Ya se ha aprobado el proyecto de nueva ley de Reproducción Asistida, que introduce un cambio respecto a la anterior vigente: la posibilidad de que una pareja conciba varios embriones y se seleccione a un hijo sano con el fin de ayudar a curar a otro hijo enfermo. Hasta ahora, cualquier investigación realizada sobre el preembrión sólo podía tener como finalidad el bienestar de él mismo.
EL CONTENIDO DE LA LEY
Pero con este proyecto, además de desaparecer el límite de óvulos a fecundar, se podrán generar varios embriones, hacer el diagnóstico de cuáles serán los compatibles para ayudar al hermano enfermo y, de ellos, introducir en el útero materno los que más posibilidades tengan de ser donantes y no originar rechazo. Los embriones que sobren, se irán sumando a ese enorme montón de vidas paralizadas a muchos grados bajo cero y sin proyecto reproductivo. Podríamos tener en España hasta 200.000 embriones congelados.
Traer un hijo al mundo que tal vez pueda ser de ayuda al hijo enfermo es legítimo. Pero ese debe ser sólo un ingrediente en el plan, no el motor principal. De otra manera, se entraría en el terreno de usar a unas personas, sin su consentimiento, para el beneficio de otros. Según Orlando Enríquez, “Eso es utilitarismo: la creación del “bebé terapéutico”. Por otra parte, y como bien dice Enríquez, se dejarían los embriones incompatibles en el camino.
Esto ya está haciendo en otros países. Ahora bien, el problema que se plantea es qué se hace con los "inútiles", dice Orlando Enríquez.
LA LEY Y LA PALABRA
Enríquez confronta todo esto con la Palabra de Dios, y encuentra muchas claves para pensar cristianamente sobre esto. Según él, “la vida humana no es una casualidad ni está al arbitrio de la ciencia... ni tan siquiera de los padres. Dios es el autor de la vida. Por eso somos “el poema de Dios”, como transmite el original de Efesios 2:10. De modo que nadie está aquí por casualidad, sino que, de alguna manera venimos al mundo porque Dios quiere, usando para ello a nuestros progenitores”.
Cabe la planificación familiar responsable, que no esté guiada por el egoísmo reinante hoy día, y se puede pensar en la bendición de traer un hijo al mundo que tal vez pueda añadir la bendición de ser compatible con su hermano para un trasplante, DICE Enríquez, “pero asumiendo que su bienvenida a la familia y a la raza humana será incondicional, pase lo que pase, porque la vida de los hijos pertenece a Dios desde el momento de la concepción”.
Como consecuencia, “la vida humana no se debe instrumentalizar, aunque, por desgracia, la historia está llena de momentos pasados y presentes en los que en nombre del bienestar de unos se utiliza y esclaviza a otros”.
Finalmente, desde el punto de vista científico, para ayudar a estos enfermos, “hay otra posibilidad que no se está potenciando debidamente: la creación de más bancos de sangre de cordón umbilical, en la que están contenidas células madre de las que se pueden conseguir tejidos para trasplantes. Pero apenas oímos hablar de ello y en un país grande como España sólo existen 8”, dice Enríquez.
Se podría y debería invertir mucho más en esto y avanzar en la investigación, pero no manipular, destruir y seleccionar vidas humanas indefensas en estado preembrionario. Además, está la cuestión de que, finalmente, no de resultado el trasplante de médula ósea (por ejemplo), así como los efectos psicólogicos y afectivos en el hijo que sepa que ha sido concebido como “fin terapéutico”.
Puede ver un video de la noticia de la nueva Ley de Reproducción asistida (2'5 MB) pulsando
AQUÍ. Y leer el artículo completo de Orlando Enríquez, en el que expone estas ideas
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