Tarquis, Vicepresidente de ADECE y director de Protestante Digital, consideró que la prensa y medios de comunicación evangélicos en general, "con honrosas excepciones",
no interesan a los evangélicos debido a que su contenido es el políticamente correcto para los fines de los editores, evitando los temas de verdadera importancia e interés por ser polémicos ("por ejemplo, jamás se podrá decir desde la normalidad, veracidad y respeto que un proyecto determinado ha sido un fracaso, o que una actuación determinada no es correcta o acertada").
Con estas premisas expresó en su
ponencia sobre "El futuro de los medios de conmunicación evangélicos" que
"se asemejarían al NO-DO de tiempos del franquismo" y supone además una línea informativa "contraria al libro de estilo de Dios que se ve expresado en la Biblia y en Jesús, que no elude enfrentarse y hablar de la realidad. Muchos de los contenidos bíblicos hoy en día quedarían fuera de la prensa evangélica a pesar de ser una parte esencial de sus relatos". Entiende Tarquis que esto "es el reflejo de nuestra situación como creyentes, especialmente del liderazgo. Considero que lo que ocurre en los medios es la expresión y el altavoz de lo que ocurre en el interior de las iglesias". Y cuando se rompe con lo políticamente correcto, la respuesta "es matar al mensajero, como si lo que se entiendese por unidad y la actuación del liderazgo no pudiesen y debiesen ser cuestionados".
También advirtió de otro estilo informativo "que es indudablemente igual o más negativo, y supone caer en una
información basura”. De hallar el punto de equilibrio, dijo, depende el futuro de los medios de comunicación evangélicos, resumió lo expuesto.
En cuanto a
despertar el interés de los no evangélicos, además de lo anterior, recordó Tarquis que
el propio Jesús abordó en sus tres años de ministerio una enorme cantidad de temas y cuestiones (ciñéndonos a los cuatro Evangelios) que eran de interés de los oyentes más allá del puro mensaje del Evangelio entendido como las cuatro reglas de salvación. "Hoy en día debemos buscar la percha para poder colgar la información, y ésta debe ser amena, profesional, atractiva y creativa" sin temer entrar en el debate de las cuestiones de actualidad buscando una visión cristiana, lo que obligará a contar con diversos expertos y a "trabajar" el contenido más allá de los tópicos.
LA REVOLUCIÓN DE INTERNET
El director de Protestante Digital
valoró la aparición de internet como una revolución equivalente a la que produjo la imprenta en el siglo XV. La imprenta favoreció o desencadenó cambios profundos y extensos al extender el poder del conocimiento y del pensamiento: un Renacimiento consolidado y transformador, la Reforma protestante (y su contrapartida católica) y, andando los años, la revolución de la ciencia moderna. Todo esto sucedió como consecuencia no prevista ni buscada de la imprenta, desbordando completamente los efectos intencionados de la invención, expuso Tarquis.
La difusión de menor coste e inmediata de internet, saltándose el proceso de impresión, rompe el papel de los lobbys editoriales de poder, haciendo que cualquiera puede poner su revista o blog en Internet. Así, la publicación electrónica emancipa, en un nuevo grado, a los autores de la servidumbre de la inversión capitalista y por lo tanto del poder y de las élites sociales, políticas y religiosas.
Surgen entonces, dijo, las clásicas preguntas acerca del control de este nuevo mundo de comunicación que se abre a través de internet, una puerta por la que sin duda entran aspectos positivos y negativos. Ante estos miedos a la libertad de expresión, y los silencios y agujeros negros de los medios evangélicos, expuso, podemos comparar esta línea de actuación mencionada con el ya mencionado “libro de estilo” de Dios que no obvia los errores, las diferencias, los debates doctrinales, los enfrentamientos, y los problemas en cuestiones que son importantes. "Si esto es lo que defiende la propia Biblia ¿tienen futuro unos medios de comunicación evangélicos con una actuación antibíblica?".
