Un exdirectivo de la industria del petróleo de 56 años se ha convertido este viernes en el nuevo líder de la iglesia anglicana después de haber aceptado convertirse en el 105 Arzobispo de Canterbury. Comenzará a ejercer este nuevo cargo a partir de enero del próximo año 2013.
El primer ministro, David Cameron, anunció su nombramiento este viernes. Durante las últimas semanas, una Comisión de Nombramientos, formada por una veintena de clérigos y de laicos de esta confesión que agrupa a 77 millones de fieles en todo el mundo, se ha reunido varias veces en secreto para intentar encontrar un candidato. Esta comisión envió dos nombres al primer ministro, y la Reina de Inglaterra, en calidad de jefa de la Iglesia de Inglaterra, fue quien realizó el nombramiento formalmente.
Justin Welby lleva sólo un año como obispo de Durham, la cuarta autoridad en la jerarquía anglicana. Ingresó en las filas de la Iglesia de Inglaterra en 1987, dejando detrás una exitosa carrera en la industria petrolera. «Fui incapaz de huir de la sensación de recibir la llamada de Dios», explicó en su día.
Decidió atender la «llamada de Dios» en 1987, después de más de una década trabajando en proyectos energéticos en Nigeria y en el Mar del Norte. Pero el motivo de su abrupto abandono de la vida de ejecutivo de la industria energética se produjo, según «The Times», cuatro años antes, cuando su hija de siete meses, Johanna, murió en un accidente de tráfico en Francia. «Fue un tiempo muy oscuro para mi mujer Caroline y para mi, pero, curiosamente, nos acercó mucho más a Dios», explicó. La pareja tuvo otros cinco hijos.
El todavía obispo de Durham es hijo de una secretaria personal de Winston Churchill. Realizó sus estudios de secundaria en el prestigioso y elitista Eton, y fue lector de Historia y Derecho en el Trinity College, una de las escuelas más sólidas de la universidad de Cambridge.
Con ese bagaje, inició una carrera profesional en la industria del petróleo. Trabajó en la compañía Elf en París, y después en Enterprise Oil, una de las grandes petroleras británicas hasta su adquisición en 2002 por Royal Dutch Shell. Welby era el tesorero del grupo en el momento en que decidió ordenarse sacerdote.
UNA ÉTICA EVANGÉLICA Y SOCIALMENTE COMPROMETIDA
El meteórico ascenso de Welby y su peculiar perfil han abierto unas enormes expectativas entre los anglicanos, que atraviesan una era de fuertes discrepancias en torno a dos cuestiones que el saliente, Rowan Williams no ha logrado pacificar.
En estas dos grandes cuestiones Welby lo tiene claro. Apoya la ordenación de mujeres como obispos, pero es contrario al matrimonio homosexual y la ordenación de obispos abiertamente gays en la iglesia.
Tras atender la «llamada de Dios» para ser obispo anglicano en 1987,
su experiencia empresarial de Welby le llevó a ser elegido antes del verano como miembro de la comisión de investigación en la cámara de los Lores (los 26 obispos anglicanos son miembros de la cámara) del escándalo de la manipulación del índice interbancario Libor. «Antes de 2008, los bancos no eran útiles socialmente», aseguró entonces en una conferencia. «Eran exponentes de la anarquía», aseguró. No en vano, Welby abordó en su tesis doctoral la cuestión financiero-teológica de si las empresas son capaces de cometer pecados. Concluía que sí.
Este fuerte interés por las cuestiones de actualidad y la ética económica ha sido una de las constantes del mandato del actual arzobispo de Canterbury, que anunció en marzo que abandonaría el cargo en el otoño para dedicarse a la enseñanza en Cambridge. Welby comparte también con él una fuerte inclinación social y humanitaria. Su conocimiento de países africanos como Nigeria, gran productor de petróleo, le han llevado a participar en actividades de mediación en casos de secuestros de ciudadanos británicos en la zona.
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