Hombres armados los sorprendieron en plena predicación al aire libre y se los llevaron a las 8 de la noche. Al otro día aparecieron sus cadáveres.Los misioneros Jael Cruz García y José Humberto Méndez fueron asesinados con tiros de gracia en la vereda El Dorado, a una hora de Colombia (Huila), de influencia de esa guerrilla.
Méndez, de 65 años, había creado hace 10 años la ´Misión Príncipe de Paz´ y recorría iglesias predicando el Evangelio. Un año atrás había ido de misión a Colombia y planeaba regresar en tres meses a Ibagué para continuar su labor con reclusos de la cárcel de Picaleña.
Según el comandante de la Policía, se desconocen las razones el asesinato aunque dijo que hay indicios de que los dos pastores habían sido acusados por las FARC de auxiliar a los grupos paramilitares en esa región colombiana.
Según testigos del doble asesinato, hombres fuertemente armados llegaron a la aldea en la que vivían Cruz y García, y tras obligarlos a salir de sus viviendas les dispararon a sangre fría.
Afirman los familiares de los pastores asesinados, jamás habían sido amenazados, ni acusados de colaborar con grupos armados ilegales.
El crimen, atribuido por las autoridades a las Farc, ocurrió el mismo día en que millones de colombianos se movilizaban en protesta contra esa guerrilla.
FUNERALES Y TEMOR
Varios pastores de iglesias evangélicas fueron los encargados de dirigir los emotivos funerales religiosos, en medio del llanto de muchos de los asistentes.
Los entierros dejaron percibir un ambiente de duda inquieta entre los presentes, ya que sólo han conocido por los medios de comunicación sobre el desagradable hallazgo de los cuerpos; preocupados por la realidad del poco avance de la investigación para conocer el móvil y los presuntos responsables.
Tras el asesinato de los dos pastores, Las iglesias evangélicas en el sur del país están preocupadas. La muerte de los dos pastores puso en evidencia la zozobra con que salen a recorrer zonas rurales de Huila y Caquetá a difundir sus creencias.
"El que predique en zona de influencia de las Farc se convierte en objetivo militar", confesó un portavoz de las iglesias protestantes consultado y que pidió la reserva por seguridad. "A la guerrilla le molesta la gente que merodea, las reuniones y todo movimiento que se salga de su control, por eso la amenaza es permanente", dice el religioso.
UN AÑO DE CALMA TENSA
No es la primera vez que esa guerrilla prohíbe hacer “proselitismo religioso” en el sur del país, por eso los crímenes de la semana pasada hacen temer una nueva arremetida contra iglesias protestantes, como la de 1999 y el 2000.
En ese periodo, la guerrilla asesinó a dos pastores. Muchas obras estuvieron sin pastores y ellos al igual que feligreses debieron huir. Y no permitían celebrar cultos.
Y aunque las amenazas cesaron hace más de un año y la labor evangelizadora se normalizó, había zonas como el Bajo Caguán en las que no se pueden difundir enseñanzas religiosas so pena de caer bajo las balas de las FARC.
NO SON LOS PRIMEROS CAÍDOS
A finales de los 90, las iglesias evangélicas también vivieron una época de zozobra. Para entonces, en el sur del país, sólo de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia fueron asesinados dos pastores. Según las autoridades, ellos se negaron a cumplir una orden impartida por las Farc, que los conminaba a no predicar en sus zonas de influencia.
Primero fue Diego Molina, asesinado en 1999 en la vereda La Lindosa de Palermo (Huila). Un año después, en Santana Ramos, en jurisdicción de Puerto Rico, (Caquetá), fue ultimado a bala el pastor Carlos Zamboní. Por esos crímenes, hasta el día de hoy, no hay responsables.
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