Compra de votos, regalos, manipulación de encuestas, caciquismo, recuentos fraudulentos, ciudadanos que votaron varias veces. Las graves acusaciones contra el PRI y su candidato Enrique Peña Nieto siguen sonando con fuerza en las redes sociales y en las calles mexicanas. Ante todo el ruido informativo, Protestante Digital ha querido calibrar la veracidad de las acusaciones de fraude, pidiendo la opinión a cuatro mexicanos con reconocimiento en el entorno evangélico del país.
Recogemos las opiniones de cuatro intelectuales evangélicos reconocidos, acreditados e independientes, como son
el periodista y sociólogo Carlos Martínez García, el médico, teólogo y escritor Leopoldo Cervantes Ortiz, Javier Ortiz Benítez (líder de un grupo de graduadps universitarios cristianos en México)
y una cuarta persona del mundo de la literatura, que ha pedido mantener el anonimato.
Los cuatro están de acuerdo: las elecciones estuvieron manchadas por todo tipo de acciones ilícitas, en una democracia que no funciona como es debido.
El ambiente postelectoral en México sigue estando muy crispado. Pese a que los observadores internacionales dieron por bueno el resultado de los comicios, las redes sociales y los blogs de muchos ciudadanos han dado a conocer todo tipo de informaciones, incluyendo pruebas directas, sobre prácticas ilícitas que se dieron en distritos electorales, especialmente en los más rurales.
La principal queja, aunque no la más grave, es contra la manipulación mediática de grupos de comunicación cercanos al anciano PRI, un partido liderado ahora por el candidato ganador: Enrique Peña Nieto.
Su principal contrincante,
Andrés Manuel López Obrador (conocido como AMLO), que ha perdido por un margen de un 6%, movilizó al saberse los resultados a su electorado (entre el que se cuentan muchos jóvenes) para pedir un recuento de votos. El pasado viernes, además, presentaba un recurso al poder judicial para que se invalidaran las elecciones.
PEÑA NIETO SE DEFIENDE
En una entrevista aparecida en el diario español 'El País',
Peña Nieto era claro: “Se puede afirmar lo que sea, pero hay que presentar pruebas. Espero por el bien de México y por respeto a los ciudadanos, que [AMLO] reconozca el resultado evidente”.
Ante la dificultad de sacar conclusiones claras desde la distancia, este diario ha consultado a cuatro personas diferentes, para conocer sus impresiones. Les hemos pedido, además, una visión cristiana sobre qué sería necesario para mejorar la democracia mexicana.
ENTRE LO ILÍCITO Y LO ILEGAL
Carlos Martínez García,
sociólogo, investigador del Centro de Estudios del Protestantismo Mexicano y columnista de La Jornada de México y de Protestante Digital, denunció el proceso electoral en el diario mexicano.
En un artículo titulado “Evangélicos indignados y el proceso electoral”, el autor es contundente: “Tal vez la elección de Enrique Peña Nieto sea legal. Pero eso no la convierte en éticamente aceptable, porque fue un
proceso saturado de inmoralidades que aprovechan los huecos que las leyes dejan a los expertos en las viejas políticas corporativistas”.
En su escrito, transcribe íntegro un comunicado de un grupo de evangélicos “pequeño pero muy activo”, según Martínez, que alzan la voz diciendo que “es responsabilidad cristiana y civil tomar una postura en torno a los pasados procesos electorales caracterizados por la corrupción y la mentira”.
El comunicado al completo puede leerse aquí.
“MANIPULACIÓN INFORMATIVA” Y POCA MADUREZ DEMOCRÁTICA
Leopoldo Cervantes Ortiz, escritor y colaborador habitual también de este diario, tampoco tiene dudas. Los resultados de las presidenciales, dice, “reflejan sólo parcialmente la voluntad popular”. Las elecciones no fueron limpias “puesto que se
falsearon datos y se ‘condujo’ a la opinión pública hacia un escenario de triunfo inevitable para el candidato Enrique Peña Nieto”. La diferencia en la votación, “poco más de 3 millones de votos”, es un “margen que refleja el grado de influencia que tuvo toda esa manipulación informativa”.
