Gallegos ha dado a conocer un comentario del libro de los Proverbios de orientación completamente pastoral y encaminado a contribuir al reforzamiento de la vida familiar.
...el Proverbista logra resultados. Trabajó para el más grande: Dios. Y su trabajo sigue vigente.
El esfuerzo es inútil si no da resultados. Solo se es sabio si se ven los resultados de vivir sabiamente. Solo se es justo si hay resultados de justicia. Si bien es cierto que Dios ve las intenciones, también es cierto que valora el resultado. En todo caso, al rey más importante al que hay que servir, es a Dios.[1]
S.G.
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Como ya se ha dado testimonio en estas y otras páginas,[2] Samuel Gallegos es un personaje sui generis en el protestantismo mexicano, pues además de ministro de culto es actor profesional, compositor y cantante (algunos de sus sermones los acompaña con melodías originales), y practicante de artes marciales. Ahora mismo se está estrenando como escritor pues ha dado a conocer un comentario del libro de los Proverbios de orientación completamente pastoral y encaminado a contribuir al reforzamiento de la vida familiar. Con esto se ha sumado a un selecto grupo de estudiosos mexicanos que han trabajado ese libro sapiencial, Edesio Sánchez Cetina y Alfredo Tepox entre los más recientes. El primero, con un volumen publicado por las Sociedades Bíblicas Unidas (Sabiduría para vivir, 2011), y el segundo, ya finado, con la breve sección de un comentario que no alcanzó a completar y que forma parte de En la escuela de la Palabra. Textos escogidos. Entre las escasas ofertas en español, a excepción de las consideradas como obligadas están: Luis Alonso Schökel y José Vílchez, y Víctor Morla; en el Comentario bíblico latinoamericano el trabajo estuvo a cargo del brasileño Gilberto Gorgulho. El fallido intento de Marcelino Ortiz está ya muy lejano.
El libro de Gallegos anuncia desde su título el interés que domina su enfoque y contenido: 35 días de por vida con la sabiduría: un comentario al libro de Proverbios, que lo aleja de una perspectiva meramente académica o centrada en la exégesis erudita. Por el contrario, asume una visión más práctica sin dejar de referirse, cuando se requiere, al vocabulario y a los giros del idioma original. Como lo demuestran Sánchez Cetina y Tepox en sus respectivos trabajos, la actualidad del horizonte sapiencial es indiscutible y aunque el carácter fragmentario del texto bíblico dificulta un tanto la continuidad estructural para apropiarse de su mensaje.
[photo_footer]El autor en la presentación del libro.[/photo_footer]
El atinado prólogo estuvo a cargo de Víctor Hernández Ramírez, de la Iglesia Evangélica Española, quien destaca las virtudes del esfuerzo de su amigo al advertir el tratamiento del texto que va acompañado, invariablemente, de una oración que concluye cada capítulo de la obra. “Se trata de una serie de reflexiones que tienen la garantía de que el autor es altamente competente para el análisis del texto hebreo, pero que no se pierde en los aspectos técnicos de la exégesis. Nos ofrece el contexto necesario para entender lo que nos dice Proverbios y lo trae a nuestro propio contexto contemporáneo” (p. 20). Ése es uno de los grandes méritos del libro: utilizar los recursos gramaticales y lexicográficos como telón de fondo para proyectar una reflexión de aplicación práctica dirigida los creyentes comunes, no a los especialistas.
Por su parte, David Robledo, director general de Mankiewicz, México, sintetiza bien las características del comentario: “Bien podría considerarse un devocionario, pero también una referencia resumida —eso sí, muy bien digerida— de temas tan relevantes como la justicia social, la honestidad, la honra a los padres y las relaciones humanas” (p. 18).
Gallegos, quien hace poco escribió una interesante y provocadora paráfrasis de I Corintios 7, muy en la línea del comentario de Proverbios, ha estado ofreciendo cursos sobre una nueva visión de la vida matrimonial (“El matrimonio a la luz de la Biblia y la historia: un diálogo con la realidad mexicana”) lo que le permite una sana familiaridad útil como se ve para afrontar un libro completo que implica un enorme esfuerzo interpretativo y analítico.
