Bytes y almas

BYTES
En la web de audio y video eMision.net llevamos este año 150.000 visitas, con 61 Gigas de descarga los dos últimos meses (octubre y noviembre de 2005) y un total de 510 Gigas en lo que va de año (comenzando por los 8 Gigas de enero de 2005, ¡la de bytes que han llovido desde entonces).
Protestante Digital mantiene su evolución estable, con cada vez mayor volumen de lectura (14 Gigas y 110.000 páginas vistas en noviembre de 2005 frente a 7 Gigas y 79.000 páginas en enero del mismo año).
La Agencia de Comunicación protestante (ACPress) ha superado las 11.200 suscripciones (ya son más de tres mil sólo para la sección de Internacional). Recordamos que estas suscripciones son gratuitas pero por petición expresa, y que se dan de baja automáticamente los correos-e que no son funcionantes, o por petición del suscriptor.
Y por último, acaba de nacer el más joven de los proyectos: Suburbios.net. Desafiante, alegre y desenfadada revista juvenil trimestral, que está siendo muy solicitada en sus primeros pasos.
Y hay mucho más preparado. Estamos seguros que les sorprenderemos en 2006. Pero no queremos adelantarnos. Se lo contaremos a partir de la segunda semana de enero de 2006.
ALMAS
Lo que sí queremos resaltar es lo que consideramos más importante, por encima de las cifras, y que un empresario llamaría capital humano. Pero que nosotros consideramos un tesoro: las personas que semana a semana se esfuerzan para que esté preparada, bien vestida y con contenido cada página y cada rincón de todo este huerto digital que cultivamos. Casi cien almas ya, cada una en su lugar, fieles, aportando lo que ellos saben que pueden. Muchas historias vivas que contar detrás de cada letra, de cada imagen, de cada columna o cada cambio. Y llevamos tres años.
Nos queremos, discutimos, tenemos diferencias y encuentros, pero sobre todo amamos al niño y al hombre que en este tiempo se recuerda tanto, y que es el mayor capital humano de toda la historia: ¡El sí que sabía programar! Y escribir de manera sorprendente y nueva (a veces con renglones torcidos, es cierto). Todo megagigas de amor, miriadas de kilobytes de sinceridad y hasta con un efecto flash de locura cuerda (¿a quién se le ocurriría voluntariamente morir torturado para salvar a un enemigo?).
Cifras, datos, megas, circuitos… Pero no es un Frankenstein esto que vivimos. Es un hombre nuevo que en este mundo, cada vez más revolucionado y más viejo, es capaz de ver al invisible, y seguir a Jesús en medio de los bytes y las almas que nos rodean.
¡Les esperamos en éste año 2006 de nuevo… si Dios quiere!