El candidato ganador, Peña Nieto, ya se anticipó a estas críticas declarando que “suponer algún tipo de imposición es descalificar a millones de mexicanos, es suponer que son manipulables… los mexicanos son más inteligentes de lo que muchos creen”.
Ante este tipo de argumentos, Cervantes reflexiona: “Se ha dicho muchas veces que seguir hablando de una suerte de incapacidad popular para elegir a los ‘gobernantes adecuados’ es faltarle al respeto a la madurez de la sociedad y es muy aceptable ver las cosas así. Pero la democracia en México, lamentablemente, aún no se ha consolidado lo suficiente y el retorno del PRI no es, necesariamente, un buen augurio, dados sus antecedentes y trayectoria”.
EVANGÉLICOS INVOLUCRADOS EN FRAUDES
El autor mexicano, que también es médico y Master en Teología, cree que hay fundamento para hablar de fraude. Aun así, “el manejo inescrupuloso por parte del PRI fue muy bien calibrado para evitar que se demuestren las dimensiones de la compra del voto, sobre todo, en las capas más desfavorecidas económicamente, las cuales no arriesgarán venganzas si deciden denunciar lo sucedido”.
Y añade que de “de fuentes directas” sabe incluso de
“personas afines a iglesias evangélicas que colaboraron en estos procedimientos mediante la entrega de las tarjetas de consumo para una tienda de amplia presencia en todo el país (Soriana), que ha negado su implicación en el caso pero a la que las evidencias señalan de manera bastante objetiva”.
CRISTIANOS DEBEN EMPEZAR A ACTUAR
Los cristianos, sigue Leopoldo Cervantes, deberían “promover y transformar la ‘cultura democrática’, que se ha visto vulnerada y deteriorada por tantos años de simulación electoral y de dominio completo de un solo partido”.
Sin embargo,
la aportación de las iglesias evangélicas en México ha sido “mínima”, opina, a la hora de ayudar a una ciudadanía responsable y crítica. “Sólo así se explica que sigan sucediendo estos vergonzantes hechos”.
¿Hay señales de cambio? Parece que sí.
Refiriéndose al mismo comunicado al que hacía referencia Carlos Martínez, se muestra confiado en que esta “excepción a la ya proverbial indiferencia evangélica ante la política” irá cogiendo fuerza. Eso espera de los “jóvenes que por primera vez se asoman a la arena socio-política y que, con cierta timidez, han decidido participar en la convocatoriapara marchar y agregar sus nombres” a la denuncia.
“UNA VECINA VOTÓ A CAMBIO DE 1000 PESOS”
Las informaciones de a pie de calle han llenado la red. También se pueden oír de primera mano. “No tengo datos oficiales, sólo hablo de experiencia en mi microcosmos, pero me parece que no fue la voluntad del pueblo, sino la necesidad del pueblo, lo que orilló a que votaran por el partido que les ofrecía un regalo, ya fuera dinero o privilegios económicos”. Es la postura de una tercera persona entrevistada,
autor literario de bastante repercusión en México. Prefiere que no se cite su nombre, aludiendo al temor de secuestros y represalias violentas que se han dado en el país.
Explica que ha “atestiguado prácticas ilegales” de primera mano.
“Una vecina votó por el partido ganador pues se le ofreció un regalo de 1000 pesos. Cuando fue a recoger su regalo, no le dieron nada”.
Otro caso: “Una compañera fue funcionario de casilla, hizo el conteo y el partido opositor ganaba por un pequeño margen. Por la noche, cuando pasó por su casilla, la cifra en el cartel decía que el partido ganador había ganado por una diferencia enorme”. Esta persona insiste en que no puede hacer una evaluación general.
