“Sinfonía breve”, en donde alude al profeta Jonás, fue leído y releído, disfrutado al máximo y fotocopiado para no perder el hilo de su aportación instalada de manera inmediata en la memoria.
Escalera al asombro
ningún ángel
podrá detener
tu fatigado ascenso
hacia la profundidad[1]
O.S., “La escala de Jacob”
Eran los años de los estudios teológicos: alrededor de 1985 o 1986, la profesora Mirella Medrano prestó un número de la revista cultural Aurora, impresa en Israel. Fue toda una sorpresa entrar a ese mundo de palabras y perspectivas aleccionadoras por los nombres nuevos y el horizonte de diálogo firme y abierto. Para entonces, la avidez personal por la poesía, y en especial la latinoamericana, ya no tenía límites. El acopio de autores/as iba en un aumento irrefrenable y paradisiaco, pues cada poeta, cada libro, marcaban un rumbo pletórico de posibilidades. En esa revista extraña destacaba el nombre, más extraño aún, de Oded Sverdlik (Buenos Aires, 3 de septiembre de 1938), poeta argentino judío con un texto inolvidable: “Sinfonía breve”, en donde alude al profeta Jonás, que fue leído y releído, disfrutado al máximo y fotocopiado para no perder el hilo de su aportación instalada de manera inmediata en la memoria. Aún no se había leído a Yehudá Ha Leví, Yehuda Amijái, Alejandra Pizarnik, Héctor Yánover o Juan Gelman que producirían tanta pasión.
Tres sucesos se agregaron a ese encuentro inicial: primero, la venida de Sverdlik a México al III Encuentro de Poetas del Mundo Latino organizado por Marco Antonio Campos, un gran evento minoritario y atrayente a la vez, que permitió conocerlo de viva voz, una voz lejana e inesperada, pero sumamente cercana al saber de su periplo vital y su orientación religiosa, casi lógica, filtrada y transfigurada por un amor compartido hacia la palabra poética. Allí se supo que se estableció en Israel desde los años cincuenta y que compartió con sus contemporáneos el esfuerzo por hacer crecer al país, un fenómeno que sucedió con cierta frecuencia en diversos países no sólo de América Latina.
[photo_footer]Página del Periódico de Poesía, 1989.[/photo_footer]
En segundo lugar, la fantástica revista Periódico de Poesía incluyó en un número de 1989 “Sinfonía breve” y otros tres textos (“En la pajarería”, “Estadística” y “Octubre”) que se leyeron de manera disoluta y hasta ansiosa. El estilo sentencioso y versicular de evidente origen bíblico dominaba esa voz pausada, pero persistente, tranquila pero también incisiva, un auténtico homenaje al idioma que conoció desde su niñez.
Finalmente, tres años después de su presencia en el Encuentro, en el stand venezolano de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, como parte de la colección Altazor de Monte Ávila Editores llegó una antología de Sverdlik con prólogo de José Balza: Brindis, publicado en 1990, es decir, casi salido de la imprenta. Aquello fue otra verdadera revelación: allí estaba “Sinfonía breve” como parte de los poemas tomados de algunos libros: el primero, Las hambres consumadas (1961, firmado como Enrique Sverdlik), luego otros en español, Los jinetes en la pupila (1980) y Ventanas en la erosión (1986), en hebreo, como explica Balza. Otros de sus libros son: Las tremendas decisiones (relatos, 1964), Memorias del transeúnte (1970) y Hombre a la intemperie (1974). Ya avecindado en Israel siguió publicando (Territorio desconocido, relatos, 1972; Al final de la miel, 1992, Círculo primordial, que dejó inconcluso.[2]
Balza refiere algunos avatares de Sverdlik en Israel escritos por él mismo como inicio de su prólogo, y añade más adelante: “…su vivencia de la realidad inmediata y una acuciosa inclinación sobre el pasado judío, invaden la sensibilidad y la conciencia del poeta. Cierto que en su obra aparece el mar, pero igualmente lo absorbe el ‘reino del espejo incandescente’: el desierto”.[3] Y cita a Mario Wainstein:
Sverdlik es un caso especial. Es el único latinoamericano que conquistó un lugar de privilegio en las letras hebreas con su propia poesía. […] Examinado como poeta hebreo, Sverdlik deja traslucir un aire foráneo, una metáfora asociada siempre a lejanías, la vastedad (el mar, tema tratado con originalidad, convertido en uno de los motivos centrales de su obra), un aire, en definitiva, diferente al que se encuentra por lo general en la poesía hebrea autóctona. Ese aire es posiblemente la más grande contribución de Sverdlik a las letras hebreas.[4]
