Se trata de una muestra más de la vinculación entre la Iglesia Católica y el poder. El pastor y teólogo José de Segovia ha vuelto a hablar sobre la relación Iglesia-Estado en una entrevista concedida a eMision.net, en la que ha afirmado que “la Iglesia católica española quiere tener un peso y una influencia que no le corresponde”.
El teólogo y pastor José de Segovia ha explicado de forma clara cuales son las diferencias básicas de funciones entre la Iglesia y el Estado: “Los gobernantes deben cumplir su función de mantener su autoridad y responsabilidad en el orden y la justicia, y la iglesia tiene una función muy diferente, que es la proclamación del Evangelio”. El pastor también ha explicado que el hecho de que la Iglesia Católica quiera marcar las directrices del Gobierno acaba por traer mucha confusión sobre los papeles de cada institución.
El apóstol Pablo en su carta a los Romanos (cap. 13) habla de las obligaciones de la iglesia respecto al Estado y cómo hay una autoridad concedida por Dios. “A menudo existe un choque de lealtades” –dice De Segovia- “sin embargo un gobernante tiene la obligación de cumplir justa y honestamente la función que Dios le ha concedido en esta vida sea creyente o no”.
Una de los factores que trae más confusión según De Segovia, es el intercambio de papeles que en ocasiones hay entre la Iglesia Católica y el Estado: “El terreno que la iglesia debería buscar en el ámbito social es el que ha quedado en manos del Estado, y el Estado parece que a veces esté ocupando el lugar que la iglesia” –dice. “La fe puede tener un lugar en la vida del político pero la iglesia no es la que debe determinar la política de un gobierno” –reitera el teólogo.
LA FE COMO ETIQUETA
Diversos políticos del partido socialista se han confesado católicos al mismo tiempo que han cargado contra la iglesia católica y han mostrado que sus ideales están lejos de las doctrinas básicas del catolicismo, acercándose así a un simple nominalismo. “La razón por la que Dios y la fe ocupan tan poco lugar en el contexto actual es porque la fe de los ‘creyentes’ es muy poco coherente, y a veces sólo hay una etiqueta o un nombre que define una simple realidad sociológica” –dice De Segovia.
En 1998, el 83,5% de los españoles se definía como católico. En 2007, la cifra ha bajado hasta el 77%. A pesar del descenso, todavía podría pensarse que España es católica. Sin embargo, más de la mitad de los supuestamente religiosos casi nunca asiste a misa (el 56,2%) y sólo el 17% va a la iglesia casi todos los domingos y festivos, como mandan los cánones de Roma, o varias veces a la semana. Se ha pasado de un 79% de católicos practicantes en 1974 a un 24% en 2005.
EL AGNOSTICISMO Y LA INDIFERENCIA
Muchas personas se declaran agnósticas cuando son preguntadas por sus convicciones religiosas, sin embargo, más que una convicción de agnosticismo reflejan una cierta indiferencia y desagrado hacia todo aquello que esté relacionado con Dios o el más allá. La mayor parte de las personas que se han deshecho de esta postura nominalista no toman una postura beligerante en contra de la existencia de Dios, creen que quizás “hay algo” fuera de lo que ven pero, como dice De Segovia: “Sencillamente viven de espaldas a esa realidad”.
A partir de la transición política se levantaron voces de relevancia social que se profesaban agnósticas sin embargo –dice De Segovia- “esas personas seguían un agnosticismo bastante irracional”. “Por lo tanto, el término ‘agnóstico’ ha servido para definir una actitud de indiferencia en muchas ocasiones” –afirma De Segovia.
En los últimos años ha existido dos tendencias dentro del pueblo cristiano, por una parte aquellos que han derivado sus inquietudes hacia la acción social y, por la otra, los que se han decantado por la condición moral de las personas, “cuando lo que caracteriza al cristianismo novo testamentario es la predicación del evangelio” –dice De Segovia. El teólogo ha explicado que los mismos apóstoles no creían que determinadas leyes pudieran cambiar la moralidad de las personas y que simplemente la gracia salvadora de Dios podía transformar sus vidas. Sin embargo, la tendencia de obcecarse por la necesidad del cambio moral de las personas se ha introducido dentro de las iglesias evangélicas de tal forma que, aunque desde la vertiente teórica los evangélicos sólo confían en una transformación de vida sólo desde el evangelio, “de forma práctica sólo se habla de la situación moral de esta sociedad” –dice De Segovia- “como si se pudiera esperar otra cosa de una sociedad sin Dios”.
EL EJEMPLO DE JESÚS
Jesús también se enfrentó a una sociedad profundamente polarizada, como lo fue la judía en el siglo I. Un sector de los judíos aceptaba el dominio del imperio romano y su situación de opresión, manteniendo su fe al margen. Por el otro lado había un sector duro del judaísmo que buscaba la rebelión del pueblo bajo un “espíritu celota” de lucha revolucionaria contra el poder establecido, “éstos tenían su formación religiosa en el partido fariseo, que buscaba dar una solución a toda la problemática con una mayor moralidad” –dice De Segovia. Ante este panorama “Jesús no encuentra terreno en la sociedad de su tiempo donde identificar su fe, porque el mensaje que trae no tiene que ver con ninguno de estos partidos o grupos” –afirma el teólogo.
“Jesús muestra una y otra vez que el reino que va a constituir es totalmente diferente a todo lo que encontramos a nuestro alrededor; no es una cristianización del estado de cosas de nuestro entorno ni tampoco una religiosidad sino que es la vida que proviene del Espíritu, una nueva sociedad” –concluye De Segovia.
MULTIMEDIA
Pueden escuchar aquí la entrevista completa de Daniel Oval a José de Segovia en eMision.net, titulada: “
Choque Iglesia católica-Gobierno en España” (audio, 6 Mb).
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