En primer lugar; aún antes de demostrarse que eran ciertas las acusaciones muchos de los medios y comentaristas olvidaron el derecho a la presunción de inocencia, convirtiéndolo en presunción de culpabilidad. Una falta grave de justicia y respeto a la verdad y la persona.
En segundo lugar, entrando en las reacciones, y
sabiendo ya que es cierta la infidelidad homosexual de Haggard, están los que parece que esperaban con toda su alma que algo así ocurriera.
CELIBATO Y MATRIMONIO
En este grupo lamentamos la presencia y demagogia de algunos comentaristas y medios católicos, que han aprovechado para defender el celibato sacerdotal obligatorio señalando con un dedo a la "inmoralidad protestante" representada por el “no célibe” Haggard.
En cuanto al celibato sacerdotal obligatorio, lo de menos es que el matrimonio no sea un seguro de moralidad sexual. Esto ya lo sabemos todos. El problema es que la Biblia en ninguna parte enseña (más bien condena) que se prohiba la libre decisión de casarse o no a cualquier cristiano, incluyendo los obispos o pastores (la única condición es que –en caso de ser varón- no tengan más de una mujer, y damos por sentado que lo mismo a la inversa).
Y desde luego sin ninguna duda, además, el imponer un celibato forzoso no es un factor que ayude en nada a la continencia y la moral sexual.
LA INMORALIDAD
En cuanto a la inmoralidad de los cristianos, es evidente que un líder como Haggard tiene una enorme responsabilidad, y que sus errores (o pecados, en lenguaje "clásico") son un tropiezo y un evidente mal testimonio.
Sin embargo, precisamente lo que la Biblia no hace nunca es ocultar los errores (pecados) de los seres humanos que aparecen en los relatos bíblicos. Incluidos el
adúltero y
asesino rey David; y el
cobarde e
infiel discípulo Pedro. Y a pesar de eso, a estos dos personajes mencionados no se les llama hipócritas o falsos; sino que se les considera grandes hombres de Dios, aunque cometieron terribles equivocaciones.
¿Por qué? Porque se arrepintieron de sus actos y cambiaron su actitud y conducta, un derecho humano y espiritual que no puede negarse a nadie.
Dicen que las instituciones ideológicas –entre ellas las cristianas- rematan a sus propios heridos. No debe ser así en el auténtico cristianismo. La frase de Jesús a la mujer adúltera -ante sus acusadores que querían lapidarla- aún resuena en los oidos de la conciencia de los fariseos de todas las edades:
“Yo tampoco te condeno, vete y no peques más”.
Aún siendo cierta la acusación que se ha hecho a Haggard, apliquemos esta enseñanza indivisible de Jesús: Perdón al que yerra frente a la justa condena y consecuencia de sus actos, y exhortación a no caer de nuevo en el error.
Tanto la falta de perdón como el querer defender el error alegando que todos somos humanos supondría alejarnos de la verdad que Jesús enseñó.
Hay quien habla de la guitarra moral de una sola cuerda que tocamos los cristianos evangélicos a la hora de los pecados sexuales, pasando por alto el resto de inmoralidades, y tiene en parte razón. La diferencia entre esta postura y la nuestra es que aquella querría una guitarra sin esa cuerda; y la Biblia defiende una guitarra con todas las cuerdas, para poder entonar adecuadamente la ética de Dios, sin desafinar ni ser comparsa de otro tipo de moral.
MULTIMEDIA
Pueden escuchar este Editorial en
audio AQUÍ (audio, 1 Mb)
Pueden ver también un
video (en inglés) con un reportaje de la noticia, las declaraciones de Mike Jones y las de Haggard pulsando
AQUÍ (6'7 Mb, hecho el 4 de noviembre de 2006)
Finalmente, pueden escuchar una entrevista (audio, 5 Mb) a José de Segovia -periodista, teólogo y escritor- sobre "Ted Haggard, ¿hipócrita o cristiano caído?"
AQUÍ
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