“Sólo hablo de lo que sucedió en mi comunidad, pero si esto se repitió en todo el país, podemos hablar de fraude”.
¿La solución ante esta situación dramática?
“Educar al pueblo”, opina. “No puede haber cambio sin convicción. Como cristianos estamos comprometidos a enseñar a la iglesia y a la comunidad sobre la importancia de decidir, actuar y vivir con valores”.
POBREZA Y DESINFORMACIÓN, CLAVES A LA HORA DE VOTAR
La última voz es la de
Javier Ortiz Benítez,
líder del grupo de Graduados del Movimiento estudiantil COMPA (universitarios cristianos en México). Ha vivido el proceso político muy de cerca por que en los últimos meses ha promovido “la conciencia de voto” junto a un grupo de profesionales cristianos con interés político bajo una perspectiva cristiana. Es una de las miles de personas que ha estuvo como representante de casilla en los comicios, “con el objetivo de dar fe de la legalidad del proceso de votación y denunciar cualquier anomalía”. Tras las elecciones, anota, “he permanecido vinculado activamente en las protestas denunciando los sucesos”.
De Peña Nieto, Ortiz reconoce que es
“cierto que tuvo 18 millones de votos, pero persisten acusaciones de compra de votos, documentadas en Youtube pero ignoradas por la autoridad electoral”. Teniendo en cuenta que 44 de los 116 millones de mexicanos sobreviven con menos de 4 Euros al día, se puede entender “por qué una despensa de comida básica, $100 pesos, una gorra, una playera pueden ser razones suficientes para votar por un candidato”.
Para Ortiz, la manipulación del principal grupo mediático del país fue la clave. “El 80% [de la población] se informa a través de la televisora
TELEVISA”, que agrupa canales de televisión, diarios y radios. Esta corporación “apoyó con encuestas disfrazadas de información la campaña de Peña Nieto: hasta 3 días antes de la elección su encuesta decía que Peña Nieto ganaría por 18 puntos de diferencia. o sea 9 millones de votos. La diferencia en el conteo fue de 3 millones de votos, un error estadístico de 6 millones de votos”. La sensación de victoria irremediable podría haber cambiado muchos votos: “En el canal más visto de México se anunciaba como el puntero inalcanzable y hasta invulnerable a Enrique Peña Nieto”.
TARJETAS DE DÉBITO, CARRUSELES Y CASILLAS ESPECIALES
Los regalos a posibles votantes fueron una práctica general en algunos estados, cree Ortiz. “Para pagar el dinero prometido a quienes aceptaron vender su voto,
el PRI contrató sólo con la empresa MONEX tarjetas de débito por un valor de 240 millones de pesos (además está en investigación la compra de tarjetas del supermercado SORIANA que podrían sumar otros 5.000 millones de pesos). El PRI ha negado haber hecho tal contratación pero MONEX ha informado los nombres de las empresas por medio de las cuales el PRI hizo la transacción, ambas empresas no existen. El PRI podría ser acusado de lavado de dinero”.
También hubo mexicanos que votaron varias veces, en diferentes mesas electorales. El llamado
método del “carrusel”. “Un votante entra recibe su boleta para votar, entra a los cubículos cerrados, allí guarda la boleta en su bolso, deposita una boleta falsificada en la urna, va a una casa, entrega la boleta sustraída, un miembro del partido la marca y se la entrega a otro persona y así sucesivamente”.
Así mismo las casillas especiales, donde las personas que están de viaje en otros estados pueden votar, habrían sido un lugar de fraude. “Muy temprano
el partido lleva en camiones a votantes de otros estados, votan y aunque al hacerlo marcan su dedo y su credencial no hay problema pues el PRI pedía a quienes recibían una despensa o cualquier otra ayuda que le entregaran copia de su credencial de elector. Con esa copia pueden obtener credenciales falsas, con esas credenciales falsas, regresan a su localidad y pueden votar nuevamente”.
