Apocalipsis `for ever´

Junto al “Coloso en llamas” del 11S en New York, y los atentados terroristas “de película” en Madrid (11M) y Londres (11J); hemos vivido los terribles “tsunamis” ya anunciados en diversos films; y las cintas de catástrofes diversas relacionadas con tifones o huracanes plasmadas en la realidad dolorosa de Nueva Orleans, y que en el día de ayer por unos momentos sobrevoló España de manera inusitada.
La gran y pequeña pantalla han anunciado también plagas mundiales, que en parte se hicieron realidad con el SIDA (en parte, porque en contra de los temores iniciales, los mosquitos no transmitían la infección: de haber sido así, la humanidad entera estaría en una terrible situación).
Pero ahora llega la gripe aviar. Su paso al hombre no es la primera infección animal que ha realizado un salto entre especies, pero es un aviso del frágil equilibrio que vivimos. Y en especial, es una advertencia de que la globalización actual nos convierte a la humanidad entera -más que nunca- en una aldea. Antes las tragedias sacudían regiones; ahora –en lo económico, político y sanitario- nos envuelve a todos. Las guerras mundiales fueron el primer aviso de estos “dolores de parto” del planeta Tierra.
Vivimos en una falsa seguridad como si lo que vemos fuese eternamente estable. Como si el mundo conocido estuviese bajo el completo control del hombre postmoderno, que ve en Dios un accesorio de lujo o de ilusión más o menos necesario. Menos mal que (a la inversa) Dios no nos ve como accesorios, sino como el centro de su creación y de su mensaje de amor y sacrificio.
La realidad –tal y como expone la Biblia- es que Dios, por encima de sociedades, poderes políticos y avances científicos, y de las propias ideas religiosas, sigue siendo el Señor y dueño de la Historia, con mayúsculas.
Aquellos que, además, le hemos hecho Señor de nuestra “historia” (con minúsculas) vivimos tranquilos y optimistas en medio de cualquier circunstancia: viviremos eternamente con Él, después de ese salto que se llama muerte. En todo caso, nos preocupa y nos duele el destino de todos aquellos que viven ajenos a la realidad de Dios e inmersos en las falsas seguridades de nuestro tiempo.
El Apocalipsis `tomorrow´ es el Apocalipsis `yesterday´ para Dios. Y algún día (no se sabe cuándo ni cómo, pero se ve cada vez más cerca) será el Apocalipsis `now´ para los seres humanos. ¿Quieres confiar en Dios? Coge su mano. Es fácil de reconocer: sus muñecas están atravesadas por la huella de los clavos aceptados voluntariamente por amor a ti y a mí, para salvarnos del Apocalipsis `for ever´.