En la introducción, Gallegos explica su proyecto claramente: “Mi pretensión es que este libro te ayude a entender la manera en que Proverbios habla de la sabiduría y es mejor si lees este libro y lo platicas en familia. Así que, para mis comentarios y mis reflexiones, he seguido un criterio muy sencillo: analizar cómo piensa el Proverbista, tratar de aclarar a qué se refiere, hacerlo evidente, reflexionarlo un poco y relacionarlo con nuestra manera de pensar hoy en circunstancias similares” (p. 30). Esta “pretensión” aparentemente sencilla y sin aspavientos le sirvió para exponer el contenido de una obra tan citada en versículos sueltos mediante panoramas que permiten apreciar el desarrollo del texto.
Su explicación de lo que son los proverbios desde sus raíces hebreas es ejemplar:
La palabra hebrea mashal se traduce como “proverbio”, que también puede ser traducida como: refrán, parábola, enigma o ejemplo; y puede ser traducida de todas estas maneras, porque todo eso abarca el significado de mashal.
Por ejemplo, Jesús enseñaba con mashalim (plural de mashal), es decir, con parábolas. También, si han leído el libro de Proverbios, se habrán dado cuenta de que contiene muchos mashalim, o sea, refranes o dichos.
Además, se pensaba que el mashal contenía jidim, que es la palabra hebrea para decir “enigmas”. Esto significa que se consideraba que los mashalim tenían cosas escondidas o acertijos que debían ser revelados.
Finalmente, el mashal estaba tomado de la vida real; no eran enseñanzas de escritorio o teóricas, sino aprendizajes extraídos de experiencias de vida y, por lo tanto, se les consideraba ejemplos (pp. 33-34).
La perspectiva de enseñanza, orientadora para los lectores imberbes a los que alude muchas veces el texto, también es recuperada por Gallegos y la anuncia como su propia meta a la hora de comentar, interpretar y aplicar el contenido de todo el libro:
Así que, lo que vamos a leer y a comentar sobre el libro de Proverbios, es la recopilación y puesta en libro de una forma de enseñanza, para explicar conceptos complejos, ideas difíciles, en un lenguaje simple y didáctico y que son fruto de la experiencia de vida de un pueblo.
Es más, estoy seguro de que, si tuviéramos la oportunidad de juntarnos para hacer un taller de proverbios, cada uno de nosotros aportaría alguna sentencia que tenemos y que hemos dicho en ciertos, como resultado de nuestra experiencia personal. Seguramente escribiríamos un buen libro de proverbios para la vida actual (p. 34).
Con todo esto en mente, Gallegos acometió la tarea de extraer las enseñanzas de los Proverbios a fin de trasladar hasta este tiempo su búsqueda de que la sabiduría se manifieste en la vida cotidiana de las personas, pensando especialmente en los jóvenes y en las situaciones que enfrentan las familias de hoy. De ahí el énfasis trabajado en varios lugares de la obra
Concluye este primer abordaje al libro con el final de la primera oración, cada una de las cuales también amerita comentarios aparte:
Que nada me alegre, ni me entristezca, más allá de lo que me lleve hacia ti, allá donde quiero llegar. Que no desee ni tema no agradarle a nadie que no seas Tú. Que todo lo perecedero se vuelva vil ante mis ojos por Ti, Señor, y que todo aquello que te toque sea amado por mí; pero Tú, mi Dios, lo serás más que todo. Que yo no desee nada más que no seas Tú.
Concédeme, Señor Dios, una inteligencia que te conozca, una complacencia que te busque, una sabiduría que te encuentre, una vida que te complazca, una perseverancia que te espere con confianza y una confianza que, al final, te posea (p. 37).
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[1] S. Gallegos, 35 días de por vida con la sabiduría: un comentario al libro de Proverbios. Tacoma, Barker Books, p. 170.
[2] Cf. L. Cervantes-Ortiz, “Diálogo con Samuel Gallegos sobre el monólogo basado en Lutero o el criado de Dios, de Francisco Prieto”, en Protestante Digital, 17 de noviembre de 2017; e Ídem, “Samuel Gallegos: de la iglesia a la pantalla”, en Boletín Informativo, Centro Basilea de Investigación y Apoyo, núm. 20, octubre-diciembre de 2005, pp. 15-16.
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