Hijos de esclavos, antorchas de libertad

El perdón de los familiares de las víctimas de la Iglesia Emanuel de Charleston de forma inmediata trae paz a un escenario mundial lleno de crispaciones.

Dejando hacer a la justicia su labor, los cristianos de esta iglesia evangélica han mostrado un dolor que sólo engrandece su expresión de misericordia.

Perdonar al asesino de tu padre, de tu hermano, de tu hijo. Manifestarle que sólo le desean que le alcance la gracia de Dios, que se arrepienta de sus pecados.

No hay palabras suficientes. No encontramos testimonio más efectivo. Imposible un mayor milagro que haga palpable la realidad de un corazón que ha encontrado el perdón y la paz en la persona de Jesús, el que amó hasta la muerte y más allá de ella.

Esta actitud, este mensaje, es un bálsamo en medio de redes sociales cargadas tan a menudo de odio.

Esta forma de ser no se consigue en un minuto, en un día. A veces hay quien no la consigue en toda una vida.

Pero ellos sí. Expresan que otra forma de vivir es posible.

No podemos imaginar cómo es esta iglesia, cómo influye a la comunidad de Charleston, pero a la fuerza sólo podemos pensar en una luz en alto que sirve de referencia a quienes viven a su alrededor.

Todo nuestro homenaje a estos discípulos de Jesús. Que seguro que no son perfectos. Que se equivocarán en ocasiones.

Pero que han dejado que un amor infinito les llene los corazones, y les cale hasta los tuétanos la verdad de la Palabra revelada (“amarás a tu enemigo”).

Dios bendiga y de paz a los familiares, los hermanos de estos hombres y mujeres asesinados mientras oraban junto a su asesino. Incluso, creo, estoy convencido de que orarían por él.

Morir a manos de quienes te odian sin ningún sentido. Perdonar sin esperar más que ser como el Padre que está en los cielos, y que hace salir el sol sobre buenos y malos.

¿Puede haber un mensaje más inmenso, más estruendoso, más convincente de la realidad de Jesús?

Los descendientes de aquellos esclavos negros de Carolina del Sur que abrazaron la libertad que venía de Jesús, son hoy los portadores del perdón y la esperanza para un pueblo en oscuridad.

Que Dios os bendiga.