José Grau procuraba hablar poco de sí mismo y señalaba a su maestro y Señor. Así como vivió quiso que fuese su entierro, una reunión que dejó planificada por escrito a su familia y más allegados para que fuese un acto de proclamación de Cristo y no un memorial sobre su vida.
“El día de mi entierro que no se hable de mí, sino de Cristo. Quiero que Cristo sea el centro del acto”. Esa fue la petición que dejó José Grau a sus hijas, y así lo cumplieron en un acto que se celebró este viernes por la mañana en Barcelona.
Una de las participaciones estuvo a cargo de
Pablo Martínez Vila – cuya
exposición pueden leer íntegramente en Protestante Digital -, que destacó de José Grau su humildad, su fortaleza y su valía. Pero sobre todo que “vivió una vida llena de gracia. Es aquí donde
vemos brillar con fulgor la obra que Dios hizo en él y que podemos resumir en una frase: la vida de José Grau es un monumento a la gracia y la providencia de Dios”.
Unas 500 personas asistieron a este acto de despedida, en el que también tuvo una reflexión bíblica el pastor
José de Segovia, que compartió con los presentes sobre la misericordia, la salvación y la esperanza, en base al texto de 1ª de Pedro 1:3-5:
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para vosotros”.
Presidió el acto
Daniel Giralt Miracle, dando la bienvenida en nombre de la familia y de la iglesia Evangélica Bautista de Gracia (calle Verdi).
Sus hijas Silvia y Olga y sus nietos, Daniel, Álex, Miriam y Marc tuvieron una entrañable participación.
Silvia, su primogénita, recordó la centralidad de la Palabra de Dios para su padre y compartió anotaciones manuales que él hizo en su Biblia en los últimos años: al lado de textos como
“No me deseches en el tiempo de la vejez”, “Hasta la vejez yo mismo los cuidaré…” su padre escribe “Dios se compromete personalmente”. En el salmo 90:10
“… y si en los más robustos son 80” añade a mano “1 enero 2011”, fecha de su 80 cumpleaños,
“Con todo su fortaleza es molestia y trabajo” anotó “abril 2013”. Amaba también otros libros, la cultura en general y disfrutaba tanto de una buena película como del compartir, alrededor de la mesa, de una buena conversación y compañía. Todo ello ceñido de una lealtad inquebrantable al Señor.
Su hija
Olga subrayó que fue un amante de la literatura en general, en sus últimos días disfrutó de la lectura del “Cántico Espiritual” del poeta catalán Joan Maragall y también de la mística en lengua castellana. Finalizó leyendo uno de los sonetos preferidos de su padre: “No me mueve mi Dios para quererte…”.
Sus nietos
Daniel, Álex, Miriam y Marc leyeron respectivamente: Salmo 73:21-26; Romanos 8:28-39; Apocalipsis 21:1-7 y Judas 24-25,
textos preciosos que su abuelo dejó preparados para ellos.
Los asistentes pudieron recordarle a través de
un audiovisual con imágenes de su vida familiar y ministerial acompañadas de la canción “Hombres Fieles” compuesta por Samuel Barceló especialmente para Don José Grau.
Los allí congregados entonaron con fuerza y sentimiento los 3 himnos seleccionados por el Sr. Grau para la ocasión (todos ellos en catalán) acompañados al piano por su yerno David Andreu: “Astre que jo miro, roca on estic” (Astro que yo miro, roca dónde estoy); “Tan sols en tu reposo en confiança” (Descanso en Ti, mi defensor y escudo); “Sublim fou la gràcia” (Sublime gracia).
Hubo además oraciones de los pastores
David Barceló (Iglesia Reformada) y
Manuel Rodríguez (Secretario General de Iglesias Fieide).
Fue una despedida emotiva pero llena de sentido y significado.
“A juzgar por algunos comentarios de los asistentes – dice Pablo Martínez - si lo que quería el Sr Grau era que Dios fuese glorificado, Dios lo ha sido”.
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