Casi tres millones de personas en España viven en alguna de las situaciones sin hogar que supone estar "puramente en la calle o tener una vivienda indigna", según ha alertado la responsable de Personas sin Hogar de Cáritas Española y coordinadora de la campaña de Personas Sin Hogar 2012, Sonia Olea.
Durante la presentación de este plan, en el día en que se celebra el Día Mundial de las Personas sin Hogar, Olea ha indicado además que mediante el cruce de datos procedentes del Instituto Nacional de Estadística (INE) del año 2004 y con cifras internas "se puede hablar de entre 30.000 y 35.000 personas que viven puramente en la calle" a nivel estatal. No obstante, si además se tienen en cuenta las personas que viven en viviendas indignas como chabolas o similares, la cifra asciende a casi tres millones.
Se trata de gente que ha vivido un proceso de pérdida, ya sea de empleo o de relaciones familiares.
En cuanto al conjunto de personas sin hogar, la responsable de Cáritas ha recordado que "las personas sin hogar, que no tienen acceso a sus derechos, son personas sin derecho a la dignidad y sin dignidad no pueden encontrarse con ellos mismos e iniciar un camino que quedado totalmente destrozado y parado".
El portavoz de Xarxa d' Atenció a Persones Sense Llar (XAPSLL), Guillém Fernández, ha señalado que el hecho de que haya personas sin hogar "recuerda que algo no funciona en la sociedad y en el modelo económico y social que estamos viviendo".
MÁS MUJERES EN LA CALLE
La presidenta de FACIAM ha destacado además que
se está produciendo un incremento de la presencia de mujeres en las calles. "En Madrid, la presencia de mujeres en centros de emergencia que pueden dormir entre seis o siete días ha pasado de un 15% en 2011 a un 22% en lo que va de año".
"ALBERGUES LLENOS Y CON LISTA DE ESPERA"
Antonio Martínez tenía un trabajo, mujer y una casa, pero de un día para otro lo perdió todo y ahora tiene que dormir en su coche y comer en centros sociales, algo habitual para las cerca de 600 personas sin techo que se calcula que hay en Madrid.
"En general, las personas pasan ampliamente de la gente que está en la calle", lamenta en declaraciones a Efe Antonio, que pide que los políticos pongan de una vez por todas solución al problema. Este madrileño, de 59 años y con cuatro hijos, uno de ellos enfermo, no tiene ningún reparo en dar su nombre y apellidos y contar su historia, con la que pone cara a la situación dramática que viven las cientos de personas sin vivienda que deambulan a diario por Madrid.
Desde hace tres años, acude frecuentemente al centro de día del Programa Integral de San Vicente de Paul en el distrito de Chamberí, coordinado por las Hijas de la Caridad, donde se asea y le dan de comer.
"Madrid está muy mal de trabajo", afirma Antonio, tornero y fresador de profesión, que empezó su calvario particular hace 17 años, cuando se separó de su mujer y perdió su casa y el taller de estructuras metálicas de Villalba que regentaba.
Aunque consiguió trabajar el año pasado, después de seis meses de prestación se quedó sin paro, así que ahora se ve obligado a comer y cenar en casas de acogida y a dormir en su propio coche porque en muchas ocasiones "los albergues están llenos y te dan lista de espera".
Solo en el centro de día del Programa Integral de San Vicente de Paul acogen diariamente en el comedor social a medio centenar de personas que también pueden usar las duchas, el servicio de lavandería y permanecer en la sala de estar. Este programa también cuenta con un centro de acogida con 14 plazas que actualmente están completas, al igual que las otras 35 que tienen en los pisos de inserción.
"Cada persona es un mundo, pero por lo general se trata de gente que ha vivido un proceso de pérdida, ya sea de empleo o de relaciones familiares", dice González.
González distingue tres grupos entre las personas sin hogar: los que piden una ayuda puntual, los vulnerables y los crónicos, que son aquellos que sufren un gran deterioro psicosocial que les hace más difícil insertarse en la sociedad.
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