Esperanza Aguirre, presidenta del PP de Madrid, acudió el miércoles al funeral de la ex primera ministra británica, Margaret Thatcher, que tuvo lugar en la Catedral de San Pablo y congregó a miles de asistentes.
La ceremonia anglicana dejó un buen sabor de boca a la ex presidenta de la Comunidad, que
dijo en declaraciones a la Cope y a la Cadena Ser que le gustaría que la Iglesia Católica aprendiera de los discursos de los anglicanos “y cultivara un poco más” las homilías.
Además destacó Aguirre que el acto del funeral había estado “maravillosamente bien organizado”.
Le gustó especialmente “la homilía del arzobispo, donde ha dicho con toda claridad: 'esto no es el Parlamento, esto es un funeral por expreso deseo de ella', ha hablado maravillosamente bien", ha dicho.
Luego le preguntaron a Aguirre si estaba mandando un mensaje crítico hacia alguien en España, a lo que ha afirmado que “sí” con su habitual desparpajo. “Esto es admirable”, ha apostillado la expresidenta de la Comunidad de Madrid.
Aguirre ha destacado el “respeto” que se ha mostrado a esta “figura política” que “ganó tres elecciones”, y a “base de aferrarse a los principios”, cuando "parecía que todo iba fatal”, consiguió sacar a Reino Unido de la crisis económica de entonces. “Todas las tendencias políticas se han unido para honrarla y esto creo que deberíamos aprenderlo en España”, ha apostillado.
DISCURSO DE RICHARD CHARTRES
En el templo, el obispo de Londres,
Richard Chartres, pidió dejar a un lado la controversia que ha rodeado la vida política de Thatcher para concentrarse en la persona “sujeta al destino común del ser humano”.
“Después de la tormenta de una vida rodeada por la controversia política, hay una gran calma”, admitió el obispo, y recordó que el debate sobre sus políticas debe ser en el Parlamento porque “este miércoles y aquí, no es ni el momento ni el lugar” para hacerlo.
Frente al ataúd situado en la nave central del templo cubierto con la bandera británica, la nieta de la exmandataria, Amanda Thatcher, y Cameron leyeron pasajes de la Biblia antes de que se escuchara música barroca de órgano de Henry Purcell.
ACTO TRADICIONAL
Con pompa y mucha tradición se celebró este miércoles el funeral de la exprimera ministra británica Margaret Thatcher en la catedral de San Pablo, en Londres, en
una ceremonia a la que asistieron la reina Isabel II y más de 2.000 invitados.
Los restos mortales de la 'Dama de hierro', fallecida el día 8 a los 87 años, fueron despedidos con honores militares, participando unos 700 miembros de las fuerzas armadas y de la Guardia Real.
Entre los regimientos estaban algunos de los que participaron en la guerra contra Argentina por las islas Malvinas en 1982, uno de los acontecimientos más importantes de la gestión de la conservadora Margaret Thatcher.
Durante la procesión, el reloj de la Torre del Big Ben enmudeció y el estandarte nacional permaneció a media asta en el Palacio de Westminster, sede del Parlamento, y el 10 de Downing Street, residencia oficial del primer ministro británico, David Cameron.
Miles de personas se congregaron a lo largo del recorrido que hizo el cortejo fúnebre, entre los aplausos de la mayoría, fervientes admiradores, y los abucheos de otros, entre los que se pudo escuchar “Maggie, Maggie, Maggie, muerta, muerta, muerta”.
Thatcher aún despierta las pasiones más encontradas entre los que admiran su gestión de Gobierno (1979-90) hasta los que recelan de sus políticas que hicieron sufrir a parte de la población.
A pesar de las críticas de muchos diputados por el coste del funeral, casi 12 millones de euros, la primera mujer en llegar al puesto más alto del poder político fue despedida por amigos y viejos enemigos políticos con la solemnidad que marca el protocolo.
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