El Partido Popular ha ganado por amplia mayoría las elecciones generales en España este pasado 20 de noviembre. Les felicitamos por ello.
Ahora bien, queremos hacer un análisis de los resultados que nos ayuden a encuadrar y entender lo ocurrido; y a partir de ahí atisbar el futuro necesario, un futuro entre perfecto e imperfecto que entre todos construiremos.
En primer lugar ¿un voto de confianza de los españoles? Sin duda. Pero no mayor que otras veces, ya que el PP no ha traspasado su techo electoral de otras ocasiones de éxito. Lo cual significa que en realidad ha sido una debacle del PSOE (al que dedicaremos D.m. otro Editorial como futura oposición).
Una debacle del PSOE que se ve claramente en que no ha existido un traspaso mayoritario de sus votos al PP, sino en el aumento del resto de partidos “de izquierda”. Sin olvidar que ha aumentado el número de quienes se abstuvieron respecto a las anteriores generales (a pesar de ser unas elecciones que mantenían una especial sensibilidad por la trascendencia de la crisis económica).
La abstención ha sido del 28,31% frente al 26,15% de los comicios generales anteriores. Estos datos suponen una caída de la participación de dos puntos respecto a la media de las últimas siete elecciones generales.
Es más,
los votos de646.488 españoles han sido o bien nulos o en blanco. Si sumamos ambas opciones l
a cifra representaría un 2,66% del total o el equivalente a la sexta fuerza política al Congreso. Por otro lado la opción del
voto nulo ha experimentadoun repunte notable, al haberse contabilizado 315.590 votos nulos, lo que supone un 1,29%, mientras que en los comicios de 2008 el porcentaje fue del 0,64%.
El voto en blanco se ha visto también incrementado, ya que 330.898 personas se han decantado por él, alcanzando el 1,37% del total de votos, frente al 1,11% de las anteriores elecciones.
CONCLUSIONES
¿Qué significa todo esto desde nuestra perspectiva y análisis?
Que
muchos votantes no han tenido a quién votar, absteniéndose o votando en nulo o en blanco. Que
muchos votantes del PSOE le han “castigado” abandonándole en caída libre, pero no votando al PP. Y en definitiva, que
el PP ha sido designado casi por eliminación o por resignación como el único que tenía opción de sacar este país adelante en las circunstancias actuales.
Por todo ello, como reza nuestro titular el PP recibe un préstamo, no un cheque en blanco. Esto supone e incluye que serán seguidos en su actuación en la racionalidad en las necesarias y esperadas medidas laborales y económicas, en el trato de lo público (educación y sanidad espeicalmente), en la atención a los desfavorecidos (marginados, dependientes, parados), y en el control de la corrupción propia y ajena, como aspectos principales sin ser los únicos.
LOS PROTESTANTES Y EL PP
En el aspecto concreto del protestantismo, y con la encuesta de Protestante Digital como referencia, el porcentaje de no votantes, dudosos o abstenciones sube a casi un 26% (25.9), el PP no alcanza el 35% de votos, y el PSOE cae hasta el 12.5%.
Esto supone que
existe entre los evangélicos una gran desconfianza en el PP. ¿Por qué? Al margen de cuestiones personales de cada cual, creemos que
por la gran desconfianza que genera su vinculación con el catolicismo jerárquico y más rancio de la jerarquía católica española. Si al PSOE se le echa en cara que no avanzase en una Ley de Igualdad religiosa, al PP ni se le espera en este sentido. Es más, los cierres de templos evangélicos se han centrado de manera mayoritaria en Madrid (PP) y Cataluña (CiU, socios naturales del PP), que dan una imagen negativa del futuro de la libertad religiosa en nuestro país.
Y este tema de la libertad es vital. Aunque haya leyes más morales (que habrá que verlas), si no hay libertad de nada sirve. La libertad no es la meta, la libertad es el camino. Ya tuvimos leyes morales con el nacional-catolicismo y los protestantes españoles sólo recibimos golpes, trato injusto, vejaciones y limitaciones en nuestra libertad, incluyendo la de predicar el Evangelio.
Sin duda hay que dar una opción, los cien días de Gobierno, antes de ofrecer opiniones formadas. Pero también sin duda hay miedo y preocupación. No en vano se están moviendo encuentros que buscan aunar fuerzas de instituciones, denominaciones y plataformas para una posible actuación conjunta si llega el caso.
Porque desde el respeto al otro,
creemos que ha llegado el tiempo de alzar la voz. De caminar con dignidad sin pedir favores que son derechos. Sin callar ante ser tratados como ciudadanos de segunda clase en nuestro propio país. Y esto el inminente Gobierno del PP estamos seguros que debe saber encauzarlo, o si no enfrentarlo. Esperemos que sea lo primero.
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