Fiestas religiosas de divorcio en Suecia

En Suecia se ha impuesto el divorcio humanizado. Los cónyuges, de común acuerdo, organizan una fiesta por todo lo alto y juran ante Dios y ante los hombres no guardarse rencor.

Y se organiza una buena verbena parecida a la del día de su boda. Esta novedad, que cuenta con la bendición de la Iglesia Protestante, gana terreno y ya son muchas las parejas que celebran un matrimonio fracasado.

El obispo Lennart Koskinen, entre otros canónigos, se presta a oficiar la ceremonia de ruptura ante Dios y ante los hombres en el Altar Mayor. Según Koskinen, este rito, es una buena manera de enfrentarse a la nueva vida sin rencores y de afrontar esta situación.

En esta nación, donde existe una plaga de divorcios, este hábito ha llegado para quedarse.

AMOR Y CIFRAS
Cada año se producen en esta nación de 9 millones de habitantes más de 30.000 separaciones o divorcios. En más de un 70 por ciento de los casos el divorcio es amigable y los cónyuges mantienen una relación aceptable. Según el Centro de Investigaciones Sociales, son las mujeres las que rompen el matrimonio en un 75 por ciento de los casos. La rutina, las infidelidades y la intolerancia son las causas más aducidas. La mayor parte de las separaciones ocurren entre los cinco y siete años de casados.

Según el SCB, Instituto Sueco de Estadísticas, un 87 por 100 de las mujeres divorciadas ganan casi un 90 por 100 más que las madres casadas. Un 60 por 100 de las parejas que han convivido antes de casarse se separan una vez casadas. Un 90 por 100 de las parejas rotas acuden a un terapeuta. Los hijos de divorciados se divorcian más que los educados en el seno de un matrimonio estable.