¿No hay medidas para prevenir este tipo de acciones? “Aunque la tinta es indeleble yo hice la prueba con mi dedo y si lo mojabas inmediatamente en cloro la tinta casi se borraba por completo hasta parecer incluso mugre”. Todo esto, cree Ortiz, “no es fácil de detectar para un representante de partido, mucho menos para un extranjero [observadores internacionales] que no comparte la misma idiosincrasia”.
ACUSACIONES DE FINANCIACIÓN ILEGAL DEL PRI
“Es legal regalar cosas durante las campañas pero ilegal coaccionar el voto”, sigue el entrevistado. “Es difícil de probar que hubo coacción pero lo que sí es un delito es el uso de recursos públicos para campañas electorales. El PRI gobierna 20 estados del país y en 16 de esos estados se hicieron compras de despensas durante la campaña supuestamente para sus programas de ayuda social pero lo que ahora mismo está siendo investigado por una parte muy pequeña de la prensa es su posible uso para la campaña de Peña”.
Según cálculos de algunos medios de comunicación minoritarios, el
PRI gastó mucho más en la campaña de lo que la ley permite. Más de 1.000 millones de pesos frente a los 338 permitidos.
CRISTIANOS DEBEN “CREAR UNA CULTURA DE LA DENUNCIA”
¿Ante esta evidente falta de madurez democrática, qué podrían hacer los cristianos? Ortiz es cotundente: “Denunciar, crear una cultura de la denuncia”. ¿Y qué principios bíblicos se puedan aplicar? “Los profetas denunciaban, creo que se debe priorizar ese principio”. Alogo que no ve a menudo.
“En varios encuentros con pastores me di cuenta que su mayor interés en esta elección era que el candidato que no representara un peligro para la iglesia fuera el ganador, sin considerar que la iglesia debería ser el peligro para cualquier candidato corrupto por su espíritu de denuncia y de ser la voz por los que no pueden hablar”.
ESTUDIANTES COMO FRENTE DE LA PROTESTA
¿No recibió entonces Peña Nieto el apoyo del pueblo? “Es la población desinformada (en su mayoría) quien votó por el PRI”, dice Ortiz. Además, los jóvenes fueron los que menos le votaron porque “son quienes están más familiarizados con el uso del internet y se informan en medios distintos a los que utilizan sus padres y abuelos”, que es la televisión, principalmente.
Propone que “se invierta en más computadoras, más internet y mayor capacitación en su utilización. En México sólo 8,4 millones de los 28 millones de hogares tienen computadora y no todas tienen internet)”.
Los estudiantes cristianos, cree Ortiz, tienen un papel fundamental, por estar conectados a las redes sociales y a internet. “Podrían redimir en mucho la tecnología usándola como herramienta para la justicia, la denuncia y la propuesta bajo una perspectiva de esperanza y del reino de Dios. Usar los medios como un medio para informar a la sociedad”.
Hay quienes participan activamente en lo social político, pero reconoce que otros creyentes “están invitando a no participar” de las protestas.
Ortiz llama a alzar la voz ante el atropello de las libertades y recomienda que la información fluya más allá del contexto habitual. “Hay organizaciones cristianas con excelentes pensadores cristianos, pero ¿quiénes leen sus artículos? La misma iglesia y otros pensadores”. El desafío es que “se difunda la sal, se ponga la luz en alto y en este caso los estudiantes pueden hacer mucho presentando como dije propuestas relevantes para nuestro país adolorido por la corrupción y la manipulación”.
“Sin duda este país necesita de los Hijos de Dios, necesita que sean luz en sus escuelas, en sus trabajos en la vida pública, que sean un
palo en la rueda de la corrupción y que se acerquen a las personas que luchan y ofrezcan esa agua espiritual, pero no tratando de hacer menguar sus deseos de transformación, sino saciando su hambre y sed de Justicia”, concluye.
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