En los últimos años, la fe evangélica pasa por un momento de expansión en la capital aragonesa. El hecho de que existen 118 comunidades religiosas minoritarias, la mayoría evangélicas o protestantes, sin embargo, es algo desconocido para la mayor parte de los zaragozanos.
Tal y como corrobora Carlos Gómez Bahillo, profesor de sociología de la universidad de Zaragoza y estudioso de las minorías religiosas,
la expansión de la fe evangélica es notable en los últimos años.
Las
Asambleas de Dios, una denominación pentecostal, es una de las que ha experimentado un mayor crecimiento. Tras reunirse en la antigua estación de tren, que usaron tras dejar de ser usada, debieron abandonarla por no poder seguir en ella. Pero el número de sus fieles y su actividad evangelística, social y cultural no ha dejado de seguir en aumento.
Otro caso llamativo es el de
la Iglesia Betel, que tiene tres centros, bautiza a alrededor de 120 nuevos miembros cada año. En total hay 48 iglesias evangélicas, aunque hay diferentes “matices” entre unas y otras, por ejemplo, entre pentecostales y bautistas, como explican Urko Gómez, que ahora está en Zaragoza en sustitución del pastor habitual, y Enrique Dosantos, responsable del área juvenil.
Esta organización en concreto cuenta actualmente con 2.000 miembros, lo que la convierte en la más grande de la ciudad. Por otro lado, para el experto Gómez Bahillo “la iglesia evangélica está desempeñando un papel muy importante en el colectivo de la etnia gitana y ha contribuido concretamente al descenso de la delincuencia”. También destaca “el traspaso de algunos jóvenes católicos por tratarse de comunidades muy dinámicas, que constituyen una auténtica red social”.
LABOR SOCIAL
Urko Gómez, responsable sustituto de la Iglesia Evangélica Betel de Zaragoza fundada en 1987 y Enrique Dosantos, responsable del área de juventud,
afirman realizar actualmente un “trabajo continuo y bastante intenso de evangelización” en las calles, pero también se han adaptado a los tiempos y utilizan páginas interactivas de internet para “poder atender a la gente esté donde esté”.
No sólo eso, sino que también llevan a cabo iniciativas abiertas al público. Ahora hay numerosas actividades infantiles en el parque de la Almozara y todos los sábados en el Parque Grande, con muy buena acogida, según cuentan. El perfil de los miembros “es muy diverso”, cuentan. Aunque sí hay una importante afluencia de inmigrantes, no sabrían precisar cuál es la proporción.
Los miembros de la Iglesia Betel piden sobre todo oraciones para encontrar trabajo. “Muchos vienen aquí a orar antes de ir a una entrevista y van con otra perspectiva más positiva”, afirman.
ORTODOXOS
En la única sede cristiano ortodoxa rumana, fieles recién llegados al país “buscan aquí apoyo para encontrar casa o trabajo”, cuenta Aurel Nae, párroco de la iglesia. Estas ayudas las realizan de un modo “muy informal”, ya que su capacidad económica no es muy grande.
INMIGRACIÓN MUSULMANA
La comunidad musulmana no realiza proselitismo y “está teniendo un proceso expansivo importante, derivado del asentamiento de colectivos inmigrantes”, afirma Carlos Gómez Bahillo.
Según Abdelkader Aarab, coordinador de las comunidades musulmanas de Aragón, Navarra y Rioja, “en Zaragoza hay un montón de conversos. Son personas que se han acercado ellas mismas a la comunidad, ya sea porque han llegado al Islam por aspectos como la cocina o la música árabe o porque han leído libros y han viajado. Siempre ha habido curiosidad”.
Gómez Bahillo apunta en cambio que “las conversiones de cristianos al islam siguen siendo muy minoritarias”.
Esta semana comenzó el mes del Ramadán, periodo en el que 42.000 musulmanes residentes en Aragón no deberán ingerir alimentos ni bebidas hasta que caiga la noche, según la fe islámica. 28.000 de ellos residen en Zaragoza. La mayoría son de origen marroquí, según Aarab: “En toda la región son alrededor de 32.000, pero como la gente sin documentos no está censada, la cifra real sobrepasa este número”.
ADAPTACIÓN
La comunidad católica también realiza actualmente un esfuerzo por adaptarse a la población y romper barreras lingüísticas, a pesar de ser todavía la mayoritaria por excelencia, con un número total de parroquias y capillas de 74, sin contar las numerosas órdenes religiosas. En domingos alternos, existe la posibilidad de oír misa en polaco, rumano, francés, inglés, chino y ucraniano, al igual que también se ofrecen misas con africanos y latino-americanas.
Las congregaciones de Testigos de Jehová también intentan que el idioma no suponga un problema. Los miembros de esta comunidad han optado por traducir su Biblia a las lenguas maternas de sus miembros, y así en los Salones del Reino de Zaragoza, como en el último inaugurado en el barrio Oliver este año, los carteles están también escritos en chino y también hay una comunidad en el barrio del Actur en lengua rumana.
En este intento por acortar las fronteras comunicativas, también han prestado “mucho interés en el colectivo sordo y ciego, con el objetivo de integrarles en la colectividad”, cuenta Aníbal Matas, portavoz de la sede nacional.
En Zaragoza
existen 14 salones del reino y 29 congregaciones a donde acuden los 2.050 testigos de la capital de los 2.400 existentes en todo Aragón. Sin embargo, los TJ llegaron primero a Jaca en la década de los 30 y practicaron el culto en clandestinidad durante la Guerra Civil y la dictadura. Matas explica que “ha habido un aumento continuo de miembros en los últimos años por el interés de otras etnias”.
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