Uno de los grandes referentes mundiales en el diálogo entre ciencia y religión, sobre todo desde la perspectiva de la física teórica y la biología, ha participado en el seminario Teología de la Creación, organizado por la Facultat de Teologia de Catalunya. Es John Polkinghorne (Somerset, Inglaterra, 1930), físico, teólogo y pastor de la Iglesia anglicana, premio Templeton 2002 por el conjunto de su obra científica y teológica.
Este seminario ha coincidido prácticamente con el bicentenario del nacimiento de Charles Darwin, el 12 de febrero, y el 150 º aniversario de su obra El origen de la especies.
El físico y teólogo anglicano John Polkinghorne abona el diálogo entre fe y ciencia en el bicentenario de Darwin. Reproducimos a continuación lo publicado en “La Vanguardia”.
“FE Y CIENCIA BUSCAN LA VERDAD”
Un sonriente y amable John Polkinghorne cuenta a la Vanguardia que se toma muy en serio lo que dicen la ciencia y la fe. “Fe y ciencia –afirma- son amigas, no enemigas. Ambas buscan la verdad. La verdad es tan importante para la ciencia como para la fe. La ciencia pregunta como son las cosas. La fe pregunta por su porqué. Las religiones explican que este mundo tiene un sentido y una finalidad. No podemos disociar las preguntas del cómo y del porqué”.
“HEMOS DE DAR RAZONES DE POR QUÉ SE CREE”
El científico y creyente Polkinghorne explica lo que hay que entender por fe. “La fe – confiesa – es un compromiso con una creencia motivada correctamente. La fe tiene implicaciones en la vida diaria. La física no implica un compromiso en la vida. Yo no puedo creer en la física ni en los grandes físicos. Yo puedo creer en Jesucristo. Puedo creer en Dios tal como se ha revelado en Jesucristo. No se trata de una fe ciega, sino de una fe iluminada por la razón. Hemos de dar razones de por qué se cree. Intento dar estas razones como científico y creyente”.
“CIENCIA Y FE TIENEN LIMITACIONES”
Ahora bien, ¿tiene límites la fe? ¿Y la ciencia? Polkinghorne contesta: “Ciencia y fe miran el mundo desde perspectivas diferentes. Ambas tienen limitaciones. Si se pregunta cómo es el mundo, cómo funciona…., los creyentes han de acudir a la ciencia. La ciencia no nos da toda la verdad, pero nos da verdades. Y los creyentes que buscan a Dios se alegran de las verdades que les proporciona la ciencia. La ciencia tiene una limitación más grande que la fe. Si se pregunta a un científico qué es la música, podrá decir, por ejemplo, que es una serie de unas cuantas vibraciones en el aire. Pero la música es mucho más, posee un sentido más grande y afecta a la persona en su totalidad. Muchos científicos son conscientes de la limitación que tiene la ciencia.
“DIRÍA A HAWKING QUE LA CIENCIA NO PUEDE RESPONDER A TODAS LAS PREGUNTAS”
Pero, según Polkinghorne, otros científicos no son conscientes de la limitación de la ciencia, como Stephen Hawking, “que piensa que la ciencia puede explicarlo todo”. ¿Qué les diría a estos científicos como Hawking? “Les diría – contesta - que la ciencia no puede responder todas las preguntas. Y que no todo lo que podemos hacer debemos hacerlo. Las decisiones científicas han de estar articuladas con las decisiones éticas. No todo lo que podemos hacer desde el punto de vista científico debemos llevarlo a cabo desde el punto de vista ético. Ejemplo, la investigación sobre los embriones”.
“VIVIMOS EN UN MUNDO EN EVOLUCIÓN”
Y sobre las aportaciones de Charles Darwin, Polkinghorne comenta: “Vivimos un mundo en evolución. Estoy totalmente de acuerdo con este punto central de Darwin. La fe en la creación es compatible con la teoría de la evolución de Darwin. Desde el primer momento hubo creyentes que aceptaron con mucha satisfacción las propuestas de Darwin. Una de las personas que más lo hicieron fue Charles Kingsley, quien dijo que gracias a Darwin sabemos que Dios no ha hecho un mundo de manera instantánea o de golpe (a world ready made). El mundo está lleno de potencialidades en su interior que son efectos de la acción divina de manera que las criaturas pueden hacerse a sí mismas. Esta es la forma teológica de entender la evolución”.
“La ciencia – prosigue Polkinghorne – explica que hay momentos en el mundo en que aparecen realidades completamente nuevas. Aparece la vida cuando antes solo había materia inanimada. En sucesivos momentos aparece la vida animal, la conciencia, la autoconciencia, la conciencia de Dios. Son procesos de gran fecundidad. Teológicamente, estos pasos son expresión del mundo que Dios ha creado. La acción divina en el mundo es verosímil, pero ¿Cómo comprobarlo? Dios actúa a través de la naturaleza más que a través de cualquier otra vida como, por ejemplo, los milagros. Hay milagros, aunque son muy pocos. El más grande es la resurrección de Cristo. El milagro es, por decirlo así, resultado de una operación mágica celestial a través de la cual Dios se exhibe. El milagro es un signo de que Dios hace algo radicalmente nuevo. Dios y Jesús se encuentran en una relación única, y en la historia esto se concreta en la resurrección de Jesús, que es el signo de lo que Dios hará para todos más allá de la historia”.
VIDA DEDICADA A LA FÍSICA Y A LA TEOLOGÍA
John Polkinghorne cuenta que dedicó la primera parte de su vida, en la Universidad de Cambridge, a la física teórica y a la física de partículas. También matemático fue miembro del departamento de Matemáticas y Física Teórica al que también pertenecía el físico Stephen Hawking. Pero Polkinghorne, para quien la fe cristiana es sustancial en su vida, consideró al cabo de 25 años que tenía que reorientar su actividad investigadora, ante la sorpresa de muchos de sus colegas científicos. Comenzó a estudiar teología. Volvió a la universidad. Llegó a ser presidente del Queen’s Collage de Cambridge. Se ordenó pastor anglicano. Estuvo cinco años realizando labor pastoral en Bristol y en una parroquia próxima a Canterbury. Y confirmó que su vocación científica y teológica era y es la de dedicarse a pensar como razón y fe, mundo y Dios son compatibles. Es su principal labor desde hace 25 años.
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