Jeremy Lin, con el dorsal 17 de los New York Knicks, se ha vuelto la sensación del momento en el baloncesto de la NBA. En el último partido del pasado miércoles realizó 13 asistencias, y con él los Knicks se adjudicaron su séptima victoria consecutiva, ante los Sacramento Kings.
Con este triunfo de los Knicks la euforia ha crecido, llegando casi a lo increíble, como que algunos fans que viajan desde Asia pagan hasta 60 mil dólares por una entrada en primera fila para ver a Lin. Incluso el presidente Obama se ha confesado admirador de Jeremy, que estará finalmente en el All Star, que se celebrará en Orlando, ya que disputará el partido de Rising Stars Challenge, que este año mezcla a novatos y jugadores en su segundo año en la NBA. El español Ricky Rubio, elegido en el cuarto turno, compartirá equipo con Jeremy Lin.
Apenas hace unas semanas, Lin estaba jugando en la D-League hasta que los Knicks de Nueva York decidieron que le necesitaban para reforzarse en la NBA. Hace pocos meses, en diciembre, Lin fue rechazado por los Warriors de Golden State y los Rockets de Houston.
Sin embargo,
después de siete actuaciones fenomenales en los NY Knicks, Lin se encuentra ahora con siete victorias seguidas, y como titular indiscutible en el equipo, además de figura mediática.
Los medios de comunicación ya llaman al entusiasmo por sus hazañas deportivas como "Lin-manía", y está logrando un enorme impacto por los fans del baloncesto y del deporte en general en China, que busca su nuevo héroe de la NBA desde la retirada de Yao Ming.
Lin tiene ahora 23 años, y asiste desde niño a la iglesia evangélica, aunque reveló en una entrevista en 2010 que "realmente" se convirtió en verdadero cristiano mientras estudiaba el primer año en la escuela secundaria.
Después de su primer partido como titular ante los Nets de New Jersey, Lin tuiteó "Dios es bueno en nuestras momentos altos y bajos! Me alegro de que nos llevásemos el triunfo", escribió Lin; que considera su capacidad deportiva como una manera de mostrar la grandeza y el amor de Dios
ATENCIÓN EN LOS MEDIOS
Aunque Lin sólo ha estado en el centro de máxima atención las últimas semanas, antes de llegar a ser un jugador famoso ya recibía atención de los medios tanto por su origen asiático como por manifestar siempre su fe cristiana.
Sin embargo,
siempre que se trata con Lin sobre su trayectoria en el baloncesto, él tiende a centrarse poco en su propia persona y éxito y más en dar testimonio de su fe en Dios. Y esto no es algo nuevo. Ya en una entrevista de 2003 con Patheos, Lin explicó que para él lo más importante en su infancia eran tanto su “carrera” en el cristianismo como en el baloncesto; y que comprendió al llegar a la escuela secundaria que sus dos pasiones podían complementarse.
"Ahí fue cuando empecé a aprender lo que significa jugar por la gloria de Dios. Mis padres me habían hablado muchas veces sobre esto y me dijeron que debo jugar para la gloria de Dios, pero nunca había entendido bien lo que eso significaba", dijo Lin. "Poco a poco, comencé a aprender a confiar en Él, y no centrarme tanto en si gano o pierdo, sino en confiar en que Dios tiene un plan perfecto."
UNA PROMESA FRUSTRADA
Hijo de emigrantes taiwaneses, Lin fue uno de los mejores jugadores de las ligas universitarias menores con Harvard. Pero no le bastó para entrar en el draft de la NBA. En el 2010 se coló en la plantilla de Golden State Warriors. Fue un jugador marginal, luego trató de buscarse la vida en los Rockets de Houston y fracasó. Aguantó unas semanas de la pretemporada hasta que su destino cambió.
El 4 de febrero, ante los Nets, el Madison descubrió a Lin. Los Knicks, que luchaban por ocupar una de las últimas plazas que dan acceso a los “playoffs” en el este, se medían a sus vecinos de los Nets. El entrenador D’Antoni recurrió a él como medida desesperada. Ganaron los Knicks y Lin fue la gran sorpresa, anotó 25 puntos con 19 tiros de campo.
En el siguiente partido fue titular por primera vez. Nueva victoria ante los Jazz donde anotó 28 puntos. Ante Washington repitió. Triunfo y 23 puntos más. Así su cadena de éxitos en los últimos juegos donde ha marcado la diferencia y la sensación.
EL ÉXITO, NUEVA ETAPA COMPLICADA
A pesar de que Lin ha experimentado la presión de representar como imagen pública a la etnia asiática-norteamericana y cristiana en el pasado, nada es comparable al "escaparate" de la NBA.
"Estoy pensando en cómo puedo confiar más en Dios", dijo el joven Lin al Mercury News, porque considera que "hay muchas tentaciones en mi carrera, sobre todo ahora", reconoció en una entrevista reciente, tras su éxito.
Y explica que aprendió durante los momentos difíciles en los que fue rechazado por los equipos de la NBA a acercarse Dios, a buscarle en oración, y "entregarle a Él lo que soy. No estoy en una lucha por demostrar nada a nadie, ni en dar importancia a lo que los demás piensan de mí", dijo al periódico.
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