El emotivo funeral en la abarrotada iglesia de San Carlos Borromeo de Winnenden, retransmitido en directo por televisión, fue seguido por miles de personas desde otras iglesias, pabellones y el estadio de fútbol local, donde fueron colocadas grandes pantallas.
Tan sólo las autoridades, los familiares de las víctimas y los alumnos del colegio asaltado el pasado 11 de marzo tuvieron acceso al templo, en el que
participaron en la ceremonia el obispo protestante Otfried July y el católico Gebhard Fürst, ya que entre las víctimas había estudiantes de ambas ramas del cristianismo.
PARTICIPACIÓN PROTESTANTE Y CATÓLICA
Alemania, un país de tradición protestante pero con gran presencia católica,
ha despedido a los jóvenes asesinados en la masacre de Winnenden en un funeral de Estado que, como no podía ser de otra forma en un país con un Estado no confesional, civilizado y respetuoso con todas las confesiones, contó con la participación de representantes religiosos de los fallecidos, católicos y protestantes.
Al comenzar el oficio, en medio de un silencio y emoción contenidos que se palpaban en el ambiente,
fueron leídos uno a uno los nombres de las 15 víctimas, a la vez que jóvenes escolares del colegio Albertville, vestidos uniformemente de negro y con el anagrama del colegio en el pecho, colocaban por cada una de ellas una gran vela y una flor sobre el altar del templo.
Pueden ver aquí una breve imagen en video del funeral de Estado de Winnenden (1.1 Mb).
Otro momento especial fue cuando en su reflexión dijo July "No podemos dejar de mencionar tampoco el nombre del autor de estos terribles crímenes, Tim Kretschmer", en la que pidió que se perdonase al joven asesino, "cuya vida también será presentada ante Dios".
FUNERAL DE ESTADO
Al término de esta participación religiosa en el funeral dio comienzo propiamente el acto de Estado en el mismo templo. El presidente federal,
Horst Köhler, reconoció que "ya nada es como era" al expresar la conmoción que la masacre ha causado en la pequeña ciudad de 27.000 habitantes y en toda Alemania.
"Muchos de nosotros se deshacen en el dolor. Pero mientras podamos consolarnos unos a otros nuestra vida no es desconsolada. No encontramos sentido a un acto así, pero mientras haya gente que nos necesita y que apreciamos, mientras tengamos una tarea, nuestra vida tiene sentido", dijo Köhler visiblemente emocionado mientras contenía un sollozo al principio de su intervención.
Asimismo hizo un llamamiento a la contención de los productos audiovisuales y los videojuegos violentos y subrayó: "Es una cuestión de respeto a si mismo decidir que películas veo, que juegos juego, que ejemplo doy a mis amigos, mis hijos y conciudadanos".
Köhler y Merkel, expresaron seguidamente sus condolencias personalmente a los familiares de las víctimas, con quienes charlaron breves momentos al término del funeral y el acto público, que se desarrolló a lo largo de mas de dos horas.
OTRO FUNERAL POR EL ASESINO
Simultáneamente se celebró igualmente un funeral por las víctimas en la cercana localidad de Leutenbach-Weiler, donde vivía Tim Kretschmer, el adolescente de 17 años que, armado con una pistola automática Beretta y vestido con un traje paramilitar negro, fue el autor de la matanza que acabó al verse acorralado y dispararse un tiro en la cabeza.
CARTA DE PADRES DE LOS FALLECIDOS
Por otro lado, los padres de cinco alumnos del colegio Albertville que murieron en la masacre hicieron pública hoy una carta en el diario local en la que apelan al Gobierno alemán y a las autoridades de Baden-Württemberg para que tomen medidas encaminadas a evitar en el futuro crímenes similares.
Los progenitores de las víctimas exigen que se dificulte el acceso de jóvenes y adolescentes a armas de fuego, se limite la proyección de películas violentas en televisión, se prohíban los juegos "asesinos" para videoconsolas y ordenadores, se mejore la protección del menor en Internet y se regule la información que ofrecen los medios sobre casos como el de esta masacre.
EL DÍA DEL CRIMEN
El día del crimen múltiple, Tim Kretschmer asaltó a primera hora de la mañana varias aulas de su antiguo colegio de Winnenden, donde mató con tiros precisos en la cabeza a nueve alumnos y tres profesoras, para seguidamente iniciar una huida suicida en la que cayó abatido un jardinero en el parque de un cercano centro psiquiátrico.
Tras secuestrar un coche y después de recorrer unos 40 kilómetros, el joven asaltó un concesionario de automóviles en Weidlingen, donde mató a un vendedor y su cliente.
Acorralado ya por la policía, dos de cuyos agentes resultaron gravemente heridos por sus disparos, y tras recibir un balazo en una pierna, el joven se suicidó de un tiro en la cabeza.
Su cuerpo fue incinerado dos días después de la masacre y sus restos serán enterrados próximamente en secreto por su familia en una tumba anónima.
MULTIMEDIA
Pueden ver aquí una breve imagen en video del funeral de Estado de Winnenden (1.1 Mb).
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