“Cuatro años más”. Con este titular dominando la portada de su página web, Fox News reconocía la victoria de Barack Obama. El canal de noticias 24 horas con más audiencia de EEUU, y el más agresivo con el presidente reelegido, asumía la derrota de Romney cuando en varios estados como Florida el recuento aún no se había cerrado. A Obama le hubiera bastado con ganar tres o cuatro de los llamados “estados indecisos”, pero al final se llevará la victoria en seis de estos siete lugares clave, incluida Florida.
Aunque el recuento seguía en muchas urnas al mediodía (horario en España),
los candidatos ya han hecho sus discursos. En los pabellones habilitados en los que se siguió la noche electoral (Boston para los republicanos, Chicago para los demócratas), ya se está limpiando y desmontando los focos.
Tras una campaña más complicada (y más sucia) de lo esperado, Obama por fin ha podido salir a anunciar lo que, parece, él siempre dio por sentado.
Será presidente del país hasta 2016 y no tendrá que contarse entre los mandatarios estadounidenses que perdieron el despacho oval tras sólo cuatro años.
Menos ilusionante que cuando hizo Historia convirtiéndose en el primer afroamericano que se ponía al frente de EEUU, su primer discurso volvió a apuntar a la esperanza. “Desde el fondo de nuestros corazones, sabemos que lo mejor está aún por llegar”. Durante los últimos meses, el demócrata intentó
convencer a los ciudadanos de que ha sido la crisis lo que ha frenado muchos de los cambios que había prometido; que necesitaría un nuevo mandato para completar los avances sociales que no se han podido palpar en el día a día de la gente.
Obama habría obtenido el 50% de los votos frente al 48% de Romney. Más concretamente, 59.500.000 papeletas frente a 56.900.000, en el momento de escribir este artículo. Traducido en los llamados votos electorales, que son los que calculan el ganador, el demócrata ya obtiene (a falta de asignar algunos estados) más de 300, muy por encima de los 270 estrictamente necesarios para ganar.
Se esperaba una noche de mucha tensión y datos definitivos tardíos. Al final el resultado ha sido más nítid de lo que apuntaban las encuestas pero queda claro que el margen estrecho
“confirma una profunda división ideológica del país”, como concluía la cadena CBS bien entrada la noche.
LA FUERZA EN LA SOMBRA: SENADO Y CONGRESO
Obama volverá gobernar, pero es importante recordar que las acciones de un presidente en EEUU dependen del color de dos edificios clave:
el Senado y el Congreso, que también se escogían ayer. Aunque suelen quedar a la sombra de la batalla por la presidencia, los senadores y los congresistas son los que acabarán por tirar adelante o no las futuras leyes.
La renovación del Senado ha favorecido a Obama: los demócratas amplían su mayoría (54-45). Pero los mismos votantes le complican su legislatura eligiendo un
Congreso dominado claramente por el
color rojo. Los congresistas republicanos ya han superado la mayoría necesaria para dominar (218) cuando aún están pendientes los resultados de muchas circunscripciones.
REFERÉNDUMS: MATRIMONIO HOMOSEXUAL, PENA DE MUERTE…
Junto a las papeletas nacionales, muchos estados aprovecharon la jornada para hacer sus propios
referéndumssobre temas que alimentan el debate en el día a día de los ciudadanos. Un total de 177, entre los que destaca, por ejemplo, el de los estados de Washington y Colorado, donde se ha aprobado el
consumo controlado de marihuana para mayores de 21 años, una medida que también se votaba en Oregón, donde ha sido rechazada.
El
matrimonio homosexual, sobre el que Obama se mostró abiertamente favorable por primera vez antes del verano, se ha aprobado por mayoría en Maine, Maryland y Washington, y ha sido rechazado por los ciudadanos en Minnesota.
California votaba sobre la
eliminación de la pena de muerte en su territorio (que ya han aplicado 17 estados del país), y aunque el recuento aun no estaba finalizado al escribir estas líneas, parece que la medida será rechazada. En cuanto a las
apuestas, en cambio, los ciudadanos de Maryland habrían aprobado que se construyan más casinos y casas de apuestas, medida que defienden como una forma de crear nuevos puestos de trabajo
TRAS UNA LEGISLATURA CON POCO ÉXITO, VOTO DE CONFIANZA
Una de las claves en estas elecciones, una vez más, han sido los
votantes de origen latino. Las primeras cifras de encuestas tras la votación apuntan a que un
70% se han decantando por Obama. Esta minoría, que ya hace un tiempo superó en número a los afroamericanos, ha votado al Partido Demócrata para evitar que Romney cumpliera con sus planes de reducir las ayudas sociales y endurecer las expulsiones de inmigrantes sin papeles. El voto al candidato demócrata, sin embargo, no quita la
decepción generalizada que se palpa entre los hispanohablantes, que han perdido protagonismo en la agenda demócrata y se sienten abandonados por aquellos que les prometían ayuda para cumplir el “sueño americano”.
