fuerzas de seguridad en las calles, el peligro para los obreros cristianos es cada vez mayor.
El 19 de julio, Staefo Malke estaba tratando de ganar algo de dinero extra para su familia como taxista cuando varios hombres se metieron en su coche y comenzaron a discutir sobre el acuerdo que querían hacer con él. Sabiendo que él era cristiano y no estaría protegido por la policía ni por un grupo armado, lo mataron en el acto.
“El mismo principio puede haber sido aplicado el 25 de septiembre”, cuando hasta 240 greco-católicos “fueron secuestrados de su pueblo de Rableh, y liberados al día siguiente”, afirmó Puertas Abiertas.
Además muchos cristianos sirios son relativamente prósperos, lo que los convierte en un objetivo atractivo para los secuestros por dinero, según activistas de derechos humanos.
“Es el caso de un cristiano sirio de la zona de Alepo, que fue secuestrado y su familia pagó un montón de dinero antes de que lo dejaran abandonado en una zona desierta, con vida, pero en estado de shock”, recordó Puertas Abiertas.
BUSCANDO REFUGIO
Ya libre, junto a su esposa e hijos, se unieron a los más de 400.000 refugiados de Siria, según las últimas cifras de ACNUR, la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados. Al menos 150.000 están en Turquía.
La Fundación Bernabé, un grupo que trabaja principalmente en las naciones islámicas, dijo que está proporcionando calentadores y mantas para las familias cristianas desplazadas para ayudarles a sobrevivir el duro invierno que se avecina.
El frío “plantea una amenaza adicional para los vulnerables cristianos sirios. En la última semana, hemos enviado fondos para 1.500 calentadores y 3.750 mantas que nuestros socios sobre el terreno distribuyen” tanto en Siria y en los países vecinos, explica la Fundación.
“Muchos cristianos han sido expulsados de sus hogares ante la situación hostil en un país que cada vez tolera menos su presencia”, añaden. Además de mantas, esta Fundación está trabajando para proporcionar alimentos y medicinas.
El conflicto, lejos de rebajar en tensión, ha visto una escalada con las advertencias de Estados Unidos al presidente Assad, al que desde Turquía acusan de querer utilizar armas químicas.
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