Por lo tanto, enfatizó,
"el futuro de los medios de comunicación evangélicos depende de líderes que entiendan la necesidad de la autocrítica, de rendir cuentas de sus actuaciones, y de la creación de equipos de trabajo que tengan la visión de la necesidad de una crítica constructiva, sin obviamente en ningún momento olvidar dar a conocer de manera creativa todo lo bueno y positivo que ocurre en la iglesia evangélica y entre los evangélicos".
LA ESENCIA DEL MENSAJE
Si todo lo anterior lo definió como "básico", ya que tiene que ver con los cimientos sobre las que los medios de comunicación se construyen" consideró aún más fundamental lo que se edifica sobre estos cimientos, tratando los aspectos que consideró "más importantes en el momento y la realidad actuales".
El primero fue
la política en los medios de comunicación evangélicos. "Entrar en política no es ser políticos cristianos, sino cristianos que participan en la política, que supeditan la actividad que realizan a la fe de una manera absoluta; por lo tanto no será una visión monocolor de nadie", sin fidelidades ni aversiones "prejuiciadas o interesadas".
El segundo aspecto fue
el papel de lo moral, con dos caras absolutamente contrarias que, en su opinión, desvirtúan la esencia que debe contener un medio de comunicación evangélico. La primera es el relativismo moral por encima de los principios bíblicos básicos. Hay medios “liberales” que creen que la moral relativista está por encima de todo en una “imposición de la verdad absoluta del relativismo". La otra cara "es convertir la moral en el principio absoluto. Una idea muy del catolicismo romano". Sin quitar un ápice de importancia a las cuestiones morales, apuntó que "la ética cristiana da igual importancia a todos los aspectos éticos, por ejemplo a la justicia social y a la moral sexual", y que la moral social correcta "no es el fin último del Evangelio, sino una consecuencia en la vida personal del creyente y por extensión, la búsqueda de que otras personas experimenten esa misma transformación espiritual", lo que no quita que el creyente deba influir para que las leyes sociales sean lo más justas posibles y acordes a la ética cristiana, pero entendiendo que se legisla para creyentes y no creyentes.
Resumiendo todo la anterior,
definió cinco grandes líneas de los medios de comunicación evangélicos.
La indefinida, en la que todo vale con tal de rellenar, propia de medios que están iniciando su proyecto y que a la larga acabarán normalmente decantándose por alguna de las demás líneas que vamos a mencionar.
La segunda es "la publicitaria: saco lo mío y a los míos para promocionarlo, lo que suele ir unido a evitar cualquier cuestión polémica o que cree problemas, ya que una de las metas es estar a bien con todos para vender el producto", un criterio correcto para una empresa, pero entonces se limita la comunicación a un interés pragmático.
En tercer lugar definió Tarquis
el relativismo moral y teológico en el que el mensaje del Evangelio se convierte en fundamentalmente social, y "que responde al versículo de la sal que pierde su sabor y sólo sirve para ser pisada por los hombres".
Una cuarta línea es la del aislamiento en forma de fundamentalismo o alejamiento de los intereses sociales. "Un mensaje –incluso a veces correcto, aunque a menudo extremista- que no conecta en un diálogo con la sociedad, y que es una especie de castillo aislado."
Finalmente, el medio ideal sería "el vino nuevo en odres nuevos. Un medio que es fiel a los principios que hemos ido desgranando, fiel a la esencia del Evangelio, abierto a la participación en equipo y a formas nuevas creativas y abiertas".
MULTIMEDIA
- VIDEO: Pueden ver o descargarse aquí completo el
video de la ponencia de Pedro Tarquis sobre "El futuro de los medios de comunicación evangélicos" en el I Encuentro de la Alianza de Escritores y Comunicadores Evangélicos (116 Mb).
- AUDIO:
entrevista de Beatriz Garrido a Pedro Tarquis, analizando el futuro de los medios evangélicos evangélicos (6.5 Mb)
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