En opinión de Eliahu Toker, quien lo incorporó en una importante antología de poesía judía, su última producción fue “notablemente superior a su etapa castellana”.[5] En ella aparecen dos textos: “Cuando un barco zarpa” y “Si”. Al acercarse a esta magnífica recopilación, sumamente abarcadora, es posible hallar las coordenadas cronológicas, ideológicas y hasta estilísticas en las que se ubicó Sverdlik como parte de la poesía castellana y latinoamericana. Verlo al lado de contemporáneos/as suyos como Santiago Kovadloff (autor de la nota sobre poesía judía latinoamerticana), Tamara Kamenszain, Angelina Muñiz, Pizarnik, Yánover o Kozer permite apreciar la forma en que la tradición judía se ha anclado y mezclado orgánicamente con la cultura del continente. Sverdlik claramente antecedió lo que después han hecho, desde México, poetas como Esther Seligson, Gloria Gervitz, Becky Rubinstein y Myriam Moscona. Ellos/as fueron precedidos por nombres como los de Jacobo Glantz y José Rabinovich.
Ya con posterioridad, al indagar más sobre su trabajo, fue posible encontrar otras composiciones en la Biblioteca Virtual Cervantes, gracias a que los publicó en Cuadernos Hispanoamericanos en enero de 1968 (“La semana”, siete poemas) y en abril de 1987 (cinco textos), así como varias notas sobre su trabajo literario y periodístico. En 1988 recibió el Premio Levi Eshkol y en 1992 representó a Israel en la Feria del Libro de Bogotá para luego viajar por diversos países del continente americano. En noviembre de 1993 dedicó una semana a su creación poética y a su trabajo como traductor que fue vasto; el número de autores españoles y latinoamericanos que tradujo es enorme, más de 30. Fue considerado el mejor traductor de poesía hebrea y castellana de su época por Wainstein. En noviembre de 1994, la Academia Mexicana de Literatura lo nombró Miembro de Número. Falleció inesperadamente en 1996, recién nombrado secretario del PEN Club de Israel. Ya no fue posible que asistiera a la Feria del Libro de Guadalajara en noviembre de ese año.[6]
De 2018 es su selección de poesía israelí en la revista de poesía de la Universidad de Carabobo, Venezuela, que incluyó dos textos suyos (“El hijo perdido”, “Supongamos”). Como parte de la introducción, escribió estas atendibles palabras acerca de la poesía escrita en hebreo y la traducción como una especie de testimonio de su labor creativa en ambos campos:
Una lengua no se limita a ser un simple medio de comunicación, sino que es el fiel interprete de una filosofía, de una historia que culmina en apretada síntesis, de un modo de pensar y hasta de callar. El hebreo es un idioma de estructura compacta, con tendencia a la economía expresiva. A veces apocopadas sílabas convirtiéndolas en una sola, directo ahorro de sílabas. En otras reafirma una situación o una categoría uniendo dos sinónimos. Esa característica tiene directa influencia en el modo de decir las cosas y obligatoriamente forzará al traductor a ejercicios de malabarismos lingüísticos, con escollos insalvables por momentos.[7]
A ello añadió su visión de la base cultural de la poesía, algo que le interesó profundamente, lo que denominó la “cultura del idioma” para referirse al sustrato del que brotan las palabras con fuerte significación:
Mas no solo la estructura de la lengua pesa en este caso, precisamente por tratarse del pueblo judío, con una historia nada lineal, con un desarrollo cultural definido por las fracturas situacionales, con expulsiones y regresos del y al país de origen. Cierto, la primera base cultural será la bíblica, la talmúdica, la de los exegetas, pero no podrá desconocerse la presencia del arameo circundante, engarzado en la lengua como habitante de una misma casa. Y, luego, las mutuas influencias con pueblos y naciones contactados en su largo deambular (a veces influencias dentro de otra influencia, como el ineludible caso de los poetas judíos en la España del Siglo de Oro). Así es que hoy, la nueva poesía israelí recupera sus propias fuentes para combinarlas con los lejanos cantos de Persia, del Magreb, de España, de la Europa Central, del Oriente todo. Pero, además, con líneas que enlazan a Rusia con el mundo anglosajón y que hallan su cauce dentro de la interpretación autóctona de los israelíes. Idioma, historia, tensión y síntesis intercomunitaria, agreste y candente paisaje, mirada hacia allende la frontera son características que juegan en el quehacer del poeta hebreo.