Los grandes hitos de Obama como presidente se han dado en momentos puntuales. La orden de asesinar a
Bin Laden cuando éste estaba acorralado por las fuerzas especiales dio al presidente la imagen de un líder contundente. El anuncio de la retirada de las tropas en Irak y Afganistán también fue aplaudido por la mayoría, aún cuando EEUU es un país acostumbrado al intervencionismo en el extranjero. También le sumó apoyos el éxito de
reflotar con fondos públicos la industria del automóvil de Detroit (donde Obama ha ganado ahora con el 54% de los votos).
POLÍTICAS MUY CONTESTADAS
Otras decisiones del presidente fueron más difíciles. El principal ejemplo es la
reforma del sistema sanitario, que Obama explicaba como necesaria en un contexto muy diferente al de los países europeos. “Obamacare”, como lo llaman despectivamente los republicanos, ha sido el centro de ataques permanentes de la derecha (especialmente del “Tea Party” y su radios y televisiones), por las nuevas deudas que iba a generar. Obama consiguió que, tras muchas disputas, los cambios empezaran a llegar. Los más pobres podrán acceder con más facilidad a la Sanidad, a cambio de aumentar el déficit de las arcas públicas.
La crisis ha sido otro tema de debate lógico que ha desgastado al presidente de EEUU en los últimos años. Ante un paro que a duras penas empieza recuperarse, el cierre de miles de empresas y la deslocalización de trabajos hacia países como China, Obama ha impusado medidas que no han tenido un impacto visible en la calle. Enfrente, Mitt Romney, un empresario de éxito, preguntaba directamente a los ciudadanos:
“¿Está usted ahora mejor que hace cuatro años?”. El argumento a favor del republicano era convincente pero se ha demostrado que los estadounidenses finalmente no han votado sólo en clave económica.
MÁS REALISMO DE UN PRESIDENTE CURTIDO
“Tanto si he recibido vuestro voto como si no, os he escuchado, y me inspira más nuestro futuro que el trabajo hecho hasta ahora”, decía Obama en su discurso tras la victoria. Y añadía que en EEUU
“no estamos tan divididos como la política nos hace pensar”. El mensaje de fondo es el de un presidente menos ilusionado y más realista que el hombre que llegó a la Casa Blanca con la moral por las nubes.
El presidente reelecto es conciente de que en las zonas no urbanas ha sumado detractores desde el principio de su mandato y que incluso las decenas de miles de
jóvenes voluntarios que le empujaron en 2008 son ahora mucho menos entusiastas. Dejará atrás cuanto antes las expectativas no cumplidas de muchos de los que le escuchaban con ojos llorosos en su discurso en Chicago tras la primera victoria para centrarse en lo que hay por delante: “Este país avanza… Nunca he tenido tanta esperanza por América”, decía. "Todos juntos, con vuestra ayuda y por la gracia de Dios continuaremos nuestro viaje hacia adelante".
ROMNEY: ACABAR CON LAS “PELEAS BIPARTIDISTAS”
Por su parte,
Mitt Romneyaceptó la derrota con un talante que muchos han destacado en las redes sociales. En apenas 6 minutos de discurso, deseó “todo lo mejor al presidente, a la primera dama y a sus hijas”. Y añadía:
“Este es un tiempo de gran reto para EEUU y oraré para que el presidente tenga éxito a la hora de liderar nuestra nación”. Tras agradecer a la gente que le acompañó en la carrera, una de las frases más comentadas y aplaudidas (no tanto en el recinto republicano, pero sí en los medios) fue esta: “Hay que estar a la altura del momento, no podemos caer en peleas entre los dos grandes partidos”. El candidato mormón añadía que la derecha estadounidense seguirá luchando por sus valores pero dio a entender que si de él depende, la voz de los republicanos será más constructiva: “Nuestros líderes deben
cruzar las barreras entre partidos y hacer el trabajo para las personas”.
Las elecciones han pasado. El reto para Obama ahora es dar la talla ante un electorado que ha aceptado sus disculpas y confía en que podrá hacer en su segunda oportunidad las cosas que no ha conseguido en su primer mandato. La primera prioridad será crear puestos de trabajo para aquellos que no tienen ingresos. Pero tal como anuncian los analistas de la CNN: “La luna de miel post-electoral de Obama será corta”.
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