Tal vez a la mayoría Punta Cana les sugiera vacaciones, hotel y descanso caribeño. Sin embargo, hay otra realidad en este “paraíso” de la República Dominicana. Una en la que
cientos de familias malviven en chabolas, sin acceso a la sanidad más básica, y donde la población infantil está sometida a riesgos que incluyen la posibilidad de ser traficados.
Esta fue la realidad que encontró
Eva Sierra cuando visitó la zona hace algunos años. “Fuimos de vacaciones y quisimos conocer y reunirnos con cristianos de la zona. Visitamos una iglesia evangélica donde la mayoría eran haitianos inmigrantes. Entonces comenzamos a conocer cómo viven”, cuenta Eva.
Haití está pegado a República Dominicana, un lugar que para los haitianos “es como una Meca, un lugar donde pueden escapar de la pobreza de Haití”. Así, en Punta Cana “se han ido alojando en
favelas, barriadas, donde están miles y miles de haitianos en las condiciones más difíciles de imaginar.
No tienen acceso a agua corriente, ni a electricidad, el acceso a la sanidad es un lujo casi imposible para ellos. Y el terremoto empeoró aún más las cosas”, explica la impulsora de la ONG.
Pan y Vida nació hace sólo dos años con la idea de ayudar en lugares como éste, donde los que más sufren son los niños. Así,
la ONG se centra en dar educación, sanidad y alimentación a los niños más necesitados. Hasta ahora, la labor de Eva Sierra y sus compañeros se ha centrado en colaborar con un colegio “donde se dan clases a pesar de que en las aulas no haya puertas o ventanas. Es una educación básica, de alfabetización y de valores. Los niños no saben ni lo que es un cepillo de dientes”, explica.
Además cada cierto tiempo organizan campamentos de día, en los que se reciben a cientos de niños - “unos 320 entre 5 y 16 años” – en los que se les enseñan cosas básicas y se les da de comer. “Hay que enseñarles valores, hasta cosas tan sencillas como que aprendan a jugar”.
UNA SITUACIÓN DRAMÁTICA
@MULT#IZQ#42643@Entre tantos niños se encuentran casos terribles. “Vino una niña de unos 14 años, que pidió ayuda muy desesperada porque se había enterado de que su padre la había vendido a un hombre en Haití”, cuenta Eva Sierra. “Hay tráfico sexual, y también a veces se vende a los niños como esclavos. Es dramático”.
Además de este proyecto centrado en Punta Cana, la ONG Pan y Vida tiene otros proyectos en marcha y ofrece asesoramiento para todos aquellos que compartan su filosofía y deseen ayudar en algún lugar. “Todos los proyectos tienen que ver con los niños, y canalizamos siempre a los voluntarios si les interesa ir a algún lugar concreto. Tenemos algo en Colombia, también en Marruecos, aunque todos estos dependen de la situación política”, explica Sierra.
Actualmente, la ONG Pan y Vida colabora con personal del lugar al que eventualmente se suman voluntarios desde España, algo destacable para una organización que apenas está dando sus primeros pasos.
La ONG está formada por cristianos, aunque “la pertenencia no está cerrada” porque “todos los que tienen una sensibilidad y tienen ganas de hacer algo por los demás” son bienvenidos.
Para Eva Sierra, ser cristiana evangélica en lo personal es fundamental para su labor, ya que entiende que “a Jesús le molestaba la injusticia, tenía compasión por los que no tenían que comer, y aprendes de Jesús que tienes que ser sensible ante la injusticia”.
OPERATIVO MÉDICO EN AGOSTO
Para este año, la ONG pondrá en marcha un nuevo proyecto que están afrontando con mucha ilusión. A raíz de la colaboración constante con un médico de Puerto Rico implicado en la ayuda, se ha programado instalar un operativo médico en las zonas más necesitadas de Punta Cana.
Un grupo de médicos de diferentes especialidades, junto a un equipo de voluntarios,
viajará desde España a Punta Cana para hacer un censado de las poblaciones, permitiendo el acceso al dispensario médico, y para luego atender prioritariamente a la población de riesgo, principalmente niños y mujeres embarazadas.
“Hemos detectado muchos problemas de nutrición. Creemos que son población de riesgo, aunque atenderemos a todo el mundo”, explica Eva. El equipo lo forman un internista, un dermatólogo, un endocrinólogo, y dos estudiantes de medicina, además de varios voluntarios de otras especialidades.
Una
necesidad prioritaria que desean cubrir cuanto antes es la de la participación en el proyecto de un pediatra. “Lo necesitamos y sería maravilloso contar con un especialista en este campo”, dice Eva Sierra, animando también a cualquiera con deseos de participar a contactar con ellos a través de la
página de Pan y Vida en Facebook.
Ha manifestado su apoyo al proyecto la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, que además podría dar créditos a aquellos estudiantes que se sumaran a esta experiencia como ayudantes de los especialistas. “Queremos que vengan voluntarios de ciencias de la salud, ya que pueden llevarse un bagaje importante al estar con un especialista al lado”.
La idea es poder volver al lugar regularmente con el operativo médico, de forma que el trabajo tenga un seguimiento, algo que entusiasma especialmente a los organizadores. Y esperan que este entusiasmo pueda también contagiarse a otros que vean la necesidad y decidan actuar en este paraíso turístico donde el turista suele cerrar los ojos a lo que sucede a su alrededor.
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