Brasil es el país con mayor número de católicos del mundo, con más de 125 millones de fieles, pero cuenta ya con 40 millones de evangélicos. El protestantismo experimenta un avance imparable y de gran influencia en la agenda política de la nación. En los últimos años han ganado terreno al catolicismo en Brasil. Según un estudio de la consultora Datafolha realizado en el pasado mes de julio, los católicos habían caído hasta el 62% y los evangélicos representan ya el 25% de la población.
Rousseff no logró la mayoría necesaria en la primera vuelta el pasado domingo 3 de octubre, y una de las razones fue el voto que le retiraron los creyentes evangélicos (y católicos), que a última hora optaron por la candidata ecologista -y también de fe evangélica- Marina Silva, miembro de las Asambleas de Dios, la mayor denominación protestante en Brasil con 8,5 millones de fieles. Silva no pasó a la siguiente ronda (quedó tercera, tras Rouseff y Serra), pero sumó los suficientes votos como para impedir una mayoría suficiente a los otros candidatos.
Silva de 52 años, abandonó el Partido de los Trabajadores del presidente Lula por sus diferencias, precisamente, con la candidata del oficialismo y favorita en las encuestas, Dilma Rousseff; fundando su propio partido (El Partido Verde).
LA CLAVE, EL DEBATE DEL ABORTO
Al final de la campaña por la primera vuelta, los medios de comunicación difundieron afirmaciones de Rousseff en las que se declaraba favorable a despenalizar más el aborto. Muchas iglesias llamaron entonces a sus seguidores a no votar por la candidata oficialista.
En las elecciones brasileñas en 1989, los opositores al aborto también influyeron en las votaciones cuando el actual presidente Lula perdió las presidenciales, en parte porque fue acusado de haberle pedido a una ex compañera suya que abortara.
Por su parte, el socialdemócrata José Serra, así como la ya ex candidata Marina Silva, se oponen a modificar la actual legislación brasileña sobre el aborto.
¿”LOBBY” EVANGÉLICO?
Pero el poder de los evangélicos va más allá del voto de sus fieles y de las predilecciones de sus pastores. Fuera de sus grandes templos, representan también un poderoso lobby político que ha logrado sentar en el Congreso a muchos de sus líderes, distribuidos en varios partidos.
La bancada de legisladores evangélicos en Brasil creció un 50% tras las elecciones del pasado domingo, alcanzando 63 diputados y tres senadores, según un informe del Departamento Intersindical de Asesoramiento Parlamentario (Diap, independiente).
Según este documento se trata de una las bancadas más grandes de evangélicos; aunque menor que la alcanzada en la legislatura 2003-2007.
LA HONESTIDAD DE MARINA SILVA
Otro tema, menor en su influencia en el voto, pero también importante, es que Marina Silva ha tenido una trayectoria impoluta en cuanto a manca o sospecha sobre su honradez (algo que la diferencia del resto de candidatos); y el reconocimiento de haber sido una mujer del pueblo, que de recolectora de caucho, y analfabeta con 15 años, logró ser universitaria y política reconocida a base de lucha y tesón.
Esto ha hecho que llegue a una cantidad inicialmente impensable de votos (casi el 20%, cerca de los 20 millones de votos), que la han convertido en la cabeza de la tercera fuerza política del país, con un enorme peso en el futuro, gane quien gane las elecciones presidenciales.
Actualmente Marina Silva discute con las bases de su partido a cuál candidato brindará su apoyo en la segunda vuelta, o si deciden mantenerse neutrales.
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