El 18 de abril de 2007 se produjo el brutal asesinato de tres cristianos evangélicos en Malatya: Tilmann Geske, Ayden Necati y Ugur Yüksel trabajaban en la misión en una editorial cristiana.
Fueron torturados y finalmente degollados, supuestamente por cinco por fundamentalistas islámicos que siguen en proceso y sin una sentencia firme.
Desde entonces, la situación de los cristianos no ha cambiado en exceso. El país se define como laico, pero cuenta con una amplísima comunidad islámica que en los últimos años se ha radicalizado en algunos sectores, llegando a someter a los cristianos a fuertes presiones.
El pasado año 2011 las iglesias protestantes de Turquía documentaron doce ataques, entre ellos, varias palizas a cristianos por compartir su fe con musulmanes.
La historia reciente ha llevado a la comunidad internacional a poner su atención en Turquía. La comisión sobre libertad religiosa internacional norteamericana sigue el avance de la persecución en el país. Nina Shea, una de los comisionados que apoyan la moción, dice que
el gobierno turco está suprimiendo el culto cristiano, y como resultado, el número de seguidores de Jesús está disminuyendo.
“Los cristianos no son más que un 0,15% de toda la población de Turquía. Son muy frágiles y desaparecerán si este país no levanta su densa red de normas y les da una verdadera libertad religiosa”, afirma Shea.
TENDENCIA ISLAMIZADORA DEL GOBIERNO
Varios analistas internacionales han detectado el
giro “islamista” ejecutado por el actual líder del país, el primer ministro Recep Tayyip Erdogan. “Se está promoviendo una actitud pro-islamista, más anti-Israel y un poco anti-occidental –un ejemplo es la alianza con Hamás”, dice el analista Whalid Pares.
El papel de Turquía ha sido muy relevante en los cambios de gobierno ocurridos en los países árabes en los últimos tiempos.
Libia, Siria o Egipto parecen tener muy en cuenta la opinión de esta potencia militar en una zona siempre conflictiva.
Aunque la mayoría de la sociedad turca se posiciona a favor de una mayor abertura hacia occidente, otros grupos fundamentalistas comienzan a tener una presencia importante en el país.
“TIRA Y AFLOJA” CON OCCIDENTE
La nación tiene una larga historia de abrazar la cultura occidental y, eventualmente, rechazarla. Un ejemplo se puede percibir en la actitud hacia la Catedral de Santa Sofía, en Estambul. Durante mil años se erguía como la catedral más grande del mundo. Cuando los musulmanes otomanos conquistaron la ciudad en 1453, convirtieron la basílica en una mezquita, enyesando mosaicos bizantinos de gran valor artístico.
Casi cinco siglos despues, Mustafá Ataturk estableció un estado laico, en 1920, un modelo que se ha sostenido en el último siglo y que permitió que el emblemático edificio de Santa Sofía se transformase en un museo.
Sin embargo, en los últimos años ha crecido la presión de algunos grupos para “recuperar” la mezquita como lugar de culto.
Cientos de musulmanes se congregaron esta misma semana frente a la mezquita para la oración, reivindicando que desean recuperar este lugar para la práctica de su religión.
Un gesto que revela parte de la tendencia social en
un país que podría aspirar a liderar el mundo árabe. “Habrá un califato renovado, pero habrá una lucha sobre quién va a controlar ese califato y de nuevo regresaremos siglos en el tiempo. ¿Será el califato árabe, o va a ser el califato otomano?”, se pregunta Phares.
Mientras tanto, los cristianos turcos oran por más libertad religiosa y por tolerancia en un país cuyo territorio sirvió hace veinte siglos para la primera gran expansión del cristianismo.
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