Alrededor de un centenar de familias del ejido Matamoros, en el municipio de Venustiano Carranza, “fueron despojados de sus tierras y sus animales, y no se les permite enterrar a sus muertos en el panteón de la comunidad, debido a que profesan una religión diferente a la católica”, son protestantes. Y “alrededor de mil familias han sido despojadas de sus tierras y los católicos les destruyeron sus parcelas, además de que dispersaron a su ganado” (Diario Proceso)
Una delegación de indígenas protestantes llegó el pasado 2 de abril a la capital chiapaneca, Tuxtla Gutiérrez, para demandar la intervención de la Subsecretaría de Asuntos Religioso de la entidad, y que cumpla con su obligación de garantizarles el libre ejercicio de sus creencias así como sanciones contra quienes les coartan esa libertad. a esta capital para pedir a las autoridades su intervención, pues desde el pasado 30 de marzo se acentuaron las amenazas en su contra. Ese día, cuando los evangélicos empezaron a construir un templo de la “Iglesia Manantial de Agua de Vida”, las autoridades ejidales los amenazaron de muerte, y les advirtieron que sólo les regresarán sus tierras y su ganado si renuncian a su credo.
Los campesinos han buscado el apoyo de la Subsecretaría de Asuntos Religiosos del gobierno de Chiapas, de los diputados locales y del Consejo Estatal de Derechos Humanos, así como de la Procuraduría General de Justicia y la Secretaría de Seguridad Pública estatal, pero hasta ahora nadie los ha escuchado.
Los despojados son indígenas tzotziles. Acusan a Salomón Suárez Balcázar, comisariado ejidal, y al agente municipal Eduardo Velázquez Balcázar, de ser quienes encabezan las hostilidades en su contra.
PERSEGUIDOS DESDE 2009
Los indígenas señalaron que desde hace varios años habían cooperado contra su voluntad para la fiesta del santo patrono del lugar, pero en 2009 tomaron la decisión de no hacerlo más, debido a que no profesan la fe católica. Ello, dijeron, encolerizó a las autoridades ejidales, que empezaron a tomar represalias.
José Alfredo Gómez Hernández, pastor de la “Iglesia Manantial de Vida”, mencionó que los miembros de ese templo, así como de la “Iglesia Pentecostés” y la “Iglesia Dios Vivo”, viven momentos críticos; ya que alrededor de mil familias han sido despojadas de sus tierras y los católicos les destruyeron sus parcelas, además de dispersar su ganado.
De acuerdo con Gómez Hernández, la intolerancia ha llegado al grado de que no les permiten enterrar a sus muertos en la misma comunidad, por lo que se han visto obligados a pedir permiso en un poblado vecino al ejido Nuevo León, municipio de Teopisca.
El pastor denunció que los líderes ejidales de la comunidad, todos católicos, acordaron quitarles el servicio de agua potable, cortarles el suministro de energía eléctrica y gestionar ante las autoridades federales para que les cancelen la entrega de los programas de ayuda “Oportunidades” y “Procampo”.
DENUNCIAS SIN RESPUESTA
Desde el año 2009, Noé Martínez González y Rigoberto Díaz Díaz empezaron a hacer las denuncias por las represalias contra los evangélicos, según consta en documentos entregados hoy a los periodistas, en los que se solicita la intervención de la Subsecretaría de Asuntos Religiosos del gobierno de Chiapas.
En lo que toca a Oaxaca, Elías Betanzos Luis líder de al menos 400 congregaciones aglutinadas en el Consejo Oaxaqueño de Unidad Evangélica, dio a conocer que en 17 comunidades de los 415 municipios que se rigen por el sistema de usos y costumbres el organismo que preside tiene “registro de casos graves de intolerancia religiosa” (nota de Sofía Valdivia,
Oaxaca a diario, 2/IV). El dirigente protestante detalló que es en la Mixteca, la zona mixe, Sierra Norte y ahora la Costa donde tiene lugar la mayor incidencia de intolerancia en contra de sus correligionarios.
No es generalizada la persecucióncontra los indígenas protestantes en las comunidades regidas por usos y costumbres. En la mayor parte de ellas los indígenas de distintos credos religiosos conviven sin agresiones y respetan la creciente pluralización que tiene lugar en sus poblados.
Sin embargo, el número de casos existentes en los cuales los evangélicos son hostigados, desde con amenazas hasta cortes de servicios como el del agua y expulsiones, es más que suficiente para movilizar a organismos de derechos humanos con el fin de que exijan el respeto a las garantías constitucionales de los agredidos.
REACCIONES
Carlos Martínez García, escritor, periodista e historiador expone en un artículo en Protestante Digital que “no es nuevo el asunto, pero que resurja sí es preocupante. De nueva cuenta en los estados con mayor porcentaje de población indígena, Chiapas y Oaxaca, tienen lugar casos de intolerancia religiosa contra evangélicos. Sus perseguidores son autoridades políticas y religiosas” que no reconocen de hecho la libertad de creencia y cultos promulgada por el indígena Benito Juárez, en 1860.
Denuncia que “la muy conservadora idea que señala cómodamente a los indios e indias protestantes de ser los causantes de su desgracia por andarse convirtiendo a creencias distintas a la religiosidad tradicional, es profundamente discriminatoria y negadora de derechos humanos”hacia una parte importante de la población mexicana.
De la derecha conservadora dice que “no esperamos que mueva siquiera un dedo para defender el derecho a la libertad de creencias de los indios protestantes. Su espíritu y actitudes de sumisión absoluta a la pretensión del jefe de la Iglesia católica, Benedicto XVI, de invisibilizar a las minorías religiosas fue manifestado a plenitud y sin rubor alguno en au reciente visita”.
Pero piensa que
“por el lado de la izquierda, bien harían en ese sector ideológico, cultural y político si rescatan a los liberales izquierdistas del siglo XIX. Ellos fueron decididos defensores de la libertad de cultos”.
Finalmente, expone que
los liderazgos locales de los agredidos denuncian los actos cometidos en su contra, los documentan y difunden en los medios a su alcance, “pero los que no lo hacen son los organismos nacionales denominacionales protestantes” con excepciones. “Falta solidaridad con los indígenas evangélicos, y se les deja solos ante quienes los hostilizan y persiguen”.
Considera a nivel de actuación práctica que el momento electoral en México abre la posibilidad de
dirigirse a los candidatos a la presidencia de la República mexicana por parte del liderazgo nacional protestante/evangélico, para que den a conocer la postura de su plataforma política sobre el tema de la pluralidad religiosa de México y qué opinan acerca de los casos de intolerancia cometidos en contra de los indígenas protestantes.
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