Cerramos con una pequeña selección de poemas representativos en donde las asociaciones son palpables y el flujo del verso conduce en la lectura a través de universos no siempre luminosos, pero atrayentes por sí mismos.
Sinfonía breve
El mar es absoluto
Hasta allí donde alcanzan los ojos
el Mediterráneo estalla en espuma,
trepa las márgenes sangrantes de la ilusión,
se hace caricia sobre el costado más
desprevenido de la /mente
sube
sube
sube
por las paredes de la eternidad
volcando en nuestros labios la palabra amiga,
remanentes de sales que guardan la ceniza
de un llanto suspendido,
la oración de los pájaros nutriéndose en la tarde
las quebraduras de una noche que se vuelca
en la espalda del hombre que hunde en sus bolsillos
las ilusiones plenas de su cuerpo otorgado.
El amanecer borrará sus huellas para siempre
al primer golpe de ola, de un hachazo,
con un beso infinitesimal en tantas aguas.
Bestias seculares que le agitan el lomo
hacen del viento anillos jardines furibundos
sistema de nostalgias que mueren en la costa,
caballos alados que cubre el vacío,
música plateada de gotas asonantes.
Mil aullidos pausados naciendo de su pecho
dibujan las venas de tus rutas borrachas,
levantando fantásticas cabezas del abismo
hacia las chispas de un magro ejército de luces.
El mar inventa el horizonte a diario
aunque esa nave le acuchilla el vientre,
le molesta su historia de naufragios,
su reinado total en la tormenta.
El mar enarbola su azote, su paciencia,
sabe que Jonás será escupido a su orilla.
Si
Si pudiéramos elegir las piedras
para construir nuestra ciudad nuevamente
Si pudiéramos elegir la piel
para construir nuestro cuerpo de nuevo
Si pudiéramos inventar
la piel para nuestra ciudad
las piedras para nuestro cuerpo
la piel para las piedras
de la ciudad que cubre
nuestro cuerpo
El fundamento
Regresar a las asoladas materias
que los pies supieron en su marcha
guijarro arrojado al mismo centro
del sopor de las aguas estivales
para tocar el fondo del origen
Ejército de alfileres que clavan nuestros dedos
a esta tierra terca
amante infinita
Magnitud
Después vendrá la noche
su silenciosa lluvia
de barro fantasmal
y esa montaña plena
con su abdomen de hielo
quedará tras la puerta
de la cena sin luz
Después vendrá la noche
tan después ¿y ahora?
hay un bocado de humus
Afila ya tus dientes
la harina es todo un salmo
El hijo perdido
El primogénito
de Eva y el reptil
es la misma criatura
que supo matar
en noches de tinieblas
su propio lado opuesto
para insuflarle vida
al flanco oscuro de la luna
Desde entonces
un perro eremita
dispara aullidos
cargados de fulgor
en las oscuras noches
Desde siempre
[1] O. Sverdlik, Brindis. Caracas, Monte Ávila, 1990, p. 170.
[2] Cf. “Oded Sverdlik”, en www.encyclopedia.com/religion/encyclopedias-almanacs-transcripts-and-maps/sverdlik-oded.
[3] J. Balza, “Prólogo”, en O. Sverdlik, op. cit., p. 9.
[4] Ibid., pp. 9-10.
[5] E. Toker, sel. y pról., Panorama de la poesía judía contemporánea. Celebración de la palabra. Buenos Aires, Mila’ Editor, 1989, p. 12.
[6] Cf. Becky Rubinstein, “Oded Sverdlik en México, miembro de número de la Academia Mexicana de Literatura”, en Enlace Judío, 15 de abril de 2015, www.enlacejudio.com/2015/04/15/yom-haatzmaut-oded-sverdlik-en-mexico-miembro-de-numero-de-la-academia-mexicana-de-literatura/
[7] O. Sverdlik, “Estudio crítico y muestra poética”, en https://poesia.uc.edu.ve/voces-de-la-poesia-israeli/
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o