Una de las principales iniciativas confirmadas en la reunión fue comunicada por Javier Barrero, miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE, al anunciar que el movimiento socialista cristiano conformará un grupo dentro de la Comisión Ejecutiva Federal.
Barrero puso en valor el mundo de la religión para la Democracia y para el socialismo. Explicó que el mundo cristiano y el socialismo «no son contrapuestos sino dos mundos que se compaginan» y apuntó que «si hoy el mundo cristiano desapareciera de la militancia y el electorado del PSOE, el partido tendría menos de la mitad de sus militantes y de los votos».
JÁUREGUI: «DECISIÓN HISTÓRICA»
De igual manera, el parlamentario europeo Ramón Jáuregui señaló que el socialismo tenía «una anomalía histórica al no incorporar a su seno al mundo que es socialista a fuerza de ser cristiano», ya que «en todos los partidos europeos hay una larga tradición de organizaciones cristianas dentro de la izquierda».
En este sentido, consideró que se trata de «una fecha histórica para el PSOE» al incorporar a «una corriente interna que quiere ser una manera de ser socialista a flor de ser cristiano». «Mucha gente se hace socialista por su interpretación del Evangelio», subrayó, a lo que añadió que son «socialistas muy comprometidos y muy fieles». El eurodiputado consideró, por último, que se trata de un socialismo «muy honesto, auténtico, renovador y comprometido» al que el PSOE «no puede dar la espalda» y que «enriquece a los socialistas».
JOSÉ BONO MANTIENE SU APOYO A LA LEY DEL ABORTO
Durante el Congreso se contó con la participación de varios pesos pesados del Gobierno actual. En la inauguración estuvo Miguel Ángel Moratinos, ministro de Asuntos Exteriores, y José Bono, presidente del Congreso de los Diputados.
Para José Bono, el socialismo «necesita una renovación» y los valores cristianos son un «buen camino» para lograrla. En la conferencia de inauguración expresó también su apoyo a la reforma de la Ley del Aborto, que ya está en trámite parlamentario. El presidente del Congreso de los Diputados aseguró que «como socialista» seguirá la «disciplina de partido» a la hora de votar la norma, aunque «como cristiano», aspira a seguir a Cristo.
También pidió que el Congreso sirva para «avanzar» en la coalición entre «creyentes y no creyentes». Bono espera que «cualquier discrepancia no se entienda como traición». En este sentido, volvió a referirse a la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y criticó que aunque él no ha dicho «ni media palabra», desde parte de la iglesia católica «se anuncian excomuniones», en alusión a unas declaraciones de Monseñor Martínez Camino, que aseguró que los que voten la norma podrían estar «fuera de la Iglesia». En este sentido, Bono señaló que él, como cristiano, sigue a Cristo, «no a Martínez Camino».
DISCREPANCIAS EN EL SENO DEL PARTIDO
Bono ha sido uno de los militantes socialistas que se han mostrado críticos con algunos aspectos de la ley de plazos. Como él, el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, el también ex presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra o el ministro de Fomento, José Blanco, han criticado en repetidas ocasiones la posibilidad de que las menores aborten sin permiso paterno.
Sin embargo, fuera de los comentarios del presidente del Congreso, en la reunión celebrada en Córdoba apenas se trató el asunto de la reforma normativa. En su intervención, Moratinos se limitó a abogar por el «respeto y la tolerancia» en todo el mundo, utilizando como eje la Alianza de Civilizaciones. El programa del evento, centrado en la crisis económica y los valores religiosos, no contenía referencias a este asunto.
«ESPIRITUALIDAD» PARA SALIR DE LA CRISIS
El congreso llegó a conclusiones sorprendentes en el análisis de la crisis actual, definida como «una crisis de valores», ya que predomina el enriquecimiento rápido cuando «se necesita la espiritualidad para salir de la crisis global, la espiritualidad laica y religiosa».
Asimismo, el congreso pidió políticas públicas de justicia global relacionadas con la condonación y renegociación externa, las nuevas reglas de comercio internacional, la restauración de la deuda ecológica, la redistribución internacional de la riqueza, el desarme para el desarrollo y la educación para la diversidad y la convivencia.
Se hizo un llamamiento a favor de que el mundo occidental, la Europa de la riqueza y el bienestar, incluida España, no cierre la puerta a los hombres y mujeres que salen de sus países para dejar atrás la pobreza y la miseria en busca de condiciones de mejor vida. Por ello, se apostó por políticas de integración de los inmigrantes y a favor del reagrupamiento familiar y del arraigo.
Además se destacó la necesidad de fomentar la centralidad del trabajo en la sociedad, «por el valor del trabajo y por los intereses de los trabajadores, frente al patrono-capital, frente a la primacía del accionista y de los gestores en la economía neoliberal».
El congreso reflexionó sobre la necesidad de apostar por una economía sostenible, que defienda el medio ambiente, frente a la explotación desenfrenada de la naturaleza y en beneficio también de las generaciones futuras.
Por último, los reunidos en el congreso indicaron que la contribución fiscal es «un medio necesario para la distribución de la riqueza», ya que «el elogio de la reducción de impuestos es el arrodillamiento ante la cultura capitalista».
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