Con la Biblia en la mano como motor para superar las adversidades, los menonitas de Paraguay, originarios de Alemania y Rusia, celebraron esta semana con una prosperidad sin precedentes 85 años de su llegada a la inhóspita región del Chaco.
Esta comunidad protestante, establecida en 1927 en medio de la nada en el actual departamento de Boquerón, a 550 km al noroeste de Asunción,
tras escapar de la férrea dictadura de Stalin en la Unión Soviética, evolucionó hasta constituirse en una importante generadora de riqueza para el país, dijo a la AFP Ronaldo Dietze, descendiente de colonos alemanes.
"Con ingresos por la venta de carne, lácteos, cultivos de cereales y la explotación de una diversidad de rubros,
los menonitas contribuyen entre un 6% y un 7% anual al PIB de Paraguay", aseguró Dietze, portavoz de la Federación de Cooperativas de la Producción (Fecoprod), integrada en gran parte por los menonitas de Paraguay.
El 80% de la producción de alimentos de este país sudamericano, uno de los mayores exportadores de cereales y de carne vacuna en el continente, se encuentra en manos de estas cooperativas.
Los menonitas explotan más de 30 rubros, entre los que destacan la producción láctea (255 millones de litros el último año) y la producción de carne bovina (2 millones de cabezas de un total de 10 millones). Participan incluso en el negocio de distribución de combustibles.
DIOS Y LA FE, CLAVES DE SU PROSPERIDAD
"Sin fe en Dios y en Jesucristo esto no hubiera sido posible", dijo Patrick Friesen, dirigente de la cooperativa menonita en Filadelfia, la principal ciudad de la región de Boquerón, conocida en sus inicios como Colonia Menno, el primer asentamiento de menonitas en el Chaco, donde hace 45 grados Celsius en verano y es necesario colectar el agua de lluvia en grandes aljibes.
Los menonitas no sólo contribuyeron al progreso económico del Chaco paraguayo, sino también a su desarrollo social, educativo y cultural.
Este fin de ciclo lectivo 2012, las principales autoridades educativas del país asistieron a la colación de los primeros egresados de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional en Loma Plata, una colonia menonita cercana a Filadelfia.
"Estamos orgullosos de nuestros primeros egresados universitarios en esta región donde hace más de 80 años no había nada", dijo
el menonita Walter Stoeckl, gobernador del departamento de Boquerón.
"Misión cumplida", remarcó por su parte
el decano de la Facultad, Lorenzo Meza. La meta ahora es construir una casa de estudios para atender la creciente demanda educativa agropecuaria de unas 50.000 personas, incluidos los descendientes de indios que pululan por las calles de Filadelfia, Loma Plata y Neuland, tres asentamientos menonitas vecinos.
Los menonitas han impulsado también avances tecnológicos. Con cuatro industrias de leche, tres frigoríficos de carne, ocho plantas de alimento para animales, una procesadora de yerba mate, distribuidoras de combustibles por todo el país, camiones fleteros y laboratorios móviles preparados para medir el control de calidad de las fábricas, las cooperativas compiten duro por el mercado.
"El mercado europeo, adonde va la mayoría de los productos, los obliga a ponerse a la vanguardia en tecnología y en capacitación del personal", dijo Dietze.
DE RUSIA A PARAGUAY, UNA AVENTURA
La historia de los menonitas del Chaco, hoy una comunidad de unas 30.000 personas, jalonada de logros económicos, no está exenta de peripecias y persecuciones por creencias religiosas.
"Hasta a mí me impresiona lo que hicieron nuestros antepasados y me encanta relatar a los turistas que vienen aquí", afirma en un rudimentario español Hans Bochmann, encargado del museo menonita Jakob Unger en Filadelfia.
"Mi papá tenía 17 años cuando llegó con mis abuelos. El contaba que casi se congelaron cuando salieron de Rusia en el (19)26. Cruzaron el río Amor hasta llegar a China. De allí fueron en barco hasta la India. De India entraron por el Canal de Suez hasta Marsella (Francia) y de allí a Argentina, para remontar el río Paraguay", relató.
Bochmann contó cómo llegaron sus antepasados al Chaco: "En el puerto Casado (sobre el río Paraguay, 500 km aguas arriba de Asunción) montaron un ferrocarril hasta la última parada a 145 km de la costa, y de allí caminaron, con sus cosas personales en carretas, para alcanzar la Tierra Prometida", dijo, refiriéndose a Loma Plata.
Unos 80 de ellos murieron por una peste, dijo.
En el museo, como preciados trofeos, se exhiben billetes de la Rusia de los zares y de la Alemania pre-hitleriana.
Los primeros colonos sufrieron los efectos de la Guerra del Chaco (1932-35), durante la cual fueron obligados a entregar gran parte de su producción, primero a las tropas bolivianas y después a las tropas del ejército de Paraguay. El hospital de Filadelfia fue centro de atención de los heridos y hasta hay un cementerio de soldados de esa guerra.
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